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El día de hoy, las fases estaban a punto de ser concluidas. Finalmente habían llegado a la fase cinco sin muchos inconvenientes. Todo parecía ir bien a excepción de aquella plática tan horrible con Peach. Meta Knight esperaba que los resultados fuesen satisfactorios para ambos y pudiesen salir adelante muy a pesar de las ideas tan rebuscadas que personas como la princesa aún poseían. Ya tenía todo planeado, sólo faltaba ejecutarlo. Una vez ellos comenzaran a salir, lo más seguro era que llamaran mucho la atención, por lo mismo de no ser la "típica pareja convencional y ortodoxa" a la que nos acostumbran a desde niños. Siempre esperan que, si eres mujer termines casada con un buen hombre, y viceversa.

Los padres jamás se esperarían que su hijo o hija saliese "mal". Pero de alguna manera no es su culpa, es también porque ellos están acostumbrados a lo más usual. Aunque si les enseñan a sus retoños que eso no está bien y que no deben respetarlos por ese simple hecho, algo anda mal. En el caso de Peach, así fue educada, creyendo que la única pareja que "debería" existir en la conformada por un varón y una fémina, al igual que otros luchadores. En sí, no es su culpa que la familia de la cual desciende la haya educado de esta forma. Pero, si supiese que aquel pensamiento va en contra de la dignidad y derechos de sus contrarios y que es totalmente normal, puesto que es cuestión de gustos, tal vez intentaría cambiar su punto de vista.

Lo que aliviaba al guerrero galáctico era que había personas como Snake dispuestas a defenderlos, refutando todos los argumentos incoherentes que este tipo de ideología provoca. Así pues, su preocupación disminuía radicalmente. Esperaba que los demás estuviesen dispuestos a respetar su relación o ignorarla. Vivir y dejar vivir. ¡Ya está, eso era todo!

El pequeño caballero salió disparado hacia la habitación de Marth. Hace algunos días, luego de que a Ike se le cayera la mano de escribir tan bien, el príncipe le contó que ese cambio tan "brusco" en su caligrafía lo había emocionado y hasta incluso se había enamorado aún más de él. La letra era legible pero no la más bonita. Sin embargo, mínimo podía leerse y comprender lo que deseaba expresar. Según sus propias palabras « Guardaré esta carta por siempre. ¡Me encantó! Decía tantas cosas bonitas que... ¡Ay no! Me sonrojo de tan sólo recordarlas. Además, mejoró su letra y puso un dibujito al final de mí... » Sonreía como si fuese su primer amor, aunque quizá fuese el primero que le correspondiera. Esto del amor es bastante complicado.

¡Marth! —Exclamó una vez entró al cuarto del nombrado para informarle sobre la última fase y en qué consistía. Parecía que era el más emocionado por todo lo que ocurriría más adelante. Como creo que la mayoría ha logrado intuir, esta fase radica en que los espadachines confiesen su amor el uno al otro de una manera romántica que difícilmente olvidarán. Debía permanecer en sus recuerdos hasta su último día.

Ese soy yo. —Enunció sonriente mientras abotonaba su camisa. Tomó asiento sobre su cama, acomodando un poco las almohadas.

Es hora de la última fase, mi querido amigo. —Una vez declamadas estas palabras, Marth detuvo todas sus acciones, abrazando una de las almohadas como si fuera un peluche.

¡¿T...Tan rápido?! ¿D...Desde cuándo un mes pasa tan rápido? —Cuestionó con los nervios por el cielo. Aparentemente, el héroe rey suponía de lo que se trataba esta fase.

Desde que te enamoraste de ese cabeza de dona. Cuando haces cosas que te gustan o pasas tiempo con aquellas personas a las que quieres el tiempo pasa más rápido. Y este mes no fue tanto la excepción. —Explicó mientras intentaba subirse a la cama sin verse tierno al intentarlo.

¿Por qué no usaste tus alas? —Rió con suavidad al observar la gran hazaña de su pequeño amigo.

Porque no quiero. Pero bueno, no estoy aquí para platicar contigo... bueno sí, pero no de cualquier tema. Las fases ya han terminado, y supongo que para estas alturas ya sabes que Ike si te corresponde. Así que, esta noche le dirás tus sentimientos. —Sentenció sin muchos rodeos, provocando que Marth comenzara a mover sus pies por el mismo nerviosismo. Y tal vez por la emoción.

Idiotas EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora