Era una tarde hermosa y soleada, perfecta para un picnic al aire libre. Adam invitó a todos sus amigos, incluyendo a Warlock, que estaba en Tadfield de visita.
-Lamento no haber venido antes- dijo Warlock mientras se servía un refresco, mirando a su amigo por lo bajo.- Después de lo que pasó en Ciudad Puntera, mi padre me obligó a volver a casa sin demora. Dijo que podía ser peligroso.
-No te preocupes, lo entiendo- aseguró Adam sin una pizca de rencor.- Hasta mis propios padres quisieron retirarme de la Liga después de eso, y tuve que trabajar duro para persuadirlos de dejarme continuar.
-¡Y qué bueno que los convenciste, porque si no hoy no serías el campeón pokémon!- alabó Wensleydale con unos aplausos.- Amigo, después de vencer a Giratina, era obvio que la Liga sería pan comido para ti.
-No lo creas. No tuve a Arceus de mi parte en los enfrentamientos de la Liga- bromeó, tomando un sándwich y partiéndolo en dos.- Aunque es verdad que tuve ayuda de pokémon mucho más importantes que él. Ten, Zira. Es para ti- dijo, ofreciéndole la mitad del sándwich a su compañero pokémon. Aziraphale lo tomó con ojitos brillantes y se sentó a comerlo junto a Crowley, Crepa, Neil y Draco. Adam agregó con orgullo:- Mi equipo pokémon se esforzó por mí y gracias a eso soy campeón. Y también se esforzaron los demás; los que me alentaron desde las gradas, y tuvieron fe en mi destreza como entrenador.
En el patio de los Young rondaban cantidades de pokémon que había atrapado en su viaje por Galar, además de los pokémon de sus amigos. Terry el Charizard y Misha el Delphox compartían un pastel hecho de bayas frescas; Anathema y Newton, que ahora eran inseparables, flotaban plácidamente entre los árboles; Lourdes, la pequeña Koffing hija de Polución, había subido bastante de nivel y lucía fuerte y sana, casi a punto de evolucionar. En la pequeña piscina retozaban Ligur y Raven, mientras que en el centro del patio, cual mascota gigante, dormía el mismo Giratina, ahora llamado Lucifer, el cual parecía disfrutar mucho de los cuidados de Adam.
-Lucifer no pertenece a este mundo, lo sé. También sé que un día tendré que viajar a Sinnoh y devolverlo a su hogar, pero por ahora estamos bien. Nos hemos adaptado el uno al otro.
-Pobrecito... digo, ¿no te resultará muy triste separarte de él?
-Sí, pero es algo que debe hacerse. Seguro que él también quiere reencontrarse con Arceus, no lo dice pero yo sé que sí. Al fin y al cabo, llegó a Galar siguiendo el rastro de Arceus.
-Bueno, esa podría ser tu próxima aventura- opinó Warlock.- Viajar a Sinnoh y participar de su Liga, capturar pokémon de la región... y quien sabe, ¡podrías volver a ver a Arceus!
-Oye... es muy buena idea- aprobó Adam con el rostro iluminado por una sonrisa.- ¡Me gusta! El hecho que sea campeón de Galar no significa que no pueda buscar nuevos desafíos. Zira, ¿tú querrías...?
El joven entrenador se calló de repente, al mirar con atención a su pokémon: Aziraphale, a quien había tenido desde niño, jugaba con el pequeño Draco en sus brazos, mientras Crowley los observaba y siseaba contento. Neil había enrollado su largo cuerpo para servirle a Crepa de almohada, dado que la Alcremie lucía cansada y con ganas de una pequeña siesta. Todos ellos eran pokémon de diferentes razas, pero eran una familia. Con un suspiro hondo descartó lo que estaba por decir, y se volvió hacia sus amigos.
-No... creo que esta aventura será la primera que emprenderé por mi cuenta. El lugar de Zira ahora está con ellos, y yo debo respetar eso.
-¿Eh? Adam, ¿estás seguro? Aziraphale ha sido tu primer pokémon, ¿de verdad estás dispuesto a separarte de él?- inquirió Pepper apenada. Su amigo asintió.
-Estoy seguro. Quiero decir, ¡no es como si no fuéramos a vernos nunca más! Creo que en este momento de su vida, Zira prefiere estar con su propia familia. Sería injusto separarlos. Él y Crowley pelearon muy bien en la Liga y demostraron ser increíbles, ¿por qué no darles el premio que se merecen, y dejarlos vivir felices junto a su hija, yerno y nieto?
-Puffy, ¿estás de acuerdo con eso?- siseó Crowley a su esposo, pues había oído toda la conversación de su entrenador con sus amigos. Aziraphale, que miraba con cariño al pequeño Draco trepando a un árbol, asintió y se abrazó a su esposo con total seguridad.
-Lo estoy. Adam es el mejor entrenador que pude haber pedido, y voy a extrañarlo, pero siendo sincero, querido... te extrañaría mucho más a ti si me fuera a Sinnoh. Extrañaría a mi pequeña Crepa, a Neil, ¡y ni hablar a nuestra manzanita! Quiero estar presente cuando evolucione, quiero saber si será un Flapple o un Appletun. En definitiva, ¡quiero estar con mi familia más que nada en el mundo!
Crowley no quiso llorar pero se enroscó más fuerte, y tocó con la lengua la suave mejilla de aquel hermoso Slurpuff que era Zira. Él también extrañaría a Adam. Lo había rescatado cuando su anterior entrenador lo abandonara, y lo había tratado como a un amigo querido. Jamás lo había hecho pasar necesidades. Pero Zira tenía razón: en esos momentos, después de desafíos tan grandes y peligros tan reales, lo único que quería era reposar en ese hermoso patio al lado de la familia que el destino le había dado.
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Trainer Adam
FanfictionAdam es un chico de once años que sale de su pueblo natal, Tadfield, para iniciar su viaje como entrenador pokémon. Está acompañado por su amigo de la infancia, un Slurpuff llamado Aziraphale. Después de presenciar como un mal entrenador abandona a...