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Jeon Jungkook consideraba tener una buena relación con su lobo.

Tuvo conflictos como todos pero después del nacimiento de sus cachorros, notó cómo este había desarrollado una calma extraordinaria.

Había incluso ocasiones en que lo dejaba salir con el fin de que pasara también tiempo con los cachorros, siendo juguetón con ellos pero disciplinándolos al mismo tiempo.

Enseñándoles sus pequeñas orejas o colmillos que los cachorros entusiasmados toqueteaban.

Tanto lobo como humano se morían por sus pequeños.

Entonces, Jungkook no supo en qué momento perdió el control en aquella fiesta dejando que Jeongguk se apoderara de él.

Jeongguk lo supo desde que su humano cruzó aquella puerta, el aroma a canela que conocía demasiado bien para su gusto, era leve. Pero decidió no comentar nada, tan solo rugiendo de vez en cuando con fastidio, sabiendo que Kook no podía percibir el olor entre tantos, así que lo distrajo.

Porque su humano no estaba tan enlazado a Taehyung como él al lobo de este.

Jungkook le enseñó todo lo bueno que podía obviando el hecho de que Gguk tenía sus propios instintos.

Siendo resentido con todo aquel que llegara a dañar algo importante para él.

Alguien como Taehyung.

Por lo que apenas sintió el aroma más fuerte, actuó, tan solo dejando el color de sus ojos visibles.

Sonriendo fríamente al omega castaño.

Sin dudarlo se acercó a él, notando perfectamente su rostro sorprendido a medida que la distancia se cortaba.

—Taehyung, que alegría encontrarte por aquí.— Canturreo el lobo sin borrar su sonrisa mientras cambiaba el camino, yendo al campo que frecuentaba su humano hace un par de años.

Seguido por el mencionado.

—Tú...no eres Jungkook.— Balbuceó el humano torpemente justo cuando terminó de caminar, temblando constantemente por los nervios y miedo.

—Creo que no hubo tiempo de presentarnos.— Carraspeó falsamente su garganta.—Un gusto, soy Jeongguk.

Causando que el omega olvidara todo, jamás tuvo la oportunidad de conversar con el lobo, siendo esto su culpa.

— Supongo que lo sabes, ¿verdad?.— continuó.— Era cuestión de tiempo.

Se refirió al tema de los cachorros pues su humano siempre estaba rodeado del dulce aroma de leche característica de uno.

Sería idiota sino notó que el omega frente a él olisqueó disimuladamente la esencia y no se sorprendió.

—No soy como Jungkook. Él te permitirá ver a los cachorros a pesar de que ya no tienes el derecho.

Recalcó lo último.

— Yo no lo haría más tengo que obedecerlo, no los mereces.—No dejó de hablar, tenía tanto que reprimió.—Dime, ¿qué tal fueron estos dos años?, ¿te divertiste, no?. Lo noté por la pequeña conexión que nos quedó por los cachorros.

Todas aquellas veces en que Taehyung se embriagaba hasta no recordar quién era, pasando por alto los besos de los extraños.

En ese tiempo estaba tan perdido que creía ver a Jungkook en todos lados, hasta que pidió ayuda a Jimin y dejó de hacer todo eso.

— Se lo oculté a mi humano, no por ti. Él ya tenía demasiado con estudiar y cuidar de los cachorros al mismo tiempo.

Velar por si alguno se enfermaba, quedarse despierto madrugadas intentado dormirlos para después estudiar y salir corriendo a clases con la preocupación de si estaba haciendo lo correcto con sus cuidados.

Liberty of omega [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora