4. Nuevos amigos y algo más.

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Sin duda alguna, Jim se había tomado la molestia de elegir a los chicos más divertidos y talentosos que podría haber encontrado en el Internado para ser los nuevos compañeros de cuarto del rubio: Krist Novoselic y Dave Grohl. El primero era un simpático bajista que destacaba por su gran altura, mientras que el segundo era un hábil baterista de contagiosa sonrisa.

Esos chicos le transmitieron confianza a Kurt apenas los conoció y el rubio se encontraba más que agradecido con Jim por cumplir con su labor de tutor a la perfección, pero más aún por haber sido amable con él cuando nadie más lo había sido desde que llegó aquí.

Estos jóvenes tampoco tenían grandes recursos y todo lo que habían hecho para llegar a este Internado había sido por mérito propio, no por familia de renombre o grandes cantidades de dinero en la caja del banco. Los tres venían de familias humildes y trabajadoras que cada centavo lo conseguían a base de trabajo. Así como también familias disfuncionales con divorcios y discusiones de por medio. Todos habían encontrado un refugio de sus complicadas vidas en la música.

—Oye, Kurt... ¿tú cantas?—Dave rompió el silencio.

El baterista se había recostado para matar el tiempo que faltaba para la cena, mientras que sus dos compañeros se encontraban ordenando sus pocas prendas en los cajones: el uniforme escolar, que consistía en una camisa blanca, un pantalón azul oscuro y una corbata haciendo juego, un suéter también azul con la insignia del Internado, un pijama a elección y un conjunto deportivo también azul para las clases de gimnasia. Dave se incorporó en su cama, observando con atención la que estaba enfrente, dónde Kurt estaba sentado doblando con delicadeza una de las camisas.

Krist, quién también se encontraba concentrado en los pliegues de su uniforme, desvió su atención un momento para escuchar la respuesta de su compañero.

Las mejillas del rubio se tiñeron levemente de rojo y pensó durante unos cuantos segundos qué debía contestar. Él sabía que podía cantar, pero no estaba seguro de que era lo suficientemente bueno como para impresionar a los demás o ser el vocalista principal de una banda.

—Algo.—replicó finalmente sin levantar su vista de la pila de ropa que ya había organizado.—No soy muy bueno, pero me defiendo.

—Bueno, espero que te defiendas bien cuando formemos una banda.—comentó el baterista.—De lo contrario jamás nos van a dar un título y ese clavo que puso mi madre sobre la chimenea no servirá de nada.—bromeó, haciendo reír a quiénes el ya consideraba sus nuevos amigos.

—¿Tú ya asumes que nosotros tres seremos una banda?—preguntó Krist intrigado y cruzándose de brazos.

Su compañero comenzó a jugar nerviosamente con un mechón de su largo y oscuro cabello.

—Pues si...—respondió un tanto tímido.—Tenemos un guitarrista y un cantante, que estoy seguro que sobre el escenario es excepcional...—señaló a Kurt, y aunque este no levantó su vista, se notaba que una pequeña sonrisa se había dibujado en su rostro ante esas amables palabras.—Tenemos un bajista que mide 2 metros y atraerá a muchas chicas...—señaló a Krist que no pudo evitar reír.—Y me tienen a mi, por supuesto, que soy el mejor baterista de este lado del pasillo.

*****

Jim Morrison no sabía si estás hamburguesas con puré de papas era la comida más deliciosa que había probado en su vida o simplemente estaba hambriento por todo el revuelo que conllevaba el primer día en el Internado y su nueva responsabilidad de ser tutor, pero estaba comiendo como si fuera la última cena antes de ir directo a la silla eléctrica. Comía en silencio mientras que el resto de sus compañeros se ponía al día sobre lo que habían hecho en el verano.

Internado Woodstock «Classic Rock»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora