PRÓLOGO

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Faltaba poco para las 8pm, la lluvia golpeaba fuerte en la ventana, destellos brillantes inundaban la habitación cada vez que un relámpago marcaba presencia, y un joven se encontraba recostado boca arriba ignorando todo a su alrededor, no importándole en absoluto que su madre le golpeara la puerta preguntando si bajaría a cenar, no tenía apetito, no necesitaba nada más que su cama en ese momento, o al menos hasta que pudiera dejar de pensar en lo ocurrido aquel día en la escuela.

Todo comenzó por la mañana, tenía un examen bastante difícil para el cual no había estudiado lo suficiente, ya se había resignado a reprobar y en su mente tenía listo el  discurso que le diría a su madre disculpándose por ser un mal hijo, pero antes de que pudiera siquiera entrar en el salón, una silueta oscura se cruzó justo frente a su nariz aturdiéndolo y haciéndolo perder el equilibrio. En menos de dos segundos ya tenía el rostro estampado en el piso.

El pobre chico intentó levantarse rápidamente y exigir una disculpa, era muy temprano para aceptar una falta de respeto semejante, pero al voltearse buscando con sus ojos a la persona implicada, extrañamente no logró ver a nadie y dudaba haberse tardado tanto como para perderlo de vista, era imposible que en ese inmenso pasillo el sujeto en cuestión se hubiese esfumado, pero no le dio más vueltas al asunto y decidió volver a concentrarse en su inminente fracaso escolar olvidando casi al instante su desafortunada caída.

Cuando el último timbre había sonado dando por finalizada la jornada escolar, no le quedó más remedio que despedirse fugazmente de sus amigos y correr en dirección a su casa, ya no aguantaba el hecho de haber dejado en blanco el examen y necesitaba sincerarse con su madre lo antes posible para que le diera un abrazo y le dijera que no era la gran cosa, que él era mucho más inteligente que eso, pero habiendo avanzado tan sólo un par de metros, visualizó aquella silueta otra vez, la oscura silueta que lo había derribado aquella mañana, así que sin pensarlo demasiado avanzó en su dirección, se encontraba lejos y sin sus anteojos era complicado enfocar de quien se trataba, incluso vio que se acercaba a uno de sus compañeros y se posicionaba a su lado sin hablarle. Le faltaban pocos metros y en serio dudaba de sus ojos en ese momento, seguía viéndola completamente negra, ni un atisbo de rostro o de ropa, no era más que una sombra junto a un chico de su clase, al que si veía perfectamente bien, podía diferenciar sus ojos cansados y su corbata mal atada. Se detuvo a una distancia prudente para seguir observando, no entendía qué demonios sucedía, ¿Era una alucinación? Mierda, ya se estaba volviendo loco.

Se mantuvo unos cuantos minutos más escondido tras un muro, sin perder de vista a la silueta, casi no parpadeaba y sus ojos habían comenzado a doler y lagrimear, pero era imposible para él hacer caso omiso, incluso había pellizcado su brazo derecho en un impulso absurdo de creerse dentro de un sueño o pesadilla, aunque claramente no estaba dormido.

Su compañero de clase se levantó con intenciones de caminar a la parada de autobús ya que había comenzado a llover, el muchacho no estaba para nada enterado de la presencia oscura que lo acompañaba y la cual parecía más una persona en sí misma que una simple mancha negra, de hecho la propia sombra del chico estaba pegada a sus pies moviéndose al compás de sus pasos, dejando descartado el hecho de que la silueta a su lado fuera la suya.

Había bebido café en el desayuno y durante el almuerzo optó por una bebida energética, quizás eso era el motivo de lo que estaba viendo, no tenía sentido de otra forma, ¿Una silueta negra sin rostro? No, claro que no era algo normal ni tampoco real, no existía, definitivamente estaba en su mente y después de eso dejaría la cafeína por un largo tiempo.

Volteó para no perder de vista a su compañero de clase y a la sombra que caminaba tranquilamente a su lado, ya estaban en la parada de autobús, todo se veía tranquilo a su alrededor, pero cuando aquella sombra alzó su mano negra como la noche y la colocó en el hombro del chico, una sensación extraña se apoderó de su cuerpo, le costaba respirar y el pecho le dolía, tenía un terrible presentimiento, como si algo malo estuviese a punto de suceder, y fue en ese instante en que las luces y bocina de un auto entraron en la escena, todo pasó demasiado rápido para poder si quiera reaccionar, el auto rojo había perdido el control estrellándose en la parada de autobús.

Su garganta se secó y sus manos comenzaron a sudar, avanzó lentamente temblando de pies a cabeza y rogaba en su interior que su compañero de clase estuviese a salvo al igual que el conductor, que al parecer era un hombre mayor. Inspiró con fuerza, era el único cerca y si no actuaba rápido todo podría terminar en una tragedia, así que armándose de valor se asomó a la parada y sintió como el color volvió a su rostro y como el aire pudo entrar en sus pulmones nuevamente al ver que su compañero estaba sentado en el suelo intentando asimilar que casi lo había arrollado un auto pero sin ninguna lesión visible, que la persona al volante se bajaba y caminaba con normalidad y que la "sombra" ya no estaba cerca, sino que ahora se alejaba lentamente para luego desvanecerse en el aire.

Volvió a su casa mucho más tarde de lo previsto  luego de dar su declaración a la policía, y apenas puso un pie dentro su madre lo atacó con millones de preguntas que no tenía ánimo de responder, así que corrió a su habitación y se quedó ahí, recostado en la cama inmóvil.

El suceso se repetía en su mente sin descanso, ni siquiera había podido excusarse sobre lo mal que había rendido el examen, en realidad lo había olvidado por completo y ahora lo único que ocupaba espacio en su cerebro era aquella figura de color negro, ¿Por qué sentía que ese accidente había sido culpa de la sombra? ¿Estaba en serio perdiendo la cabeza? Se había sentido inestable últimamente y abrumado por todo, pero eso era algo común, no podía empezar a tener alucinaciones de un día a otro, ¿O sí?

La primera vez que Hyunjin se encontró con la sombra fue chocante y aquella imagen del auto estrellado en la parada se mantuvo intacta en su mente por un largo tiempo, pero cuando la vio por segunda vez y luego por tercera y cuarta, entendió que no era tan sólo un producto de su imaginación, sino que la silueta aparecía cada vez que algo malo o triste le sucedía a la gente, manifestándose a su alrededor y poniéndole las negras manos encima a la víctima como si de un demonio se tratase, pero a pesar de comprender un poco la forma de actuar de la sombra, seguía sin averiguar todos los detalles, aunque tampoco sabía si quería saberlo del todo.

Lamentablemente para él, la próxima víctima de la silueta sería el chico al cual no podía dejar de ver por los pasillos, obligándolo a involucrarse en entender la situación y por supuesto, a intervenir para que lo que sea que fuese a sucederle, no pasara en absoluto.

SHADOW | changjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora