Os aviso de que este va a ser el penúltimo capítulo y tal, porque como dije esta iba a ser una historia corta.
El restaurante estaba bastante lleno aquella mañana, y por lo tanto, Mike estaba teniendo que trabajar en tres platos al mismo tiempo. Llevaba su habitual uniforme blanco de cocinero con el delantal y el gorro. El pelo lo llevaba recogido, porque le había crecido lo suficiente, en unas trenzas (a sus ojos ridículas) que Carmella le hacía casi siempre a la fuerza. La italiana insistía en que así iba más cómodo y que estaba muy adorable con ellas, por lo que con el tiempo dejó de quejarse. Se acercó a la ventana que daba a la barra para dejar dos pedidos que debían recoger, y lo observó a o lejos.
Desde el primer día se sentaba en una esquina, donde esperaba pacientemente su orden, y después al descanso de comer de Michael. Scott parecía muy concentrado en los espaguetis a la carbonara que se estaba comiendo, y eso le gustó al rubio. Tenía que comer.
Desde la charla que tuvieron en la cafetería, Mike decidió que Scott estaba peor de lo que pensaban, y básicamente se fue a vivir con el pelinegro. No se quedaba a dormir, pero estaba gran parte del día con él. Dedicaron un fin de semana completo a limpiar la casa (una gran experiencia y una anécdota que contar) y dejarla tal y como al pelinegro le gustaba, moderna y limpia. Después Mike obligó a Scott a salir del trabajo una hora antes (porque, sorpresa, hacía horas de más) y comer algo en el restaurante en el que él y Carmella trabajaran. Al principio Scott comía cosas pequeñas, o postres, pero poco a poco fue acostumbrándose a comer como debía ser. Mike estaba muy contento con el progreso que llevaban en solo una semana y media. La verdad es que no se podía decir que Scott estuviera perfectamente bien (aún se emborrachaba muchas noches, parte bastante frustrante para Mike, que iba a cuidar de él porque, bueno, si no estaba seguro de que estaba bien, no era capaz de dormir).
Aunque aquellos últimos días había algo que irritaba especialmente al rubio, porque le tenía bastante nervioso. Scott y él no habían hablado... De su relación. Era estúpido de su parte preocuparse cuando nunca habían sido nada más que amigos, pero de vez en cuando se ponía a pensar en ello y, ¿No habían estado a punto de besarse aquella vez después de la feria? ¿Es que Mike aún seguía enamorado de él o algo por el estilo? Ya no estaba seguro de nada, y tenía miedo de que Scott, que comenzaba a ser tan cercano a él como en los viejos tiempos, volviera a sentirse inseguro a raíz de la confesión de Mike y se fuera. Michael no quería volver a ser abandonado, en serio no quería.
-¡Mikey, tu descanso empezó hace cinco minutos! -Escuchó a Carmella gritarle a través de la ventana desde la que cogían los pedidos y Mike salió de su ensoñación. Oh, mierda. Se quitó el delantal y el gorro tan rápido como pudo antes de salir en dirección a la mesa de Scott, que lo esperaba pacientemente dando sorbos a su vaso de agua. El pelinegro alzó su oscura mirada en dirección a Mike, que intentó no sonar nervioso mientras le saludaba y el pelinegro se levantaba, con una sonrisa.
-Hola, Mikey. ¿Vamos? -Mike asintió mientras se dirigían a la salida.
El parque por el cual solían pasear era un parque tranquilo y bastante silencioso. Estaba lleno de arboles bastante frondosos, y el sendero no era especiamente grande, por lo que de vez en cuando te daba la sensación de que estabas en un bosque, y eso le gustaba bastante a ambos jóvenes. Scott llevaba su habitual esmoquin. Hacía tiempo que había dejado de llevar corbata, pero ahora se notaba que estaba haciendo un esfuerzo por causar buena impresión. Mike llevaba su uniforme habitual, y tenía las manos en los bolsillos del pantalón, mientras miraba el cielo, pensativo. El día estaba nublado, pero no habían hecho previsión de lluvia. Le gustaba ese tipo de clima, daba la sensación de que, de alguna forma, el tiempo iba mucho más lento. Le daba tiempo de hacer las cosas, de pensar, de disfrutar del día, lentamente...
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I won't miss him.
Teen FictionScott al fin ha conseguido dejar atrás su vida llena de excesos. Pero hay algo que le falta. Se siente vacío. Su matrimonio ya no funciona como esperaba, y empieza a entrar en una profunda depresión de la que no puede salir. Cuando siente que la vid...