El huevo perdido (cuarta parte)
Aziraphale dio un gran bostezo al despertarse esa mañana, mientras a lo lejos oía graznar una bandada de Corviknights. El huevo no había parado de moverse en toda la noche y había dormido muy poco, lo mismo que Crowley, que había usado su enorme cuerpo enroscado para crear una especie de nido donde él y el pequeño pudieran acurrucarse. Adam, con un rostro un poco culpable, les dijo un rato más tarde:
-Lo siento, sé que deben estar cansados, pero necesitamos llegar a la siguiente ciudad pronto. Ya no me quedan hiperpociones ni revivires, y tengo que comprar provisiones para el curry también. Aguanten un poco más, por favor.
-Zira, ¿estás cansado? Monta encima mío, yo los llevo...
-No... no, gracias, Crowley, pero tú también estás cansado, deja y camino por mi cuenta.
El Slurpuff tenía las patitas cortas y caminar llevando el huevo después de una noche de insomnio fue demasiado cansancio para él: al cabo de quince minutos se había sentado a la sombra de unos árboles, preocupando a su novio y a su entrenador.
-Zira, ¿estás bien? Oh, Arceus, ¡te daré una baya zidra para que te recuperes!
-¡Puffy Zira, no te rindas! Iré a buscarte agua- se ofreció de inmediato Crowley antes de quedarse petrificado mirando al huevo. Zira también lo vio, y lo apoyó con delicadeza contra el fresco césped.
-¡Crowley, Adam, miren...! ¡El huevo se está abriendo!
El joven entrenador miró con fascinación al huevo agrietado, y se apresuró a sacar a sus otros pokémon de sus pokéballs para que presenciaran el nacimiento. Crowley siseó como loco mientras rodeaba a Aziraphale, que lo abrazó con inmensa emoción.
-¡Querido, pero si es...!
-¡Ali!- exclamó con vigor la recién nacida, una adorable Alcremie rosa cuyos ojitos los miraron a todos con curiosidad. Aziraphale ahogó un gemido de orgullo y Crowley quedó igualmente maravillado, pues la pequeña se acercó a ambos y los abrazó con seguridad.
-¡Oh, Arceus! ¡Qué linda eres! ¡Crowley, mira, es hermosa!
-Mami... Papi... ¡Al fin los conozco! Los escuché cuidarme todos los días desde mi huevo... ¡Los quiero mucho a ambos!
-¡Pero que sorpresa, una Alcremie!- dijo Adam feliz.- Son pokémon muy fuertes, y bellos. ¡Qué alegría tener una en mi equipo!
-¡Hola, entrenador! ¡Gracias por cuidar de mis papis y de mí!
-Necesitas un nombre.- Lo pensó un segundo y luego miró a los orgullosos padres.- Es una Alcremie sabor fresa. ¿Les gusta ese nombre? No, esperen, es muy obvio... mmm... ¡Ya sé! ¿Qué les parece Crepa? ¿No suena bonito?
-¡Es perfecto para un tipo hada!- aprobó Zira entre lágrimas.- ¡Crepa, hija, bienvenida a la familia!

ESTÁS LEYENDO
Trainer Adam
FanfictionAdam es un chico de once años que sale de su pueblo natal, Tadfield, para iniciar su viaje como entrenador pokémon. Está acompañado por su amigo de la infancia, un Slurpuff llamado Aziraphale. Después de presenciar como un mal entrenador abandona a...