Obsesión

Capítulo 8: Exclusivos

Después de todo los sucedido con Jughead y Penelope Blossom las cosas se habían calmado bastante, Jughead había entendido que lo que había hecho no era lo más sensato y de cierta forma, haber visto a Betty tan molesta y en lagrimas lo había tocado más de lo que se atrevería a admitir en voz alta.
Como sea, seguían trabajando y siendo esa clase de amigos que habían acordado hace poco, antes disfrutaban su compañía, pero lo hacían aún más, les gustaba estar tiempo juntos. El trabaja se había vuelto más relajado, no solo lo hacían en la oficina o en la sala de la casa de Jughead, de vez en cuando lo hacían en la habitación o en el jardín. Ambos estaban descubriendo cosas distintas, cosas que les gustaban del otro. Aunque no quisieran admitirlo, se estaban enamorando.

Seguían manteniendo a Bret bajo el cuidado de las serpientes. Durante todo este tiempo se habían estado preocupando de enviar mensajes a Donna desde el celular del chico; uno de estos días intentarían que él la llamara, evitando que Bret haga algo estúpido. En el trabajo no habían muchos problemas, pues Bret no era muy esencial.

-¿Qué haremos hoy, Betts?.- Preguntó.
- Lo mismo que haremos todas las noches, Jughead. Tratar de conquistar al mundo.- Se rió.
-Muy graciosa, sabes que Pinky y cerebro eran mis dibujos animados favoritos, pero recién está empezando el día, y estaba hablando enserio.- Se levantó del sofá.
- Seguir trabajando en esto, conquistar al mundo.- Betty apuntó su computadora.
- ¿No crees que debamos tomarnos un descanso?.- Dijo Jughead.
- Jughead, es sábado, son las 10:00 de la mañana, acabamos de despertar, no creo que estés muy cansado, anoche no me fui tan tarde de aquí. No creo que durmieras poco.- Habló mientras seguía leyendo algo en su computadora.
-No es por eso.- Se acercó y cerró la computadora de la chica.
-¡Oye!. Estaba leyendo un documento.- Se quejó.
- Lo lees después, el punto es que lo que te había hablado no tiene nada que ver con que yo esté cansado, me refiero a que nos tomemos el día, seamos personas normales por alguna vez en la vida.- Se sentó junto a ella.
-¿Y que propones?.- Ella alzó una ceja.
- Betts, el día estará muy lindo y la playa está a veinte minutos de aquí. Vamos.- La alentó.
-¿Estás seguro?.- Preguntó no muy segura.
- Totalmente.- asintió con la cabeza.
- Está bien, pero conduces tú, estoy harta de casi siempre hacerlo yo.- Aseguró ella.
- Bueno, tomaré un par de cosas de arriba y vamos a tu casa.- Dijo corriendo a su habitación.

Cuando salieron a la carretera Betty puso un poco de música.
-Por favor no pongas One direction.- Pidió Jughead.
- Lo siento, pero estamos próximos al décimo aniversario de la banda y aún mi corazón sigue roto por la separación.- Dijo llevándose las manos al pecho.
- Pero soy yo quien está conduciendo y necesita motivación.- Se quejó.
- Me escucharás cantar y también me verás bailar en el asiento, no necesitas más motivación. Además son solo veinte minutos.- Se encogió de hombros.
-¿Al menos me dedicarás una canción?.- Le preguntó riéndose.
-Nop, no lo mereces, ya despreciaste a One Direction.- Dijo indignada.
- ¿Con cuál de los cinco soñabas?.- Preguntó Jughead.
- Harry, aún tengo sueños con él.- Se rió.
- ¿Styles?.- Preguntó Jughead.
- Sí, Harry Styles podría literalmente golpearme y probablemente, no, definitivamente le agradecería.- La rubia se rió.
- ¿Lo dices de una forma sexual o literalmente?.- Jughead se rió.
- Ambas.- Asintió con la cabeza.
- Genial.- Se rió.

Cuando llegaron a su destino ya era medio día, así que decidieron ir a almorzar a un restaurante con vista al mar.

- Algún día, cuando toda esta mierda termine y ya esté por jubilar, venderé todas mis cosas aquí y me iré a vivir a algún lugar que tenga una vista al mar desde la ventana de mi habitación.- Jughead suspiró mirando el mar.
- Suena un buen plan.- Dijo ella mientras miraba el mar.
- Aunque también me gustaría vivir en una ciudad sin playa. Son cosas que iré viendo a medida que pase el tiempo.- Se encogió de hombros.

Durante la tarde caminaron por la orilla del agua, se bañaron en el mar, conversaron sobre distintas cosas y disfrutaron de estar fuera del trabajo.
Vieron el atardecer sentados en la arena.
Mientras el sol se ponía, Jughead había comenzado a abrazar a Betty y pocos minutos después se estaban besando.

- Deberíamos ir al auto.- Dijo Betty separándose de Jughead.
- Eso creo.- Se rió.

Al sentarse en el automóvil ambos se miraron fijamente.
- Busquemos un lugar despoblado.- Sugirió la rubia.
- Me parece buena idea.- Encendió el motor y comenzaron a buscar.

Llegaron a una especie de bosque que estaba vacío. Ambos se cambiaron a la parte de atrás del auto y comenzaron a besarse.

Cuando terminaron se vistieron inmediatamente y volvieron a la ruta para volver a casa, puesto que ya se les había hecho tarde.
- ¿Betty, somos exclusivos?.- Preguntó Jughead.
- ¿A qué te refieres con exclusivos?.- Preguntó.
- A que no podemos tener sexo con nadie más.- Dijo despacio.
- Oh, no lo creo, al menos yo no tengo sexo con nadie más porque no quiero, pero eso no significa que seamos exclusivos.- Sonrió.
- Que bien que opinemos lo mismo. Ser exclusivos significaría que estaríamos en una especie de relación, y claramente no lo estamos y no la queremos.- Dijo él mientras.
- Claro.- Dijo ella mientras miraba hacia afuera.

Ninguno había visto la reacción del otro, ambos habían hecho distintas muecas.
Lo cierto es que ambos habían comenzado a sentir cosas muy fuertes por el otro, ambos querían ser algo más que amigos, pero ninguno se atrevía a decirlo. Betty tenía muy claro que era lo que sentía, pero no le decía por miedo a ser rechazada y acabar con su amistad, ella no podría soportar eso, estar cerca de Jughead la hacía sentir bien y feliz. Jughead por su parte no decía nada porque aún se negaba a aceptar lo que sentía por la rubia, no quería dañarla, sentía que él podría destruirla. El hecho de que Betty estuviera mal por él sería algo que no soportaría, la quería demasiado, quería estar con ella por siempre. Creía que si le dañaba el corazón la perdería por el resto de su vida.