methamphetamine

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METHAMPHETAMINE

CAUTION|SMUT

CROSSOVER— JESSICA JONES

Decatur podrá ser el pueblo que nunca duerme; lo seguro, es que todos se acuestan con todos

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Decatur podrá ser el pueblo que nunca duerme; lo seguro, es que todos se acuestan con todos. No es que me esté quejando, los infieles son buenos para el negocio.

Jessica enfocó el lente de su cámara.

Su objetivo estaba en la mira :

Kathleen Collins Edwards; treinta y dos años, cabello rubio y ojos castaños, 1,68 metros de altura, 68 kilogramos, "felizmente" casada con John Edwards.

Bajo el puente, la rubia se mantenía con su chaqueta abierta y los pechos al aire, con un tipo manoseándola y besándola a su antojo -De manera consentida, claro-.

Gran parte del trabajo es ir en busca de lo peor en las personas.

Resulta que soy buenísima en eso. Los clientes me contratan para encontrar la mugre, y yo la encuentro.

Lo cual, no debería sorprenderlos, pero lo hacen.

La noche fue larga para Jessica. Los amantes había pasado del puente al auto, del auto a un bar, del bar a un paseo por la avenida.

Foto tras foto, Jessica se sintió bien de saber que, tras recibir su pago, el bar sería su próximo destino.

Saber que es real, significa que deben tomar una decisión. Uno, hacer algo al respecto; o dos, seguir mintiendo, culpar al mensajero, decirme que me encanta arruinarles sus vidas de mierda.

La opción dos... Casi nunca termina bien.

John gritaba furioso al ver las fotografías donde su esposa se manoseaba lujuriosamente con un completo desconocido en las penunmbras bajo un puente, el asiento trasero de un auto, en la calle.

Luego está el asunto de su paga.

La gente se manda cagadas.

Ante la negación de un pago, Jessica tomó la chaqueta que John traía y ágilmente lo estrelló contra el vidrio de su puerta, provocando que este quedara tumbado sobre el marco, con una lluvia de lujuriosas fotografías  cayendo sobre él .

Simplemente evito involucrarme con ellos, para empezar. Eso me funciona...

La mayoría de las veces...

Jessica se vio obligada a pegar con diarios y cinta adhesiva la ventana de su puerta.

Su dinero apenas le alcanzaba y los clientes como John acostumbraban a no pagarle.

Pero a Jessica le importaba una mierda en tanto un vaso de whisky recorriera su garganta, al menos, una vez al día.

Así había pasado una semana y la azabache tenía tantas deudas que una daga atravesando su yugular no sería una sorpresa en cualquier momento.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒||The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora