Capítulo XCII - La sangre es más espesa que el agua.

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Sebastián

La gente puede estar atada a muchas cosas y la más común es la monotonía; lo fácil que nos acostumbramos a algo y lo raro que se siente no hacer lo mismo, no tener la misma cosa o a la misma persona. 

Llego del trabajo y como siempre, después de aflojarme la corbata, me espera una copa de vino... Tomo la copa y me siento en el sofá, dejando a un lado el saco.

Cuando estuve a punto de llevar la copa a mis labios para disfrutar del licor, alguien toca el timbre. Ignoro el sonido y procedo a hacer lo que dejé en pausa. Sin embargo vuelven a tocar el timbre.

- ¿Qué acaso no están escuchando?- Pregunto refiriéndome a las sirvientas, y ninguna se presentó. Me levanto dejando la copa de lado y voy a ver de quién se trataba... Observo primero por la mirilla, es una mujer... Al verla sentí algo extraño: Como una punzada en el corazón, pero no de los que matan. 

Abro y ella de inmediato dice:  - Buenas tardes. Mi nombre es Katherin Miller, estoy trabajando en el caso de Taylor Foster. ¿Diana y Sofía están? Necesito comunicarles algo.

Todo lo que dijo, lo he procesado por partes... Quedé estancado en el buenas tardes al ver sus ojos...  

- Esta chica, esos ojos...- Susurré para mis adentros.

Luego sentí otra punzada en el pecho al escuchar su nombre y apellido... Ahí realmente quedé impactado.

Quería asegurarme.- ¿Qué dijiste?

- ¿En serio? ¿Cuántas personas especiales hay en esta ciudad? Un vecindario lleno de mudos y ahora este señor sordo.- Dice... No entiendo sus palabras y parece que ella se sorprendió con las mismas. - Dije: Buenas tardes...

- Escuché eso.- Interrumpo, ya que no es lo que quería escuchar.- ¿Tú nombre es Katherin?

- Sí.- Contesta.

- ¿Katherin Miller?- Pregunto para reafirmar. 

- Sí, eso dije, señor.- Responde.

Hay algo tan familiar que me resulta hasta perturbador...

- Donc, je suis sûr que vous parlez français. (Entonces, estoy seguro de que hablas frances)

- Comment savez-vous que je parle français? (¿Cómo sabes que hablo francés?)

Entre los dos, el más sorprendido soy yo... No hay duda alguna, es Katherin. ¿Será esta una oportunidad para hacer las cosas bien? Debo hacerlo... por Diana.

De inmediato la estrecho entre mis brazos, cosa que debí haber hecho hace años y desde entonces no dejar de hacerlo. - Eres tú... Eres nuestra hija.- Digo.

Ella no hizo más que alejarse.- ¿Qué está haciendo de repente? 

Sonrío, aliviado.- Perdóname, hija.

- ¿Cómo que su hija?-Pregunta y retrocede.- Sólo vine para hablar con la señora Diana y la señorita Sofía, si no están, voy a retirarme.

- No puedo dejar que te vayas... Debes ver a tu madre.- Dije. No es que tenga claro mis pensamientos en este momento,  solo sé que esta vez no la voy a abandonar.

Ella hizo caso omiso a lo que le decía y sólo se echó más para atrás.

- ¿No ves el parentesco?- Logro decir. - Te estoy diciendo que soy tu padre...

- Se equivoca.

- Tienes el mismo nombre, el mismo apellido y los ojos... Eres nuestra hija, Katherin.

- Se equivoca... Yo vivo con mi padre. Creo que vine en un mal momento. Disculpa la intromisión.- Dice y para alejarse más.

- Christian Miller, ¿te refiere a él?

Ella voltea a verme. - ¿Cómo sabe...?

- Christian Miller es mi hermano... Y yo, Sebastián Miller, soy tu padre. 

Sin censura: 《detras de Las apariencias》.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora