Basta

161 25 5
                                    

Namjoon

Mi día no pudo iniciar de la mejor forma que mi madre gritando que llegaría tarde al instituto. Si, era de esperar. O sea, ¿no haber dormido en toda la noche haría que me despertara a tiempo? Si, claro, como ustedes diga.

- ¡KIM NAMJOON! -gritó.

- ¡Que estoy despierto! -dije corriendo hacía el baño para darme una ducha caliente.

- ¡SI NO FUESE QUE TENGO QUE IR A TRABAJAR TE GOLPEARÍA!

- Y que estoy en la ducha...

- ¡APRESURATE!

- Por favor, mama, cálmate. Terminarás dañándote.

- No seré la única que saldrá dañada en esto.

Suspiré.

- Te dejé el desayuno en la mesa y más te vale que te lo comas.

- Si, mamá.

- Ni te quejes de que está frío. Estará peor si sigues atrasándote.

- Joder -susurré.

Si me hubiese escuchado de más me habría gritado y me habría gritado y buscado la llave de la puerta para entrar al baño y darme golpes con la escoba, pero agradezco que le quedan tres minutos para irse.

- ¡YA ME VOY!

Me lavé el cabello, sin contestar.

- ¡DESPÍDETE!

- Adiós, mamá.

-¡Que tengas un buen día! -y se largó.

Y así era siempre: la mayor parte del tiempo se comportaba como una dulce madre que todos desearían tener, pero cada madre tiene su debilidad y la mía era que tenía que gritar y perder los tornillos de vez en cuando. A veces se dejaba llevar por sus instintos y dejaba de lado esa voz dulce para utilizar su demonio interior.

Puede que fuera de casa sea respetado, querido y temido de vez en cuando por mis peleas instintivas, pero dentro de casa, yo esa un simple plebeyo en el reino de mi madre.

Al salir del baño revisé el reloj: Quedaban veinte minutos para entrara al instituto.

Que mierda.

Normalmente me levantaba de la cama diez minutos antes de la hora de entrada, pero veinte es mucho.

- Esta mujer está mal...

Quizá por esas razones mi padre abandonó a mi madre. Por ser dramática, estricta, agresiva y controladora.

¿Qué estoy pensando? Ya pasó, no tengo el por qué pensar estas cosas. Él ya se fue hace cuatro años.

Cuatro años llenos de noches dolorosas junto a mi madre, con ella sollozando en su cuarto sin ganas de comer. Sin ganas de levantarse. Sin ganas de nada. Había momentos que perdía la cabeza y empezaba a destruir las cosas, pero no encontraba lo que buscaba: saciar su dolor. Llegó un momento que me empezó a golpear, tras ello lloraba a mi lado implorando perdón.

¿Qué querían que hiciera? ¿Si era un simple niño que no quería ver sufrir a su madre?

Perdonarla Una

Y otra

Y otra vez.

Hasta que mis abuelos me llevaron con ellos, esperando que mi madre se tranquilizara mientras asistía a un psicólogo. Mejoró, lo logró. Retomó su trabajo, pagó las deudas, todo lo necesario para ir a la entrada de la casa de sus padres y pedirles que si podrían devolverle su hijo.

Todo por nosotros ♡Namgi♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora