Capítulo 9: Adivina quién

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Oficina de Alejandro – día

Irene estaba en el sillón llorando desconsolada, en sus manos sostenía su cartera a duras penas, la tenía aferradas con fuerzas a sí misma. A un lado Alejandro miraba pensativo la pantalla. Diego escribía algunas cosas en un papel, por su parte Angelina se puso en el centro de la habitación y encaró fuertemente a Irene.

–Cuéntame bien… ¿Cómo y dónde te llegó ese video? –preguntó.

–¡No lo sé! Solamente lo encontré –respondió angustiada Irene.

–Las cosas no llegan así por sí solas, chiquilla –encaró nuevamente Angelina–. Dime… ¿Cómo lo encontraste? ¿Por qué lo encontraste tú y no otra persona?

–¿Estás dudando de Irene? –preguntó Alejandro.

– Sí –respondió seca Angelina–. Simplemente quiero aclarar algunas cosas.

–Mira tú –comenzó a relatar Irene, levantándose y sacando algo de voz–. El video lo encontré en mi escritorio en uno de los cajones, simplemente lo tomé, en ese momento apareció Alejandro y me vio con la porquería de cinta en la mano… y sería eso. Y no tengo idea por qué mierda me lo pasaron a mí y no a ti. En la otra esquina de la oficina, Diego esperaba que alguien contestara al otro lado del celular.

–¿¡Estela!? –dijo Diego, algo fuerte porque todos los que estaban al interior de la oficina se dieron vuelta para mirar.

–No –dijo una voz desde el otro lado, era Josefa.

–¡Josefa! –exclamó Diego.

–¡¿Qué?! –preguntó Angelina alarmada, dando la vuelta y poniéndose junto al periodista.

–Pregúntale a tu amiga Angelina quién es Marianela y John –comenzó a hablar Josefa–. ¿Te fijaste que salían esas personas?

Diego quedó pensativo un momento, mirando de reojo a Angelina, quien no alcanzaba a oír nada.

– Dime en quien puedo confiar y en quién no… por favor –murmuró al teléfono Diego, algo confundido.

–¿Y tú crees que tengo ganas de ayudarte? –preguntó Josefa, soltando una carcajada–. Por favor.

–¿Qué quieres de nosotros? –exclamó Diego–. ¡Habla mierda!

–¡Se van a volver locos buscando al impostor! … Está actuando muy pero muy bien –Josefa cortó el teléfono.

Angelina estaba al lado de Diego, al cortar le miró con cara de duda, frente a ellos Alejandro e Irene observaban con el mismo rostro de incredulidad. Diego les sonrió un segundo, sacó la cinta de la videograbadora y salió de la oficina velozmente.

–¡Diego, espera! –exclamó Angelina, siguiendo al periodista.

Habitación desconocida – día

Victoria apareció acostada en una habitación completamente diferente a la que estaba. Era completamente blanca y cuadrada, con una puerta justo a los pies de la camilla del mismo tono que el resto del lugar. En las restantes paredes había cuatro vidrios, por los cuales momentáneamente no se veía nada. La mujer despertó bruscamente, al zamarrearse se dio cuenta que tenía amarrados brazos y pies con unas pesadas cadenas metálicas. Estaba absolutamente vestida de blanco, combinando casi perfectamente con el resto de la habitación. No tenía ni inyecciones ni parches, estaba completamente bien.

–¡Alguien anda ahí! –gritó desesperada Victoria.

Un fuerte electroshock la detuvo y la hizo saltar con fuerza. La piel cambió de color y su rostro cambió de terror a dolor en un solo segundo.

(Terror, Suspenso) Llave al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora