Dieciocho. El funeral.

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Bajé las escaleras corriendo y abrí la puerta

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Bajé las escaleras corriendo y abrí la puerta.

Era Jacob por supuesto.

Había dados unos pasos hacia atrás quedando a medio y medio de la puerta arrugando la nariz con expresión de desagrado, pero a pesar de eso su rostro estaba serio. Pero él no me podía engañar, había logrado ver el leve temblor de sus manos.

Trasmitía una aura totalmente hostil que no me gusto, y al momento de mirar por encima de su hombro logre ver el Golf de Jacob estacionado en la acera con el motor encendido. Jared estaba al volante y Embry en el asiento del copiloto. Me di cuenta de que temían dejarlo solo.

—Hola. —dije cuando vi que él no iba hablar.

Jake permaneció a la misma distancia y no me contesto. Repaso con la mirada la fachada de la casa.

Eso me irrito.

—No está aquí. ¿Necesitas algo? —pregunte.

—¿Estás sola? —pregunto con cautela.

—Si. —suspire.

—¿Podemos hablar? Será rápido. —

—Claro que podemos. Vamos, entra. —

Jacob volteo a ver a sus amigos. Pude ver como Embry negaba de marea imperceptible. No supe porque, pero eso me irrito.

—Niñita. —susurre.

Los ojos de Jacob se centraron en mí, en ellos había indignación. Se encogió de hombro y paso a un lado de mi para entrar tomando una postura más orgullosa.

Antes de cerrar la puerta pude ver como Embry se me quedaba mirando, solo atiné a sacarle la lengua y luego cerrar por completo la puerta.

Jacob camino hacia la sala.

—¿Qué ocupas, Jacob? —pregunté un vez estuve enfrente de él.

Volvió a arrugar la nariz como si estuviera oliendo algo desagradable.

—¿Dónde está tu "Amiga"? —

—Tiene una vida ¿Sabes? Y tenía que hacer unas cosas. Bueno, Jacob. ¿Qué ocupas? —

Se miraba que estar en mi casa le ponía de nervios, ya que no dejaba de temblarle los brazos. No respondió mi pregunta y camino hacia la cocina mirando para todas partes con impaciencia y caminado de allá para acá.

—¿Qué pasa? —pregunté cunado me interpuse en su camino.

—No me agrada venir aquí. —

Eso me tomo por sorpresa y me hirió, después de todo es o bueno ahora creo que era mi amigo.

—Bueno, lamento que tengas que hacerlo. —dije mirándolo con los ojos entrecerrados. —Dime lo que necesitas, así te podrás ir mar rápido. —

Nada es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora