AMO KIM

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Desde la infancia fue un chico tranquilo, no tenía mas que uno o dos amigos y era debido a la afectación de los conflictos que sus padres tenían y provocaban en él. Ellos, "para que su hijo estuviera bien y no notara sus discusiones", le regalaron un cachorro de nombre Tukituki, su acompañante fiel durante la niñez, hasta que este falleció.

Su inteligencia siempre destaco entre los demás alumnos y en la actualidad también en el trabajo. Era muy caballeroso, trabajador y varonil, en fin. Creció siendo alguien serio y tímido pero de buen corazón, eso ni dudarlo. Le gustaba ayudar a los demás, se preocupaba por el bienestar de los animales que estaban en la calle y de la gente desamparada.

Hace poco, sintió ser el individuo más feliz del mundo, o al menos de esa manera lo hacia sentir la hermosa mujer a quien llamaba el amor de su vida; la que prometió estar a su lado sin importar nada, aquella preciosa dama portadora del anillo de compromiso que tardo horas escogiendo únicamente para sus delicadas manos.

Cualquiera que viera sus tintilantes ojos acompañados de esa bella sonrisa que lo caracteriza, podía notar que era un hombre feliz dentro de la faz de la tierra.

- Perdón, no puedo...

Fue lo único que pudo decir temerosa y poniendo un rostro de aflicción. Woojin, al ver de regreso la sortija en sus manos, quedo sin palabras, realmente no esperaba que el momento de su ruptura llegara en un abrir y cerrar de ojos.

- Dudo que seas felices, tu... Eres una exelente persona, tan correcta, tan impecable, yo soy tan insignificante a tu lado. No podre soportarlo...

Fue todo de su parte.

No solo habia roto su compromiso, sino también le había destrozado el corazón. Dejo un mar de decepción, ilusiones caídas tras verla caminar hacia una historia en donde él no era el personaje principal.

Su relación había terminado hace 4 meses, en ese lapso de tiempo se había vuelto insípido, según lo veían sus nuevos colegas, vecinos y pocos amigos. Pero no es que odiara a medio mundo, para nada, simplemente desde el termino de su ilusión, cargaba con una gran decepción lo cual había echo que viera las cosas de una manera distinta.

Ahora llevaba una vida sin emisiones englobado en un horario que seguía al pie de la letra.

Haber aceptado que ese chico se quedara a vivir con la condición de ser algo tan humillante como un perro (para quien mirará desde fuera) era algo que ni el propio Kim se lo creería. Pero la razón por la que acepto fue porque lo vio tan indefenso como aquellos cachorros que recogías de la calle. Sintió que necesitaba un refugio y se lo dio, y obviamente no lo conocia como para darle privilegios.

Le enseño toda la casa diciéndoles las reglas y dándoles ordenes de absolutamente todo. Le monstro él sitio en donde iba a dormir, le dejo un pequeño tapanco que tenía vacío para guardar cosas.

- Waoo, esto se ve increíble - dijo alebrestado - Pero - bajo con cuidado de ahí - ¿No estaré en tu habitación?

- No, de hecho tienes prohibido entrar ahí.

- ¿Eh? Pero...

- No empieces a hacerte ideas solo porque dejé que te quedarás, es mi espacio privado.

Hizo una mueca. - Bueno, esta bien.

Kim fue por su taza de café y se acomodo en la sala luego de un cansado recorrido con su nueva habladora y preguntona mascota.

- ¿Por qué un departamento tan grande para una sola persona?

- Lo compre con intenciones de casarme...

Eres Mi Mascota {| WooChan |}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora