BAJO LA LLUVIA

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I


En lo recóndito de la península de Corea del sur existía un bosque bastante sombrío con neblina permanente. Ahí, el clima siempre era frío y lluvioso, un fenómeno natural bastante misterioso pero bello a la vez. Fue descubierto después de la guerra de Corea. Podría decirse que era un regalo de la naturaleza que nos permitía conocer ese tipo de ecosistema en un país como Corea del Sur.

Yo era un viajero, me la pasaba de aquí allá conociendo poblados, provincias y regiones del país. Vivía de favores y trabajos que solo me llevaban un par de horas o días, dependiendo de lo que me pusieran a hacer.

En ciudades aledañas, la gente decía que en el bosque habitaban criaturas mágicas, como hadas y duendes; algunos rumoraban que existían demonios y otros que el lugar estaba maldito. Pero las personas solían inventar historias dependiendo de la apariencia del sitio solo para hacerlos famosos. No era mi caso, mi paradero en ese bosque no era por esos cuentos, al contrario, solo estaba curioso por conocer el clima y los bellos paisajes.

Me adentré a lo más profundo del bosque y caminé en medio de los grandes árboles hasta que di con unas cabañas en donde se hospedaban familias que iban a pasar el fin de semana ahí. Debido a que las cabañas no tenían dueño, el hospedaje era gratuito. A los visitantes no les importaba si el clima era pésimo para unas vacaciones de verano, siempre y cuando no tuvieran algún costo.

Al pasar por una cabaña, una amable anciana me regaló pan y un café para que no siguiera caminando con el estómago vacío. Adoraba a las abuelitas, eran tan amables, comprensivas y amorosas, o al menos, así solía ser la mía.

El sonido del agua cayendo a presión llamó mi atención. Se trataba de una cascada.
Caminé a la orilla, me asomé:

Fue entonces cuando comprendí la razón de esos cuentos sobre el bosque; realmente se prestaba para aterrar.

Nadie podría sobrevivir a un clavado desde esa altura ya que la caída parecía no tener fin; Era como la boca de un demonio hambriento. La naturaleza daba miedo y se tenía que respetar.

Me alejé.

Antes de que se metiera el apenas apreciable sol, fui en busca de una cabaña vacía para dormir.

No vi alguna cerca y las de alrededor ya estaban ocupadas.
Tenía que darme prisa o me tocaría dormir sobre un árbol.

Al ver que mi búsqueda era una desgracia, empecé a mirar hacia arriba de los árboles para ver cuál de todos poseía ramas gruesas y de buen aguante como para soportar a un chico de 22 años con una mochila más pesada que su existir.

Era difícil ver con la escasa luz. Saqué mi linterna pero las baterías me estaban traicionando. Solo obtuve repetidos parpadeos.

—No me hagas esto —le di unos golpes para hacerla reaccionar.

En ese momento, escuché algo.
—¿Hola? ¿Hay alguien ahí? —pregunté al alumbrar hacia los árboles.

Me alejé del misterioso ruido y seguí caminando en otra dirección con toda la atención en mi linterna que se negaba a darme luz estable.

De nuevo escuché un ruido, parecía el gruñido de un animal, lo raro era que provenía de los árboles.

Empecé a caminar a paso más rápido, pero cuando menos me di cuenta, ya estaba corriendo por mi vida.

Blood and love~ DaeJae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora