Ir a la feria fue la gran idea de Scott. Sí, cliché, un poco estúpido... ¿Lo podía calificar de romántico? Teniendo en cuenta su torbellino de sentimientos y dudas hacia su mejor amigo, no estaba seguro. Mike llevaba uno de los conjuntos que Scott le compró: unos vaqueros claros, nuevos y una camisa abotonada y de manga corta, con un estampado floral que eligió Scott, porque le pareció una camisa optimista, como Mikey cuando Scott creía que le conocía. ¿Le conocía entonces? Empezaba a dudar que realmente hubiera conocido lo suficiente al rubio como para llamarse un buen mejor amigo. Pero Mikey nunca se quejó de ello. Las calles de Portland no estaban especialmente abarrotadas aquella mañana, habían salido a las diez para llegar a la feria cuando aún no hubiera demasiada gente. Mike no había dicho demasiado al respecto de ir a la feria.
《-¿Por qué quieres ir a la feria? -Le había preguntado el rubio mientras se calzaba. Scott le había mirado con una ceja alzada mientras se encogía de hombros.
-Es un lugar bonito y alegre. -Fue lo que dijo. Mikey solo asintió a su afirmación, como dándole la razón.》Desde que habían salido del edificio no habían cruzado palabra alguna, por lo que Scott carraspeó e intentó iniciar una conversación.
-¿Cuál es tu atracción preferida en la feria?La pregunta se quedó en el aire durante unos segundos eternos, cuando el rubio se encogió de hombros, y con esa voz suave y baja suya, respondió:
-No lo sé, nunca he estado en una tan grande. Es decir, una vez fui a una, tenía una atracción para montar en pony, unos coches de choque... Y un botellón.
-Mike, eso no es una feria, de hecho no sé qué...
Nunca había estado en la feria.
Scott le miró con incredulidad, sin saber si lo decía de broma o realmente nunca había ido a ninguna feria. ¿En serio? ¿Nunca? Pero Mikey no solía mentir respecto a esas cosas.
-... Wow, vale. Soy tu primera vez, vamos a tomarlo bien. -Comentó Scott con una sonrisa ladina llena de diversión. Por unos segundos, el antiguo Scott brilló en los ojos del pelinegro. Y Michael lo miró unos segundos antes de esbozar una pequeña sonrisa y, finalmente, una risita. Tenía una risa tan aterciopelada como su voz, de esas que querías causar solo para ver en qué punto estallaba en carcajadas.
-Espero que sea una buena primera vez.
Scott solo pudo asentir con una leve risa ante lo que Mikey decía, mientras llegaban a la zona donde estaba la feria. Era una feria mediana, olía a caramelo y a algodón de azucar, y las atracciones estaban prácticamente vacías en aquellos momentos. El ambiente era entre tranquilo y excitante, y Keanu se sintió como un niño pequeño. Su padre le llevaba a la feria a veces cuando era más pequeño. Tragó saliva, algo nervioso, y giró la cabeza en dirección a Mikey, que miraba a su alrededor a medida que entraban en la feria. Habían bastantes atracciones, desde una noria, coches de choque y una especie de montaña rusa para niños pequeños hasta un "tren del amor". Había también una montaña rusa un poco más grande, aunque seguían sin ser nada comparadas con las de los parques de atracciones de verdad. Se preguntó si Mike había estado en un parque de atracciones alguna vez. El rubio lo miraba todo en silencio, con los ojos muy abiertos y expresión curiosa y sorprendida, como un niño redescubriendo el mundo. A Scott le gustaba verlo así.
-Hay... Muchas cosas aquí. -Comentó Mikey mientras miraba a su alrededor.- Huele como si se hubieran juntado aquí todas las fábricas de golosinas del mundo.
El comentario, de un estilo poco común a Mike, sorprendió bastante a Scott, que rió suavemente.
-¿Te gusta el algodón de azúcar? -El encogimiento de hombros del rubio ante la pregunta fue suficiente para que Scott entendiera que seguramente no lo había probado en su vida. O tal vez hacía demasiado tiempo. No tardó en dirigirse hacia uno de los puestos de la feria. Una parada pequeña, con manzanas caramelizadas a un lado, palomitas y demás en otro, y a un lado, un hombre alto y robusto haciendo algodón de azúcar para exhibir la colorida nube rosa que componía aquel delicioso dulce. Scott no tardó en pagar por dos palos de algodón de azúcar, y le entregó uno de ellos a Mike, que lo miró con expresión hambrienta. Sí que parecía delicioso, y lo era. Scott carraspeó.

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I won't miss him.
Novela JuvenilScott al fin ha conseguido dejar atrás su vida llena de excesos. Pero hay algo que le falta. Se siente vacío. Su matrimonio ya no funciona como esperaba, y empieza a entrar en una profunda depresión de la que no puede salir. Cuando siente que la vid...