—Sé que merezco morir por seducir a tu exnovia.
—Cállate JungGi —pidió entre dientes. No necesitaba recordar aquello, aun habiendo pasado varios años de eso, la ira y el rencor estaban muy presentes.
—¿Por cuánto tiempo me vas a castigar?
El sonido del elevador llegando a su piso y las puertas abriéndose trajeron a JungKook a la realidad, evitando que pudiera efectuar cualquier acción contra su hermano. Terminó de quitar la prenda que antes había aflojado y salió del cubículo sin más, siendo seguido por su menor.
Ambos ingresaron a la oficina del presidente ejecutivo, pues JungKook había hecho colocar un escritorio allí para su hermano. JungGi ocupó su silla viendo la casi vacía mesa, apenas con un lapicero sobre ella, luego su vista se dirigió hacia el escritorio del mayor donde varios papeles que debía revisar se hallaban, así como una computadora y el pequeño, pero visible, título que rezaba: "Presidente Jeon JungKook"
—¿Ni siquiera tengo un título?
—¿Título? Llegaste hace tres minutos —se burló JungKook haciendo bufar al otro.
Las horas pasaban, siendo un día totalmente normal para el mayor, mientras que para JungGi era completamente aburrido; apenas había ayudado a JungKook con unos pocos papeles y la mayor parte del tiempo jugaba en su teléfono o revisaba sus redes sociales. Quería que la jornada terminara de una vez, él ni siquiera estaba tan interesado en los negocios como su hermano.
—Hola, ¿ya almorzaste? —JungKook comenzó una llamada, consiguiendo la atención de su hermano sin querer—. ¿Cómo puede ser que no hayas almorzado aún? —cuestionó mientras observaba su reloj, luego su mirada cruzó con la de JungGi, causándole cierta incomodidad—. No importa cuán ocupado estés, asegúrate de almorzar. Hablamos más tarde. Muy bien.
—¿Eres feliz? —aquella pregunta llegó tan pronto hubo colgado, observó a su hermano, pero no respondió, no tenía por qué hacerlo—. Bueno, no tienes que contestarme. Aunque no lo digas, se te nota en la cara lo feliz que estás.
JungKook no era idiota, aquellos comentarios no eran precisamente porque su menor se preocupara de su felicidad. Pero de todos modos no iba a darle tanta importancia—. No sé qué quieres decir.
JungGi se levantó de su asiento dirigiéndose hacia JungKook, al estar frente a él le mostró su teléfono, donde una fotografía de una mano con un anillo —que adivinaba era de compromiso— se mostraba.
—Parece que Jiwon también está feliz.
—Aléjalo de mí —ordenó con intenciones de regresar su atención a su trabajo.
—También eres feliz con TaeHyung, ¿no? Pero ¿por qué soy el único que no está feliz? —escupió las palabras sin ningún tacto. Al ver que era ignorado, volvió a hablar—. Desde que me robé a tu novia nadie ha sido amable conmigo. A ti y a Jiwon ahora les va bien. ¿Por qué a mí no?
—Si no quieres trabajar, vete.
—Está bien. Me largaré.
Cuando JungGi salió de la oficina, JungKook trató de regresar con lo que hacía, sin embargo, las palabras de su hermano y aquella foto le habían causado un malestar. ¿Por qué le recordaba aquello? ¿Por qué tenía que mostrarle esa fotografía? No debería importarle. Jiwon había dejado de ser parte de su vida desde el momento en que lo traicionó, ahora ella podía hacer lo que se le pegara en gana con quien quisiera, no era de su incumbencia, ya no más. Exasperado, lanzó los papeles en los que no podía concentrarse hacia cualquier lugar.
Esa noche, cuando llegó a casa, encontró a TaeHyung en la cocina. Lo observó desde el marco de esta por un momento, pues el castaño no podía verlo al estar de espaldas. Las palabras de su menor nuevamente llegaron a su mente; ¿era feliz con TaeHyung? Por supuesto que lo era, no necesitaba pensarlo demasiado, mucho menos cuando lo veía ahí, cocinando algo para él, con sus castaños cabellos desordenados, vistiendo su ropa típica para dormir; una camisa grande y un short a medio muslo. Sí, definitivamente TaeHyung lo hacía feliz.
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Noble heart [KookV]
FanfictionKim TaeHyung es un joven veterinario que sufre de problemas económicos. Su suerte podría cambiar cuando salva la vida del atractivo CEO Jeon JungKook, quien ve en él la oportunidad de safarse de las citas arregladas por su madre. Sin embargo, sus pe...