POV: EGO

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XII

Sabía que el sacrificar mi alma se debía a unos humanos a quienes les decía ‘familia’ pero con el paso de los años, ya había olvidado la apariencia de las personas, también momentos y situaciones relacionadas con humanos porque ya eran mi alimento.

El gobierno conocía nuestra existencia, por ello nosotros no teníamos que levantar sospechas de nuestra existencia o eso causaría pánico entre los humanos.

Algunas ocasiones el mismo gobierno planeaba atentados o “accidentes” para alimentarnos y a cambio recibían jugosas cantidades de las empresas bajo nuestro apellido. Como siempre, gracias al dinero.

Por eso nos comportábamos como humanos y también porque era más fácil engañar a las presas. Todos los demonios lo hacíamos.

Rose le había enseñado buenos modales a Blue, Matrix y Noir, ellos tres iban algunos días a la habitación de Rose para aprender. Y aunque era mi familia, a mí no me gustaba aprender nada de un soberbio.

Así que para aprender, o mejor dicho, para recordar el comportamiento humano, yo prefería leer, era algo que se me daba muy bien y me gustaba.

Lo único que le permitía a Rose respecto a mi ser, era hacerse cargo de mi arreglo porque a diferencia de él, nosotros 4 no podíamos ver nuestra apariencia, ni la de los humanos, solo podíamos ver a otros demonios y casos excepcionales como híbridos (que eran pocos pero existían).

Sumando mi vida humana, ya tenía 121 años viviendo. Era poco, solo se trataba del comienzo de los siglos que me faltan por vivir.

Anotaba mi día a día para no olvidar mi día a día.

YoungJae~

Su nombre era lo que siempre escribía al empezar mis notas desde el 28 de Junio, el día que ese pequeño humano había llegado a la mansión, el mismo día de mi nacimiento como demonio.

Cuando llegó, no comprendía la razón de que Rose quisiera vivir con un humano pero todos apoyaron su idea, pues, en el fondo, nosotros cuatro nos arrepentíamos de convertirnos en una abominación. Al inicio su presencia me molestaba debido a que yo poseía un gran apetito, por lo tanto, su olor era una magna tentación.

Me había costado mucho comer carne y sangre humana dentro de alimentos humanos porque solo podíamos degustar unos cuantos como el café, miel y salsa de tomate.

Había sido difícil adaptarme a una vida “humana” luego de vivir años cazando mi propia comida, por esa razón no estaba muy convencido de su estancia en nuestro hogar. Claro que, al pasar el tiempo dejó de parecerme apetecible y sin querer había desarrollado sentimientos amorosos por él.

Antes de conocer a YoungJae, lo único que sentía era angustia por humanos a los que quería ayudar, pensaba en una familia que seguramente ya estaba muerta y jamás conocería a su descendencia a menos que Balam quisiera mostrarme.

La mansión solía ser oscura pero desde la aparición de YoungJae, todo se veía más iluminado.
Ese pequeño humano estaba lleno de vida, tan radiante que me hacía sentir vivo.

No quería alejarme de él. Pero no sabía qué pensarían los demás al saber que yo era igual que Devil (el padre de Dye) al poder amar y dar todo por un humano...

Y YoungJae ya le había contado sobre nosotros a la mano derecha de Rose.

—En serio perdón.

Blood and love~ DaeJae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora