one love, two friends and three problems pt.3

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ONE LOVE, TWO FRIENDS AND THREE PROBLEMS

La calma después de la tormenta había llegado, y Arizona contempló desde el porche de aquella cabaña la suave lluvia que caía.

Los charcos sobre el lodo reflectaban  el cielo gris, y el aroma de los pinos se mezclaba con el de la tierra mojada.

Era hermoso; sin embargo, su mente no paraba de maquinar en absolutamente todo lo que había transcurrido en tan solo horas.

Se había acostado con Rick y al poco tiempo, con Daryl.

Ambos hombres a los que amaba.

Uno tan prohibido, y el otro tan...complejo.

—Rick... —suspiró la castaña, mientras el sheriff se mecia sobre ella en un vaivén fluido.

—Eres... Increíble... Arizona. —jadeó Rick antes de volver a besarla, sujetando su cabellos, volviendo el beso demandante.

Arizona suspiró ante el recuerdo y se abrazó a sí misma, sintiendo un suave relámpago a lo lejos.

—Hey.—saludó Daryl, al llegar tras ella, y Arizona sonrió sintiendo su voz.

—Despertaste.—giró sobre sus pies y se animó a abrazarlo, apoyándose sobre su pecho en busca de calidez y alguna clase de efecto que calmara la culpa que agobiaba su corazón. Se sentía feliz e infiel, lo que, analizandolo a fondo, era estúpido en todo su esplendor.

A Daryl lo tomó con cierta sorpresa aquel contacto, pero se sintió tan bien que la rodeó con sus fuertes brazos y percibió una bonita sensación rebotando en su pecho, como una avecilla revoloteando en el interior de una jaula deseando ser liberada.

—Deberíamos volver. —sugirió él. Arizona gruñó con suavidad, embriagada por la sensación que le brindaba su calor. Quizá debería quedarse ahí para siempre, en sus brazos, lejos del peligro y de las personas, los muertos y los vivos.

—Esperemos a que pase un poco la lluvia. —pidió, separándose levemente para alcanzar sus labios. Daryl correspondió con la misma suavidad. Se sentía bien; un beso lento y tranquilo al compás de la lluvia y la naturaleza con la persona que amaba. —Haría esto todo el día. — murmuró contra sus labios y Daryl sonrió muy apenas.

Después de tanta mierda, al fin algo bueno había llegado a su vida; Arizona.

Al atardecer, la lluvia había menguado a una insignificante llovizna y ambos sobrevivientes abandonaron la cabaña, tomando rumbo de vuelta a la prisión.

Allí, donde un terrible caos se había desatado con nombre y apellido; Lori Grimes.

—Rick... —repitió lentamente, sosteniendo aquella prenda con asco entre las yemas de sus dedos. —Rick, ¿de quién es esto?—

La nuez de Adán del Sheriff subió y bajó al pasar saliva.

Se había enfrentado a delicuentes, asesinos, caminantes, y lo único que  había logrado ponerlo así de nervioso era la fierecilla a punto de saltar de su esposa.

—¿Me..? —cubrió su boca, temblando ante esa idea. —¿Me estás engañando? —

—No... No es lo que crees. — en realidad, era todo lo contrario, pero se sentía agazapado en la cobardía.

—¡No mientas! —exclamó al empujar violentamente aquel sostén contra su pecho.

—Cálmate, le harás daño al bebé... —pidió, nervioso.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒||The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora