29 Capítulo: "¿Pero en qué estaba pensando?"

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Salí rápidamente de la cafetería cruzando ambas puertas y caminando a pasos rápidos y decididos...

—¡Alexa! —escuché el grito de Luce a mis espaldas, venía detrás de mí; sin embargo no me detuve y seguí andando—, ¡¿a dónde vas?!

¿A dónde iba?

Me frené de golpe haciendo que ella se chocara conmigo. Soltó un quejido y me rodeó hasta que quedamos de frente.

—No tengo idea —respondí.

—Te ayudaremos a buscarlo —dijo, lo que por supuesto agradecí enormemente.

Tyler también estaba aquí con nosotras, de seguro vino detrás de Luce y por eso no lo vi llegar.

—De acuerdo —asentí—, gracias chicos.

—¿Y por dónde empezamos? —preguntó Ty, justo cuando la campana tocó.

—Maldición, el receso terminó —dije en voz baja—. Ustedes entren a clase, yo lo seguiré buscando.

—Pero tú te la perderás —dijo Luce.

—Lo sé, pero no puedo dejar las cosas como están.

—Podemos seguir buscándolo a la hora de la salida —propuso con el fin de que cambiara de opinión, lo que por supuesto agradezco porque sé que no quiere que me perjudique yo misma, pero esto era un tema que en verdad no podía esperar.

—Está bien, Luce, déjala —habló Ty apoyándome—. Nosotros nos iremos a clase, si lo vemos por el camino te avisaremos por mensaje —me dijo esta vez a mí.

—Gracias, Tyler.

Asintió con una sonrisa, y junto a Luce, quien no quedó muy conforme con mi decisión, se alejaron por donde veníamos.

[...]

Recargue la cabeza en el tronco del árbol, y suspire creo que por quinta vez. La verdad era que estaba más que aburrida, ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba aquí sentada en el mismo lugar... Obviamente que cuando los chicos se fueron yo me dispuse a buscar a Miller por los pasillos con la esperanza de poder encontrarlo, pero no hubo caso, no lo encontré por ningún lado.

Creí que podría hallarlo en uno de los pasillos como la otra vez que me lo encontré fumando adentro del instituto... Dios, ¿quién hace eso? Solo él; el punto es que no lo encontré por ningún maldito lugar. Y, ahora, me he perdido una clase por nada y además me dolía el trasero de tanto estar sentada.

Me paré con cuidado del suelo, y al instante un horrible hormigueo apareció en mi pie derecho. Lo moví de adelante hacia atrás quedando parada en el izquierdo, y en eso di una sacudida un tanto brusca que lo único que logró fue que cayera de culo.

Mi caída fue muy épica, tanto, que empecé a reírme sola como una verdadera loca.

—¿Estás bien?

—Oh, Ryan. Sí, todo bien —contesté viéndolo llegar.

Me miraba con una expresión de extrañeza, sin creerme del todo.

—¿Y, entonces, qué haces aquí afuera y tirada en el suelo? —preguntó.

—Ah, es que no quería entrar a mi siguiente clase —mentí, aunque no sé ni para qué, no era como si él fuese a decirle a alguien.

—Oh, pues, te diría que eso está muy mal y que no debes hacerlo... pero yo hice lo mismo así que creo que estamos a mano —dijo, haciendo que ría ante su confesión.

—Sí, creo que lo estamos —contesté, aceptando la mano que me ofreció para levantarme.

—Cuando te vi sacudir tu pie imaginé que hormigas se te habían subido, pero luego comenzaste a reír y lo descarté por completo.

El Idiota, el Odio y yo © |#1| (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora