Liberty of omega [KookTae]

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«Eres tú»

Después de la pequeña ronda de preguntas de los cachorros, en la cual el omega se enteró que Jungkook había mentido acerca de un viaje para no dañar a sus bebés; Le agradeció con la mirada recibiendo un 'está bien' de este.

El alfa terminó sintiéndose agotado y pensaba que el omega también.

—Taehyung.

Observó al cachorro dormido en sus brazos, una escena que definitivamente Jungkook no esperaba.
Es decir, había imaginado miles de escenarios donde el castaño llenaba el pedacito de vida que les faltaba, pero verlo era impactante e irreal para él.

—Puedes quedarte a dormir.—Dijo enviando un mensaje a su primo que había regresado hace un rato con el pequeño omega gruñón, trató de evitar moverse mucho para no despertar a Jinnie que también se quedó dormido.

—No es necesario, yo...

'Acepta', gruñó V.

—Insisto.— Interrumpió el de cabellos cerezas señalando el reloj de la pared.

El omega asintió nervioso acurrucando más a Soobin quién se acostumbró rápidamente a su aroma.

—Puedes dormir en el cuarto de cualquiera de los dos, ellos tienden a dormir conmigo.

Segundos después, el alfa y omega dejaron a los cachorros acomodados en la cama del cuarto del primero.

—Tengo que mostrarte algo.—Mencionó Jungkook rompiendo el silencio cómodo.

Ya en la sala, el castaño observó cómo el contrario rebuscaba algo en uno de los cajones, sacando dos álbumes.

Sí; Chilló V pensando en lo que significaba.

¿Seguro?; Por otra parte, Gguk preguntó dudoso a su humano.

Lo estoy, recuerda que en parte lo hice por él; Kook escuchó un bufido de su lobo ante la cursilería de este.

Aún no lo acepto.

Pero bien que te he visto babeando por su lobo; Se burló no escuchando una respuesta.

—Es algo que creo que deberías ver.— Se sonrojó el alfa cuando en la primera página estaba una foto de él junto al omega, la que pensó haber guardado en su pieza.

Seokjin.

«Siempre tú»

Taehyung sonrió mientras repasaba la foto con dos dedos, era el día donde salieron por primera vez.

Jungkook se encontraba pidiendo el menú tembloroso ante la atenta mirada del peliazul frente a él, un color que definitivamente lo hacía ver más precioso de lo que era.

Hermoso; Pensó.

Sisi, ya entendimos; Le interrumpió su lobo.

—¿Te apetece una pasta?— Sonrió con la suerte de no haber tartamudeado o algo parecido frente al omega que estaba seguro que era su predestinado.

—Sí.

Sé amable; gruñó por milésima vez su lobo debido a la cortante respuesta. El humano simplemente no entendía que su lugar era con quien estaba al frente suyo, el alfa con aroma a hogar.

«Conocí a muchas personas pero nadie se siente como tú.»

Fueron tantos grandes momentos, incluso cuando el alfa pasó vergüenza la mayoría de veces, seguía intentándolo todo para su atención.