Convivencia.

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JungKook había estado trabajando con unos papeles aquella noche, se encontraba bastante cansado y sólo quería tirarse en su cama y dormir, pero unos gritos provenientes de algún lugar en la casa lo alertaron. Sin pensarlo, corrió hasta encontrar a la persona responsable de aquellos gritos.

Cuando vio al castaño corriendo a través del pasillo, no esperaba terminar en su posición actual, con el chico aferrándose más a su cuello cada vez que un nuevo trueno se escuchaba. JungKook tenía un conflicto mental sobre lo que debía hacer, sus brazos extendidos hacían el amago de abrazar al castaño, sin embargo, se detenía diciéndose que no era correcto.

—¿Puedes soltarme? —pidió finalmente.

Segundos después, TaeHyung ya se encontraba parado junto al pelinegro, manteniendo una distancia considerable y con la cabeza gacha escondiendo su vergüenza.

JungKook lo acompañó hasta su habitación, viendo con una mueca de desagrado a la gata acostada sobre la cama. TaeHyung entró aún algo asustado, la tormenta ya había disminuido un poco, sin embargo, el sonido de la lluvia seguía.

—Ya debería estar calmado, ¿verdad?

Un nuevo trueno se hizo escuchar en la casa. El castaño soltó un grito y en busca de protección se apegó al cuerpo contrario, cerrando sus ojos y aferrándose a la camisa del azabache.

—¿Estás seduciéndome? —. TaeHyung enseguida se apartó, negando rápidamente con la cabeza—. Bien, entonces me voy —. Le dirigió una sonrisa plana y salió, no sin antes dar una última mala mirada a la minina.

TaeHyung quería decirle que no se fuera, que se quedara con él por lo menos hasta que la lluvia parara, sin embargo, se limitó a observarlo marcharse con un puchero en sus labios.

Por otro lado, JungKook se recargó de espaldas en la puerta del castaño al salir y con una mano en su pecho, cerró los ojos y exhaló todo el aire retenido. Su autocontrol se hubiese visto amenazado si permanecía un segundo más cerca de aquel chico. Y es que la forma en la que el veterinario continuaba apegándose a su cuerpo, sumado a que sólo vestía una playera que le quedaba grande, tanto que casi tapaba sus shorts a medio muslo, causaban en el pelinegro la necesidad de recorrer con sus dedos aquella piel expuesta. JungKook tuvo que retirar todos aquellos pensamientos —si no quería que sus pantalones comenzarán a apretar— antes de regresar a su habitación y seguir con su trabajo.

A la mañana siguiente, luego de regresar de correr y darse una ducha, el pelinegro preparó un desayuno al estilo americano para dos. Esperó por el veterinario, pero parecía que este no pretendía aparecer.

Llamó a la puerta del chico y se mostró extrañado cuando lo vio asomarse mientras portaba unos lentes de sol. Frunció el ceño y sin decir una palabra, el contrario entendió el porqué de su expresión.

—Mis ojos suelen estar hinchados por la mañana y debido a que casi no pude dormir anoche, ahora están muy hinchados.

—¿No piensas ir a trabajar? —preguntó JungKook restándole importancia a lo anterior. TaeHyung lo miró un poco confundido, aún faltaba tiempo para que abriera su clínica—. Vamos a desayunar.

TaeHyung asintió y salió emocionado de su cuarto.

Lo primero que hizo el castaño, fue deleitarse con lo bien que lucía y olía aquel tocino acompañado de algo de huevos revueltos en su plato y una taza de café al lado, además del pan tostado acomodado en medio de la mesa. Podría no parecer mucho, pero para el joven veterinario, un desayuno así era algo que no había disfrutado en mucho tiempo. Se dispuso a comenzar a comer y en cuanto el primer bocado de aquel huevo llegó a su boca, sus papilas gustativas brincaron de felicidad.

Noble heart [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora