El Viejo De La Cabaña

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Un quinqué oxidado descansa sobre una vieja mesa de ébano de una casa en el bosque. Un asesino serial cobra víctimas por doquier, rasgándoles el estómago de un tajo y drenando toda cuanta sangre haya a su paso. Incluso los ojos de dichas víctimas derraman varias lágrimas antes de pasar al descanso eterno.

Ahora acompaño a mi abuelo, en su cabaña en el bosque. Corrí hasta acá porque vivo solo, nunca recordé tener otra familia excepto él.

Y sí, pudiera parecer extraño, pero cada vez eran más los carteles de personas desaparecidas en el pueblo. Estaba nervioso. El sudor corría por mi cara al mismo tiempo que salía por mis poros. Pero para distraerme del ambiente un poco, cada mañana solía regar las plantas que circundaban el lugar. Por cierto, mi abuelo se mantenía en buena forma, pese a su edad.

Picaba leña junto a él, era un pasatiempo más... no sabría nunca cuando terminaría mi rutina. Sin embargo, y de lo que pudiera estar seguro, era de que no permanecería más tiempo entre los vivos, porque una hoja bien gruesa se posaba sobre mi cuello desnudo, al momento de tomar la siesta.

Historias Escritas con Sangre de RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora