Capítulo 2: "Michael Jackson"

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Gracias a todas quienes han esperado la actualización. La historia se viene ¡buenísima! no puedo esperar a ver sus reacciones... no tienen una idea. Esto recién comienza.

¡Os quiero! 


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CAPÍTULO 2.

Michael Jackson

"Hay que ser infiel, pero nunca desleal."



Louis se encontró pensando en como se había enamorado perdidamente de Steven. Había sido un día de abril, por supuesto que no fue esperado. El iba a por una cita con un tal Carlos, pero éste nunca llegó —y él tanto que se había esforzado en lucir apetecible pero nunca rayando en lo vulgar—. Pidió un Cosmopolitan, aquel era su trago favorito y fue justamente con él que tuvo su primera borrachera.

Aquella tarde de abril cuando conoció a su prometido, conectó en cosas de segundos con él. Fue instantáneo. El sujeto ingresó a la pizzería, lucía galante con unos jeans negros ajustados, botines oscuros y una casaca de cuero de color negra, brillosa, tan brillosa como aquel cabello medio largo. Lo que más llamó su atención fue justamente la prestancia de éste desconocido, pero por sobre todo la sonrisa que iluminaba todo el recinto. Probablemente estaría babeando en aquel momento.

En algún lapsus, Steven llegó hasta él fumando un cigarrillo. A la semana siguiente ya habían acordado salir al cine, ir a comer y claro, follar. El tipo era fenomenal, en muchos aspectos, era atento y fuerte, todo lo que justamente requería para sentirse satisfecho. El sexo puede sentirse tan bien —sobre todo teniendo en cuenta la poca experiencia adquirida—. Quien no conoce a Dios a cualquier santo le reza.

Tres años de una hermosa relación. Steven había cambiado mucho en el buen sentido, ya no salía de parradas, ahora apreciaba los días de domingos familiares, y se estaba tomando las cosas en serio de la vida. Poco quedaba de aquel muchacho rudo y con ansias de vivir el día a día, ahora tenía los pies sobre la tierra y estaba entregado a su trabajo y familia. Finalmente, el día de la propuesta de boda cayó bajo una cena romántica y Louis, claro, no se privó a decir que sí.

Tenían como plan vivir juntos una vez casados. Al menos esa había sido la idea que Louis había manifestado. Steven aceptó siempre y cuando su 'cariñito' aceptaba el empleo en la empresa familiar. Louis se negó rotundamente; lo de él siempre había sido el periodismo, estudió cinco años en Oxford y para nada se vio escribiendo para la prensa rosa, sin embargo cuando se ama se llegan a hacer sacrificios, como —en algunos casos— tragarse el orgullo.

—Luces como la mierda. —espetó, Niall. El ojiceleste traía consigo dos cafés. Le entregó con amabilidad uno a Louis, quien se encontraba estático en su escritorio. —Escucha, antes que digas cualquier excusa. Debes irte a casa, estás pálido y ojos opacos ¡opacos! ¡Tus ojos! Ni siquiera sé si esas dos palabras pueden unir una oración, tío.

Louis resopló. —Estoy bien. —contestó. —¡Estoy perfecto!

—Sí, sí, todo bien. Hemos estado trabajando para este día y mira tú: te has caído, te has desmayado, —enumeraba con los dedos— no has dejado de vomitar y ¡ni siquiera has comido algo! ¿Estás peleado con Sr. Steven?

—Por el amor de Dios. —Louis se quejó. — ¡No le llames "señor"! me pone de puntas! —

—Yo no voy a llamarle por su nombre de pila. Es grosero.

Quiero. Quieres pero, no se debe «ls»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora