Capítulo 13: Oscuridad

435 57 7
                                    






Hacía calor.  El sol hacía ya mucho que se había escondido tras el horizonte, pero la noche era igualmente calurosa y húmeda.  Fuera de palacio se escuchaban a los insectos y animales nocturnos que aprovechaban la oscuridad para su furtiva caza y existencia.

La oscuridad era una aliada caprichosa.  Ayudaba a fundir lo inadecuado en las sombras pero la más mínima luz podía dejar en evidencia al humano que aprovechase su camuflaje.

Esa noche en palacio las luces permanecieron encendidas.  Había habido antecedentes en una fiesta que había derivado en bacanal y en la que un heredero al trono de un país escandinavo se había roto el cuello al caer por las escaleras camino de la alcoba de una cortesana local.

En el cuarto de Boun las luces estaban apagadas.  Él estaba ya acostado, tumbado bocabajo intentando olvidar las manos de ese noble que le había requerido.

Era un habitual de la Corte, y Boun le había visto mirarle con lascivia muchas veces.  Había aprovechado ese momento para tomar su cuerpo.

Afortunadamente había sido rápido y la tenía demasiado pequeña para hacerle daño.  Le había follado en un baño, mientras Boun miraba con asco su reflejo y el hombre empujaba.  Se corrió dentro. 

Se había lavado varias veces, se había acabado una botella de licor de hierbas y miel y se había tirado sobre la cama.

Pero seguía sintiéndose sucio.

Se abrió la puerta.  Movió la cabeza, extrañado porque Saint volviera tan pronto.

No era Saint.  Cuando la habitación dejó de girar sobre si misma identificó al príncipe.  Estaba soñando.  Pero si estaba soñando, ¿por qué seguía borracho?

Prem se sentó a su lado.

-He visto a ese cerdo asqueroso.  No lo soporto.  Se mete con todos los chicos del harén o sirvientes, hasta con mis amigos.  No ha respetado nunca a su mujer.  Voy a hablar con mis padres para que le envíen una misión o algo lejos de palacio.

-¿Y cómo vas a justificarlo? ¿Porque se ha metido con tu amante?

Podía decir eso.  Estaba soñando.  O no.  No le importaba.

-Amantes.  Supongo que eso es lo que somos.

-Eres hermoso -Boun alargó la mano y acarició el contorno del rostro de Prem – tan hermoso y tan mal amado... y yo puedo darte todo el amor del mundo pero sólo soy un sirviente.

-Yo también tengo mucho amor para darte.

-Te amo, príncipe triste.

-Y yo a ti.  Voy a ir a por una tisana para que vomites y purgues tu estómago.  Te vendrá bien sacar ese alcohol de tu cuerpo y la resaca será más leve.

-No te vayas.

-Yo solo...

-Me da miedo dormirme y no verte hoy mas.  No suelo beber en demasía, te juro que no soy un borracho.

-Ya lo se, tonto -Prem se sacó un pañuelo del bolsillo y lo humedeció en la palangana junto a la cama.  Se lo paso a Boun por la sien. -déjame al menos aliviarte...

Boun le sujeto la mano.

-Lo peor es el asco hacia mí mismo que siento.

-No deberías...

-No sirvo como prostituto.  Me doy tanto asco después...

Boun le besó la frente.

-Eres la persona mas maravillosa que he conocido.

-Borra sus huellas.  Borra su recuerdo.

-Boun...

Boun le agarró y le colocó bajo él.  Los labios de ambos se encontraron y se besaron con ansiedad.

-Estás borracho.

-No me importa.  Quiero que lo hagamos.  Pero no del todo.  En este estado puedo hacerte daño.

-¿Qué haremos?

Boun le bajó el pantalón y se sacó su erección de los pantalones.

-Frótate. Y tócame. Por favor.

Boun sujeto con torpeza su miembro y empezó a empujar haciendo que ambos cuerpos se rozasen.

La oscuridad les amparaba.

Excepto por unos ojos que aprovechando la luz de una antorcha observaban todo.

Complaciendo al Príncipe||BounPrem|| Gay||CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora