No es extraño

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Yoongi

A pesar de haberlo perdonado, Namjoon sigue avergonzado. No sé cómo hacerlo entrar en confianza o que entienda que no me importa lo que está soñando, pero mi única respuesta es actuar normal.

Al llegar a mi habitación Namjoon se acostó en mi cama u se apretó el puente de su nariz al cerrar los ojos.

Sé coqueto.

¿Cómo mierda se supone que lo haga? No sé ser coqueto. ¿Qué hago?

Sé tú mismo.

Enamóralo de ti.

No podría ser algo más fácil, ¿no?

- ¿Qué tienes? -pregunté dejando mi mochila en el suelo.

- Digamos que es una mezcla extraña entre estar avergonzado y... bueno, no lo sé. Me sigo sintiendo mal a pesar de que me hayas perdonado.

Ya te lo dije, Namjoon. No deberías estar avergonzado, solo fue un sueño.

- Lo sé, pero... en algún momento era de esperar que tuviese, y lo he hecho, pero con mis novias del momento, aunque no me sentía para nada mal y menos cuando lo probé de verdad, pero... esta vez fuiste tú y... sentí...

Lo rodeé de los hombros y apoyé mi cabeza en la suya.

- Eres un imbécil.

Escuche como respiraba con dificultad, como si estuviese agitado. Sonreí en mis adentros, puede que ya este causando algo en él y me pueda guardar esa absurda idea del coqueteo que me dio Jihyo.

Mi pecho está calmado, creo que por fin puedo estar en paz con él. Simplemente siento calidez, esa sensación de alegría recorriéndome las venas. Por fin, todo está bien.

- Lo sé -murmuró-. Esta bien, dejaré de preocuparme por eso.

Su mano fue apoyada en mi hombro que, ligeramente, me echó para atrás. Cruzamos miradas y ambos sonreímos con timidez.

- ¿Ya te leíste el libro que te regalé? -preguntó señalando la estantería con su cabeza.

- Oh, no. Estoy en ellos, creo que voy por la mitad -dije.

- ¿Cómo va? Leí lo que decía la contraportada y me pareció muy llamativo.

- Lo es.

Nuevamente nos encontrábamos en esa situación: su sonrisa, sus ojos su atención, todo estaba dirigido exclusivamente hacía mi y eso me dio las ganas de seguí hablando sobre mis cosas. Que agradable sensación, el que ambos estemos solos, a centímetros, hablando de lo que adoro. Amo todo esto, ojalá pudiese repetirlo toda la vida.

- ¿Puedo decirte una cosilla?

- ¿Qué cosa?

- Me encanta hablar contigo.

Su sonrisa se agrandó.

- A mí me encanta oírte.

Reí.

- Es como si ambos estuviésemos hechos de uno para el otro -dije- ¿No crees?

- Eso creo.

Okey, hasta aquí llegué. Quiero abrazarlo, quiero acariciar su rostro, sus labios. Quiero que todo de él me pertenezca.

Lentamente deslicé mi mano hacia la suya, hasta rozarlos y de a poco entrelazarlos. Namjoon se sorprendió al momento de rozar nuestros dedos, dirigiendo sus ojos a nuestras manos y luego a los míos. Sonreí. Él volvió a nuestras manos y entrelazamos nuestros dedos.

- ¿A qué se debe esto? -murmuró.

Acerqué mi rostro.

- Creo que ya debiste haberte dado una idea.

Estuve cerca, pero tan cerca de besar sus labios que mi respiración, mis latidos, se detuvieron. Nuestras narices se rozaron. Empecé a cerrar mis ojos, coté que inclinó su cabeza hacia abajo.

- Yoongi... -susurró- E-esto es... muy extraño.

Vaya mierda.

- Lo sé -me limité a decir-. Pero será menos extraño cuando lo intentemos.

- ¿Yoongi...? ¿Tú...?

- Estoy enamorado de ti.

La sorpresa de su rostro fue indescriptible, algo extraño, no entendía que clase de reacción fuese esa. Al transcurso de segundos de levantó de la cama de golpe.

- ¿Qué...? -dijo con las manos en la cabeza- ¿Cómo...? ¿Cuándo?

- No seas dramático. Creo que lo estoy hace unos meses...

- Pero... yo pensé que...

- Sí, se suponía que solo seríamos amigos.

- Mejores amigos -recalcó.

- Mejores amigos -repetí-, pero bueno. Lo siento, pero me fue imposible no enamorarme de ti.

Namjoon guardó silencio.

Yo también.

El miró el suelo.

Yo a él.

Él se fue.

Me levanté de la cama con torpes movimientos, pero corrí en su búsqueda.

- ¡Namjoon!

Bajé la escalera con su nombre en la boca.

- ¡Detente!

Se detuvo con la perrilla en la mano.

- Esto es estúpido e innecesario, Namjoon.

- Si, es muy estúpido. Pero debes entender que esto es muy extraño para mí y...

- ¡Cállate! -le grité por última vez antes de tomar su ropa entre mis manos y estamparlo contra la puerta.

- Yoongi...

No sé que habrá pasado; los planetas se habrás alineado, el tiempo se detuvo. No lo sé, pero cuando uní mis labios con los de él en un sediento beso, sentí que todo acabó. Ese peso en el pecho, Esas sensaciones en mi estómago cuando me observa. Ese nuevo mundo que desarrollé soñando, anhelando que me besase, de tenerlo.

Sus manos tomaron las mías y las obligó a soltar su ropa. Por un momento, pensé que me empujaría y huiría, pero un gran alivio y fuegos artificiales se mezclaron en mi estómago cuando me estampó contra la puerta y correspondió el beso.

Enredé mis brazos sobre sus hombros al sentir como los suyos se adueñaban de mi cintura. Al momento de separarnos, con la respiración agitada y la mente por la noves, susurré:

- ¿Y en donde quedó esa extrañeza de la que tanto hablabas? 

- ¿Y en donde quedó esa extrañeza de la que tanto hablabas? 

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