Cap.9

188 30 11
                                    

Mike suspiró entre los gritos de la cocina. El chef estaba especialmente irritado aquel día y por lo visto hoy todos los cocineros se habían levantado con el pie que no era. Al menos Mike se sentía especialmente distraído, aunque bueno, era natural después de la tarde que había pasado con Scott el día anterior.


Después de aquel largo abrazo y un par de sollozos por parte de ambos, tanto Scott como Mike decidiendo ponerse al día respecto a lo que había sido su vida aquellos meses. Scott felicitó a Mike por el tema de su nuevo trabajo, la mejora de su enfermedad y demás. Mike intentó que Scott se abriera sobre sus sentimientos aquellos meses, pero fue en vano. Acabaron por despedirse a las nueve, quedando en que se volverían a ver al día siguiente, por la tarde, cuando Mike acabara su turno de tarde (es decir, a las ocho y media).


El rubio salió de su ensoñación al recibir un pequeño grito por parte de su jefe, diciendo que iba a pasar el pescado si seguía tan en las nubes. Mike se disculpó varias veces antes de seguir con lo que estaba haciendo. El tiempo pasaba demasiado lento mientras preparaba los pedidos, porque su mente no paraba de pensar en volver a ver a Scott, y saber qué le sucedía, si podía ayudarlo. El chico que había visto la tarde anterior no era el Scott de siempre, parecía tan mentalmente hecho mierda, tan débil y triste... Necesitaba verlo en serio. 


Fue un milagro salir del restaurante al fin, y como siempre, encontrarse con la figura de Carmella esperándolo en la esquina. Había hablado con la italiana aquella mañana para explicarle lo mucho que quería volver a verle, porque estaba preocupado y quería asegurarse de que estaba bien, y de que no hacía alguna estupidez. Si es que estaba tan mal como se lo imaginaba.

Corrió a su casa antes de dirigirse a la de Scott, para cambiarse y coger comida decente (había comprobado que lo único que Scott tenía en la nevera era agua, cerveza y jamón). Una vez se vio listo, se fue en dirección a la casa de Scott, su mente intentando predecir lo que iba a pasar, porque los nervios iban a poder con él.

*

*

*

Scott había tenido un día horrible en el trabajo. La noche anterior (como todas) no había dormido bien, pero especialmente, podía sentir que su estómago se removía nervioso ante la idea de volver a ver a Mikey. No quería que el rubio volviera a mirarlo, no mientras estuviera en aquel estado. En el trabajo tenía un caso al que le había puesto especial pasión (para estar como estaba). Se trataba de una madre de tres hijos que estaba intentando librarse de su violento marido con problemas de ira, pero aquel hombre llevaba una importante compañía en el estado, por lo que estaba siendo bastante complicado sacar todos los trapos sucios que podrían mostrar al juez que aquel hombre no podía quedarse con los hijos. Para Scott era frustrante ver como aquella mujer perdía la esperanza cada vez que miraba a los ojos a aquel hombre, la impotencia que atenazaba su corazón al sentir que aquel caso lo iban a perder. Era demasiado injusto, y se sentía demasiado inútil. 

Tal vez fue por aquello que al volver a casa, olvidó que Mike iba a volver a venir, por lo que decidió no recoger, y se tumbó en el sofá, echo polvo. Solo cerraría los ojos unos minutos, solo unos minutos y se levantaría, una siesta no mataba a nadie... Siempre se repetía las mismas palabras sin sentido cuando sabía que se iba a despertar a las cinco de la tarde y entonces se dejaría llevar con la cerveza. Sí, eso iba a pasar, como todos los malditos días. Era tan patético que no quería volver a mirarse al espejo. Estaba demasiado cansado. Se le cerraban los ojos...

El sonido del timbre lo despertó de golpe, y Scott se incorporó como un resorte. Miró a través de las ventanas del salón, y estaba oscuro. ¿Qué hora era? ¿Cuánto había dormido? Miró a su alrededor, completamente desorientado, cuando el timbre volvió a sonar. Corrió a la puerta, recordando que aquel día Mike había prometido ir a verlo. Como Carmella, otro que pensaba que necesitaba la vigilancia de alguien. Tal vez la necesitaba.  

I won't miss him.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora