Capítulo 11.

294 40 11
                                        



El huevo perdido (cuarta parte)

Aziraphale dio un gran bostezo al despertarse esa mañana, mientras a lo lejos oía graznar una bandada de Corviknights. El huevo no había parado de moverse en toda la noche y había dormido muy poco, lo mismo que Crowley, que había usado su enorme cuerpo enroscado para crear una especie de nido donde él y el pequeño pudieran acurrucarse. Adam, con un rostro un poco culpable, les dijo un rato más tarde:

-Lo siento, sé que deben estar cansados, pero necesitamos llegar a la siguiente ciudad pronto. Ya no me quedan hiperpociones ni revivires, y tengo que comprar provisiones para el curry también. Aguanten un poco más, por favor.

-Zira, ¿estás cansado? Monta encima mío, yo los llevo...

-No... no, gracias, Crowley, pero tú también estás cansado, deja y camino por mi cuenta.

El Slurpuff tenía las patitas cortas y caminar llevando el huevo después de una noche de insomnio fue demasiado cansancio para él: al cabo de quince minutos se había sentado a la sombra de unos árboles, preocupando a su novio y a su entrenador.

-Zira, ¿estás bien? Oh, Arceus, ¡te daré una baya zidra para que te recuperes!

-¡Puffy Zira, no te rindas! Iré a buscarte agua- se ofreció de inmediato Crowley antes de quedarse petrificado mirando al huevo. Zira también lo vio, y lo apoyó con delicadeza contra el fresco césped.

-¡Crowley, Adam, miren...! ¡El huevo se está abriendo!

El joven entrenador miró con fascinación al huevo agrietado, y se apresuró a sacar a sus otros pokémon de sus pokéballs para que presenciaran el nacimiento. Crowley siseó como loco mientras rodeaba a Aziraphale, que lo abrazó con inmensa emoción.

-¡Querido, pero si es...!

-¡Ali!- exclamó con vigor la recién nacida, una adorable Alcremie rosa cuyos ojitos los miraron a todos con curiosidad. Aziraphale ahogó un gemido de orgullo y Crowley quedó igualmente maravillado, pues la pequeña se acercó a ambos y los abrazó con seguridad.

-¡Oh, Arceus! ¡Qué linda eres! ¡Crowley, mira, es hermosa!

-Mami... Papi... ¡Al fin los conozco! Los escuché cuidarme todos los días desde mi huevo... ¡Los quiero mucho a ambos!

-¡Pero que sorpresa, una Alcremie!- dijo Adam feliz.- Son pokémon muy fuertes, y bellos. ¡Qué alegría tener una en mi equipo!

-¡Hola, entrenador! ¡Gracias por cuidar de mis papis y de mí!

-Necesitas un nombre.- Lo pensó un segundo y luego miró a los orgullosos padres.- Es una Alcremie sabor fresa. ¿Les gusta ese nombre? No, esperen, es muy obvio... mmm... ¡Ya sé! ¿Qué les parece Crepa? ¿No suena bonito?

-¡Es perfecto para un tipo hada!- aprobó Zira entre lágrimas.- ¡Crepa, hija, bienvenida a la familia!



Trainer AdamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora