Pedazo de Cristal

CAPÍTULO 2

CIUDAD QUARZ septiembre 2004

-¿Waas, siempre haces eso?- me preguntó preocupado un muchacho que nunca había visto en mi vida. Tenía como unos 17 años, era alto, piel morena clara, cabellos negros algo revueltos al igual que sus cejas que tenían por debajo unos ojos muy oscuros que me hacían pensar que bien podrían ser negros, una nariz delgada y unos labios aún más delgados; vestía una camiseta azul marino debajo de una sudadera cafe junto con unos jeans de mezclilla.

-¿El qué? -pregunté confundida de que se encontrará sobre mí, en mi recamara y que fuera un completo desconocido que conocía mi nombre.

-El transportarte de tu recamara a la sala de estar con un empujón hasta caer en medio de todos los presentes- dijo ahora con cara de diversión.

No me lo puedo creer. ¡No me lo creo! ¿cómo llegué hasta aquí? Me encontraba tirada sobre el suelo vinílico madera de la sala de estar con paredes color verde militar entre el sillón doble color blanco con cojines lisos en él, dos en cada esquina, de color verde y la pequeña mesa de centro que era de vidrio con dos sillas ronda andreu color verde tenue con espirales blancas espumosas al otro lado de ella.

-Yo... yo... hummm... ¿quién eres?- pregunte levantándome lo mas tranquila que pude limpiándome la suciedad imaginaria de mi pijama que consistia en un short azul marino con estrellas blancas y una blusa larga escotada sin mangas, que cubría la mitad del short, blanca con un simio color beige con traje espacial, de unos cuantos botones rojos y azules, que decía con letras, por encima del simio, color azul marino "BUT IF YOU CLOSE YOUR EYES... YOU CAN DO EVERYTHING" y pantuflas que representaban a dos cabezas de lechones rosados muy contentos por ser decapitados.

-Soy Nicolás Bythesea, tu primo de Onyx- dijo con tanta normalidad que no sabía si creerle, pero él parecia pensar que me lo había creído.

-¿De verdad? - dije con la ilusión de una niña en noche buena que espera a por sus regalos.

-Si...- dijo desconfiado dando un paso para alejarse de mí- ¿nunca te han dicho que das miedo?

No contesté.

Cuando me acomodé la pijama salí corriendo trás él con la intención de asustarlo. Funcionó.

Corrí como si me estuviera por ganar un premio, era muy divertido. Nicolás era muy rápido, pero un tanto miedoso. Aunque no gritó.

-¡Dios! -dije entre carcajadas dejando de correr trás mi supuesto primo- Eres un miedoso, ¿te lo han dicho? -dije divertida.

-Al menos, Waas, no he hecho una heteropersecución a nadie que no conozca por lo menos de una semana con una pijama de simios astronautas que da poca imaginación- dijo enfadado después de detenerse y acercarse nuevamente a mí.

-¿Existe la palabra "heteropersecución"? Creo que debes ampliar tu vocabulario pero con palabras existentes, Nick- dije tocando mi boca con el indice para hacerlo notar.

Estábamos en el patio trasero, habíamos recorrido la casa en un santiamén y no me había enterado. El patio era un terreno extenso con césped; había una fuente de piedras de rio con agua cristalina a chorros en una pared de ramas, hojas y flores al fondo, y una mesa en medio con su sombrilla beige y cuatro sillas de jardin. Todo el jardín estaba bardeado por una pared blanca con altura de 2m. con ramas, hojas y flores sobre ella.

-¿Por qué estás aquí, primo Nick? -pregunte con una ceja arqueada y brazos cruzados.

-Mi padre, tu tío, no... -dijo, sin terminar por el carraspeo trás de mí.