Capítulo 11: Tu vida o la mía

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Living – Casa de Iván y Liz – día

Ana caminó por el living, rodeando a todo el grupo que veía nervioso en el televisor como Liz e Iván miraban con rostro angustiado hacia las cámaras. La periodista se puso a un lado de la pantalla y la apagó.

–Llegó la hora de hablar, es la única vez que hemos estado casi todos juntos, excepto por Estela –dijo.

–¿Y de qué exactamente hay que hablar, Anita? –preguntó muy agresivo Diego.

Ana miró sorprendida a su compañero de trabajo.

– ¿De qué? –preguntó Ana, con molestia.

–Hace bastante que te tiraste sola a investigar sobre el condominio, por lo mismo… quién nos debe una explicación eres tú –recriminó Diego.

–Hay que unir fuerzas, no separarnos, por favor –dijo en tono conciliador Irene.

–Tú cállate, si estamos en este punto es gran parte por tú culpa –respondió aún más agresivo Diego.

Con determinación Ana quitó los adornos de la mesa de madera de centro del living y los lanzó con fuerza al suelo. Un plato de loza se quebró, y varios otros objetos metálicos hicieron un fuerte estruendo. La periodista subió a la mesa, y desde lo alto pidió silencio.

– Estamos en crisis, están jugando con nosotros –elevó el volumen de su voz Ana–. En este momento estamos dejando que este par de perras decidan sobre la vida de Liz e Iván, ¡estamos entregándolos sin siquiera poner algo de resistencia!

–¿Y qué solución propones? –preguntó Angelina.

–Trabajar juntos.

–Pero hay un traidor –acotó Susana.

–Al menos yo puedo cooperar, hay que tomar el riesgo –opinó Álvaro.

–Angelina, te pido acá frente a todos que me digas todos los nombres que me faltan visitar. Tú sabes todo –dijo muy dura Ana–. Tú has estado en absolutamente todas partes, desde que esto comenzó hace muchos años atrás hasta ahora.

–¿Lo que te falta visitar? –preguntó irónicamente Diego–. ¿Y así hablas de trabajar en grupo?

–Alguien tiene que moverse, ¿no? –exclamó Ana.

–Diego, en serio que me extraña mucho tu actitud tan prepotente –acotó Alejandro, bastante disgustado–. Ya no estamos luchando por quien lleva o no la noticia… ¡son nuestras vidas!

–¡Me tocó ver como destrozaban a mi mejor amiga! –dijo acongojada Irene–. Pido por favor, puede existir un impostor. ¿Y qué?, no tenemos idea quién es. Simplemente confiemos y resolvamos esto, en el momento que nos acerquemos a la verdad esa persona va a tener que ceder y dar su nombre ¿Somos mayoría o no?

–Además ni siquiera estamos seguros si ese impostor existe –dijo Álvaro–. Pueden        hacerlo simplemente para confundirnos.

–No sé qué pensar –exclamó Angelina–. Puedo jurar que yo no soy el impostor.

–Todos pueden jurar que no son el maldito psicópata de mierda –dijo Diego–. Eso no tiene brillo, por favor Angelina, pensé que eras más inteligente.

–Necesito salvar a Tania, por favor –exclamó muy angustiada Susana–. Ahora mi amiga Liz se está matando con su marido, Diego… ¡cómo no te das cuenta que tu actitud sólo nos divide y nos pone en más aprietos.

–Estamos dándole en el gusto a las perras de mierda –dijo Ana, elevando nuevamente el volumen de su voz–. Hago una sola pregunta… ¿están dispuestos a cooperar, aunque eso cueste con sus vidas?

(Terror, Suspenso) Llave al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora