Algo brillante.

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Cuando JungKook despertó la mañana siguiente, lo primero que pudo ver fue a un joven de cabellos castaños, que descansaba a su lado, en el suelo. Se sintió desorientado, recorrió el lugar con la mirada, no reconocía nada, sin embargo, no se sentía alarmado o inseguro, sino todo lo contrario.

Se quedó allí por un momento, hasta que sus sentidos estuvieron completamente despiertos, entonces se percató de que su mano era tomada por otra, la levantó sólo para comprobar que él mismo la mantenía enlazada con la del chico a su lado.

Algunas imágenes de la noche pasada llegaron a su mente; cuando ese muchacho lo encontró en medio de la lluvia, cuando lo cargó hasta aquel lugar y cuando decidió que iba a tratarlo él mismo, incluso recordó el dolor al cerrarle la herida. Jungkook tendría que recompensarlo.

Trató de levantarse, pero al instante regresó a su posición inicial, pues su abdomen dolía como los mil demonios. Respiró pesadamente y luego contuvo el aire hasta lograr sentarse. Se sacó la intravenosa que aún estaba en su brazo y finalmente se puso de pie.

Observó que su camisa tenía una enorme mancha de sangre, definitivamente no podía salir así a la calle. Tomó una camisa, de las que se vendían en el lugar, era amarilla y como estampado tenía el dibujo de un perro y un gato, con el nombre de la veterinaria, no era del estilo de Jungkook, pero era lo que había.

Llamó del teléfono del lugar a HoSeok para que fuera a recogerlo. Dejó en el mostrador una tarjeta con su nombre y su número telefónico para que cuando el dueño del lugar despertara lo llamara y hablaran sobre su paga, era lo menos que podía hacer después de que le salvó la vida.

Salió del lugar, no sin antes echar un último vistazo al joven durmiente, al parecer tenía un sueño pesado, pues no se percató de ninguno de sus movimientos. Pero al salir, JungKook no notó a una gatita curiosa subiendo al mostrador, haciendo que su tarjeta saliera volando hacía algún lugar inespecífico.

Cuando por fin HoSeok lo llevaba de camino a su casa de nuevo, no podía dejar de sentir su mirada a través del retrovisor del auto, como si lo estuviera reprochando, como si él hubiera tenido la culpa de ser secuestrado.

—¿Puedes concentrarte en conducir? —reprochó JungKook.

HoSeok suspiró—. Estábamos muy preocupados. Su mamá... —no pudo terminar, pues en ese momento su celular sonó, indicando una llamada entrante, revisó rápidamente de quien se trataba—. Presidente Jeon, es su madre.

Jungkook se estiró un poco para recibir el teléfono y contestar, en cuanto lo hizo una voz femenina llegó a sus oídos.

—¡JungKook! Hijo, creí que no volvería a verte.

La mujer detrás de la línea soltaba algunos lloriqueos mientras hablaba. JungKook le dirigía una mirada asesina a HoSeok a través del retrovisor, realmente no tenía las ganas para hablar con su madre.

—Estoy bien, mamá. Deja de llorar —contestó sin ánimo.

—¿De verdad estás bien? Estaba tan preocupada.

A JungKook aquello le parecía un poco hipócrita, pues pocas veces hablaba para preguntar cómo se encontraba.

—Hijo, creo que ya deberías considerar casarte —la mujer había cambiado su tono a uno más serio.

Y ahí estaba, de eso trataban la mayoría de sus conversaciones. Una mujer insistiendo en conseguir una esposa para su hijo. JungKook no quería tener esa plática nuevamente, simplemente colgó.

Cuando llegaron a su hogar, HoSeok llamó a un médico para que revisara a su jefe.

—El tratamiento de emergencia se hizo bien —habló finalmente el doctor—. Igual que la sutura. Quien sea que lo haya tratado, sabía lo que hacía.

Noble heart [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora