Complaciendo al Príncipe||BounPrem|| Gay||Completa

Capítulo 1: El Tratado

Prem se encontraba en los jardines del palacio de su padre.  Aburrido y desolado tras las últimas palabras de su progenitor, el rey de un pequeño país aún así muy próspero y con una gran cantidad de negocios y prestigio.

Gentes de todo el mundo visitaban el pequeño país asiático por su emplazamiento envidiable respecto a las rutas comerciales con otros países adyacentes.

La madre de Prem era tailandesa, el país más próximo y casi hermano al Reino de  N̂ảtk, bautizado así por las enormes cataratas que eran el principal atractivo turístico del reino.

Prem era el hermano menor. Su hermano mayor había sido educado para ser el heredero desde el mismo momento de su nacimiento.  Era el más halagado, el más querido por el pueblo.

Luego estaba su hermana, casada con un importante hombre de negocios tailandés y que residía actualmente en la capital del país vecino.

Prem era el permanentemente olvidado en las sombras.  Corrían los primeros años del siglo XX y su deseo era explorar mundo, ya que no había nada aparentemente para él.

Ese día había acudido a audiencia con su padre con el fin de solicitarle ese favor.

Y se había encontrado con una respuesta tan tajante como angustiosa.

-Al fin te he encontrado una utilidad.  El rey de Tailandia buscaba esposo para su cuarta hija. Llegará mañana. Con abundantes regalos, incluidos unos sirvientes que nos regala.

Boun se vistió con sus mejores galas.  Su madre, criada en palacio, le dijo que era un honor ser elegido como parte del séquito de la princesa Yan.

Él no estaba tan seguro.  Se trataba de una alianza económica entre los dos paises y los dos príncipes implicados eran una garantía, una moneda de cambio con la que asegurar y fortalecer la alianza económica con lazos familiares.

Y él formaba parte del lote.  Hasta entonces había trabajado como criado pero ahora sería una especie de sombra silenciosa y muda de Yan.

Su viaje al país de las cascadas era lo peor que podía pasarle en la vida.

Su único consuelo es que Saint, su amigo de la infancia, también iba a formar parte del séquito.

Apenas había dormido.  Abrazo a su madre por última vez.

Y se embarcó camino a su incierto futuro.