Epílogo

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¿Cuánto pasó? Ya perdí la cuenta. Os agradezco por todo el amor que entregaron (y están entregando las nuevitas) a esta historia. Traje epílogo y no sé si quieran los capítulos ineditos. Creo que ya la historia tiene su final. 

GRACIAS, ANCLAS.❤ Si alguna quiere hacerme alguna pregunta frente a esta u otra de mis historias, ¡escríbame! estoy en twitter, hace nada me hice uno así que... por ahí me verán hablando mi otro lado, no el de "wattpad" más el personal. Mi user es tal como me llamo aquí: macirevenecia eso es todo, que lo disfruten y nuevamente, gracias.

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 EPILOGO

El frío calaba profundo sobre la figura de Harry. Unió sus manos y las sobó en un ademán de darse algo de calor. Estaba vestido de forma apropiada y la gabardina negra que lucía no le sirvió de escudo para enfrentar el viento raudo.

Sus fanales esmeraldas distinguieron la figura curvilínea que caminaba con bastante seguridad, ignorando cuántas miradas atraía; parecía ajeno al efecto que provocaba con la ropa que tenía. Estaba seguro como el infierno que había menos de cero grados, pero... el sujeto no estaba al tanto.

Aquel lucía una camisa blanca guardada dentro de un short color crema, las piernas estaban envueltas en unas pantis largas color negro que contrastaban con el brillo de las botas de cuero que lucían perfectamente en dicho cuerpo.

Se le hizo agua la boca. Se le paró no solo el corazón.

Sigiloso y no queriendo parecer un psicópata le siguió por la vereda hasta ingresar nuevamente al recinto: "Magnolia" se llamaba el restobar. ¿Hace cuánto tiempo que no experimentaba una sensación de libertad como esta? Se había vuelto demasiado fiel, pero... el viejo hombre siempre termina emergiendo de alguna u otra forma.

La música sonaba de forma punzante, música ochentera y lo agradeció internamente. Era Rock latino y si no era demasiado cabezota adivinaba que era Soda Stereo. Sus ojos no perdieron de vista al muchachito que había perseguido como un maniático.

El chico tenía una bonita boca, pequeña al igual que sus delgados labios, traía una boina medio inclinada hacia el lado donde un mechón de cabellos se acoplaba. Advirtió que le hacía unas señas al barman mientras mordía su labio inferior y meneaba sus hombros ante la tonada de fondo.

¿Qué olor tendría? ¿Qué sabor tendría?

—¿Se te ha perdido algo? —escuchó de manera abrupta. No dimensionó la forma ni en qué minuto el chico se había acercado hasta su asiento. Seguro se dio cuenta lo retorcido que estaba siendo.

—¿A quié-en? —Harry tartamudeó. Joder, ¿por qué siempre tenía que ser así? No aprendía.

—A ti. —revolvió el muchacho. Sus ojos grandes al igual que sus pestañas la escanearon. —Me estás mirando mucho... ¿tengo que preocuparme?

—N-no —negó rápido. Tuvo que relamer su labio inferior porque, oh el nene era tan hermoso... piel perfectamente brillante, una sonrisita presumida que deseaba en lo más profundo arruinar con sus dientes. —Solo, —tragó. —Tienes un rostro... familiar.

—¿En serio? —dijo inclinando su cabeza hacia la izquierda.

—Sí. —El ojiverde estaba perdido. —¿Vienes muy seguido a...?

Quiero. Quieres pero, no se debe «ls»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora