Es la causa de la soledad

159 25 0
                                    

Yoongi

- ¿Qué...? -murmuré al escuchar si pregunta. Jihyo bufó.

- Contesta.

Sentí como un nudo se formaba en mi garganta y mi mente me bombardeaba con posibles respuestas sin sentido. Desvié la mirada.

- No estaría seguro de que contestar -dije.

La castaña observó su alrededor y tomo mi muñeca.

- Vamos a un lugar privado.

La seguí en silencio. Tuve un breve momento para normalizar mi respiración, para aclarar mi mente y buscar respuestas coherentes para la ocasión. Nos detuvimos en el patio del instituto y nos sentamos en las bancas solitarias.

- ¿Ahora puedes pensar con claridad y contestar mi pregunta? No es nada difícil, Yoongi.

- Me lo complicas si usas ese tono de voz, Jihyo.

No la observé, pero sabía muy bien que había fruncido los labios, disgustada.

- ¿Entonces?

- Voy a ser sincero...

- Siempre lo eres, tu problema es que no sabes cómo expresarte correctamente.

- Gracias, me acabas de responder una duda existencial.

- Yoongi.

- Si, bien. Digamos que... desarrollé unos sentimientos cariñosos había Namjoon que muy pocas veces llegué a desarrollar.

- Entonces si te gusta.

- No estoy seguro. Solo hemos sido amigos por tres, casi cuatro meses y, diablos, su presencia ha cambiado unas cuantas cosas que digamos. -en un intento de distracción, empecé a jugar con mis pulgares-, ha logrado que sonría más, que me divierta más de lo normal.

- Te está haciendo feliz, ¿o algo parecido?

"- A todas las personas les gustaría repetir algo que los hace feliz.

- ¿Juntarme contigo me hace feliz?

- ... ¿Qué dices tú?"

- Si, Namjoon me hace muy feliz.

- Ahhh ¿Sí? -Jihyo apoyó su rostro en su palma de la mano sin quitar esa sonrisa traviesa en su rostro- Aw. Te ves tan tierno enamorado.

- ¡No, no es que esté enamorado! ¡Es...! ¡No lo sé! Puede que estar la mayor parte del tiempo solo me haga sentirme así ante su presencia, puede que... el tiempo me haga volver a mi estado normal. Sí, solo es cuestión de tiempo.

- Y dime, ¿Cómo te sientes cuando está cerca? -le observé por un tiempo con el ceño fruncido, luego suspiré derrotado.

- Ansioso. Como si en algún momento la bomba de mi interior detonara.

- ¿Qué más?

Miré el cielo; tan celeste e iluminado, todo lo opuesto a mi mente; tan oscuro y confuso.

- Que... las ganas de que me toque son enorme. Siento las ganas de que este siempre conmigo, que hable conmigo de cosas causales, conocerlo mejor. Siento las ganas de abrazarlo y verlo sonreír toda la vida.

- Mierda, cállate. Me harás llorar de tanta cursilería -exclamó limpiándose sus lágrimas invisibles-. Ahí tienes tu respuesta: Estas colado por ese idiota.

Bufé. Cerré mis ojos soltando un quejido de molestia ocultando mi rostro con mis manos.

- La idea era que solo fuéramos amigos...

- Nada que hacer, campeón -Jihyo se incorporó y se estiró-. Es hora de volver, el receso ya se acabó.

Traté de concertarme en lo que decía el profesor, pero me fue imposible. La voz de Jihyo retumbaba mi cabeza con sus palabras diciéndome "Estas enamorado" una y otra y otra vez. Al mismo tiempo, la imagen de Namjoon se formaba ante mis ojos. Su típica sonrisa estaba ahí, dándome la bienvenida a unirme en su acción, de divertirme, de ser feliz junto a él.

¿Pero que rayos estoy pensando? Namjoon... A Namjoon le gustan las chicas y fin. No más drama. No más fantasías adolescentes.

Bata, Yoongi. Ya no importa, nada importa. Lo mejor es olvidar esto, olvidar tus sentimientos y actuar como si nada ocurriese y, ojalá, que así sea.

Namjoon

Yoongi volvió a la normalidad, por un momento. Su voz dejó de titubear, sus ojos dejaron de evitar cruzar nuestras miradas. Todo está bien.

Ha transcurrido otro mes. Eso sí, no hemos vuelto a juntar por tema del instituto, eso creo.

- ¡Hola, Yoongi! -dije al verlo.

Yoongi me observó, saludó y se largó.

Así fue la mayor parte del mes.

¿Acaso fue algo que hice? No lo sé. ¿Estará pasando por algún problema? No lo sé. ¿Ya no le interesa mi amistad? Vaya, que golpe tan bajo.

Debo buscar algo para volver a lo de antes, cuando hablábamos por horas, cuando nos mirábamos mutuamente y sonreíamos sin darnos cuenta.

¿Qué puedo hacer?

Esta tarde llegué a casa.

- Ya llegué -dije al entrar.

- Hijo, bienvenido -la voz de mi madre logró sacarme esos pensamientos de la cabeza. La observé confundido.

- ¿Mamá? ¿No deberías estar en el trabajo?

Ella se apretó los brazos.

Esa no es una buena señal.

- ¿Qué pasa?

- Tu padre está aquí.

Todo por nosotros ♡Namgi♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora