Capítulo 7: Cuestión de ética

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Avenida Colonial – noche

Angelina corrió al lugar donde estaba Álvaro sosteniendo a Olga, dejando a Susana llorando desconsolada al lado del cuerpo de su marido.

–Ésta se queda conmigo –dijo Angelina, sacando de su bolsillo una pistola.

–Pensé que eras abogada, no una policía –exclamó Álvaro, entregándole a Olga, la cual intentaba soltarse, sin lograrlo.

–Solamente hago las cosas que debí hacer hace bastante tiempo –se justificó Angelina, tomando del pelo a Olga y llevándola a punta de pistola en dirección a la casa piloto–. Me vas a prestar tu casa, no puedo salir con ella así.

Ayline se acercó con la cámara en mano, Álvaro se acercó rápidamente antes que pudiera cruzarse con Angelina, y comenzó a forcejear con Ayline.

–¿Qué haces? –preguntó Ayline, sosteniendo la cámara con ambas manos.

–Hay cosas que no tienen que salir a la luz todavía –respondió Álvaro, intentando despojar de la cámara a Ayline.

–¡Suéltame imbécil! –gritó enfurecida Ayline, pisando en la punta de las zapatillas al joven con el taco de sus zapatos–. No te voy a pasar nada.

Álvaro apretó con fuerzas el brazo de la muchacha y con su otra mano pegó sobre la cámara una y otra vez, hasta que cayó al suelo con fuerza, rompiéndose en varios pedazos.

–¡Qué hiciste, imbécil! –exclamó Ayline.

–¡Ahora pasa Angelina! –dijo Álvaro.

Angelina pasó por la calle con Olga a punta de pistola, abriendo la reja de la casa piloto. Susana, quien aún lloraba desconsolada en el suelo, se puso de pie y se acercó a las dos mujeres.

–¡Espere señorita Torres!  –exclamó angustiada Susana, tomando una gran piedra del suelo–. Tengo algo que decirle a ésta.

–¡Qué vas a hacer! –exclamó Álvaro.

Susana agarró la cabeza de Olga y con su otra mano la golpeó en el rostro con la roca, dejando una gran marca de sangre en su mejilla. La nueva prisionera quedó mirando al suelo.

–Golpéame, aprovecha de hacerlo, que luego te tocará a ti sufrir –rió en voz baja Olga.

Angelina tomó del brazo a Olga y la llevó dentro de la casa.

–Vas a hablar a la fuerza, te lo aseguro –exclamó Angelina.


Oficina de prensa – día

Ayline entró a la oficina sin pedir permiso al guardia que cuidaba la entrada, el cual la queda mirando bastante molesto. Se acerca al puesto de Irene, donde estaba ella leyendo alguna de las tarjetas del matinal y pone la cinta del video justo delante de sus ojos.

–Mira tonta lo que tengo, vas a morir –dijo muy feliz Ayline.

–Hazlo rápido que en quince minutos más entro al matinal –respondió bastante seca Irene.

–Ay, discúlpame –contestó muy irónica Ayline–. No importa, tengo acá las imágenes exclusivas de la muerte del esposo de Susana Abarca.

–¡¿Qué?! –se levantó sonriendo de su asiento Irene.

–Así es, estuve en ese momento, ¡lo vi todo!

–Todo, onda... ¿podrías ir a mi programa y contarlo todo? –preguntó Irene.

–Así es, y de fondo con las imágenes, ¡increíble! ¿No?

–No tan increíble –dijo Ana, quien desde la puerta de la oficina de Alejandro había escuchado la conversación.

(Terror, Suspenso) Llave al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora