Cocinar un Plan

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Ya la escuela termino por hoy, pero aun podemos apreciar sus secuelas, y mas por aquellos diez privilegiados que probaron las galletas mágicas.

Lincoln camina a casa junto a Clyde, ya que sus hermanas menores se fueron en vanzilla, el chico dijo una escusa para que no lo esperaran, pero eso era por estar preocupado por Cookie, y se quedaría hasta que todo este bien.

Los dos amigos hablaban de lo que le paso a la pequeña cocinera, concuerdan en que su exnovio es un maldito, pero lo que mas les llamo la atención fueron las galletas, las mejores de la escuela... no, del mundo; rememoran el sabor de las mismas, sintieron que una parte de su memoria se quedo en blanco, y el resto fue devorarlas como perros hambrientos.

En el camino, Lincoln piensa, después de la galleta se siente diferente, algo cambio, al principio le preocupaba Cookie, y solo quería animarla por lo de su ruptura; pero, cuando soltó esas palabras para felicitarla por la comida, sintió un calor desconocido en su cuerpo al hablarle, cosa rara, ya que siempre hablo con ella y nunca se sintió así; luego cuando ella estallo se preocupo de sobremanera, y termino por sentir ¿odio? contra el ex de su amiga, nunca experimento algo parecido contra un desconocido.

Salio de sus pensamientos cuando llego a la entrada de la casa Loud, donde los amigos se despedirían, pero la puerta principal se abre y salen dos rubias.

—te digo que en la plaza comercial esta ese vestido— dice la joven con las gafas de sol en la cabeza desde dentro de la casa —te lo aseguro Lori—

—eso espero Leni, gracias por el dato...— la mayor se paraliza al ver al chico moreno.

—Lo-Lo-Lori...— Clyde mira fijamente a la adolescente.

Lincoln y sus hermanas ya saben lo que pasara, hemorragia nasal, robot defectuoso, desmayo, o algo así; pero nada eso paso, pudo notar aun con las gafas del chico moreno, como si un destello saliera de sus iris.

—ho-ho-hola Lo-Lori— dijo con dificultad.

—hola...— dice con duda y sorpresa la rubia mayor mientras mantiene la guardia alta por si acaso —bien, me voy a la plaza comercial a comprar un vestido, regreso enseguida Lincoln—

—claro Lori, suerte— responde el peliblanco, incrédulo por la escena.

Con cautela, la rubia se monta en vanzilla, pensando que se salvaron sus zapatos de ser manchados de sangre, y se aleja del lugar; en eso, el peliblanco se dirige a su amigo aun sorprendido.

—guau hermano, parece que tus sesiones de terapia por fin dan resultado, pudiste saludar a mi hermana—

—ni yo me lo creo— el destello se apaga —por un momento creí que mis sentidos se apagaron, pero necesito llamar a la doctora Lopez—

—de acuerdo, nos vemos mañana—

—adios Lincoln—

Después de su despedida, el chico Loud entra a su casa, esperando que el día sea mas tranquilo ahora, pero eso no tiene cabida en esta casa, y se encuentra sumergido en sus pensamientos mientras se dirige a su cuarto, saludando a sus hermanas en el camino pero sin prestar atención a sus asuntos y se encierra sin mas.

—oh, que bien que están aquí— mira a los lectores mientras toma asiento frente a su cómoda —no se que pasa, demasiadas cosas al mismo tiempo, el corazón roto de Cookie, el fin de la guerra fría con Cristina, y esta extraña sensación que se apodera de mi cada vez que pienso en el...—

El enfado en contra del ex de la pequeña cocinera es extraño para el peliblanco, es como si algo dentro de el quisiera salir de su cuerpo, buscando por donde escapar; este calor aparece cuando piensa en Cookie, pero a diferencia de lo anterior, esta sensación es agradable.

!Ya no mas galletas! (Cookiecoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora