Novatos

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Tanjiro había llegado mucho antes a la escuela cuando supo de la reunión que imponían los de tercero, siempre era lo mismo para los más pequeños cuando entraban. El día en que "se ponía a prueba" a todos los que osaban con entrar a la escuela siempre acababa con alguien llorando, o posiblemente porque un cobarde se quejó con los directivos. Así que ese día los maestros estarían presentes para vigilar todo.

Vio que todos estaban en una fila, se acercó al destacable Inosuke que gritaba que se apuraran desde el final de una de las filas.

—¿Qué hacemos formados?

—Que nos van a probar. Se me hace una grosería, podría golpearlos y así me prueban. —Tanjiro puso los ojos en blanco.

—No creo que hablen de ese tipo de prueba, Inosuke.

Del otro lado de donde estaban los otros alumnos, algunos se paseaban por los pasillos de la escuela como si no estuvieran por cerrar las aulas para disfrutar de la "tertulia" que celebrarían luego de la novatada. Kaigaku tenía a Zenitsu junto a él.

— ¿Te sientes bien?

—Me siento estupendo.

—No te creo, te están temblando las manos.

—Me estás poniendo nervioso.

— ¿Realmente?

—No quiero seguir hablando contigo.

—¿Otra vez, Zenitsu?

Una pelea de pareja no era realmente historia nueva dentro de los recintos del instituto, quizás lo más destacable de aquella ocasión era el espacio y el tiempo en el que se daba la situación ¿Por qué? Porque estaban en la gran y esperada novatada para los de primer ingreso, algo tarde gracias a los problemas que tuvo el director para calmar a los de tercero con sus intenciones oscuras de agregar objetos filosos a la usual bromilla que vivían los de nuevo ingreso. Incluso podría decirse que es una fiesta, gracias a las nuevas políticas de la escuela, pero acompañada de los tutores de los salones.

Habían pasado algunos meses y la esperada novatada de primer año había sido aceptada luego de muchas súplicas, era emocionante ver cómo se arriesgaban la dignidad por no ser llamado "cobarde" o algo parecido. Era completamente normal que los adolescentes se alocaran una vez terminaban la parte de las pruebas.

Zenitsu no había participado en todas pues en la primera se desmayó y ya no pudo continuar con las otras, pudo observar cómo mandaban a sus amigos a las duchas para asearse, pudo notar sus ropas llenas de basura y sustancias de dudosa procedencia, los profesores encargados se habían retirado a regañar a los alumnos de tercero que se habían pasado de la raya.

El azabache frente a él se lo había llevado a un pasillo dentro de la escuela para discutir lo que había estado pasando con el rubio durante todos los días que dejó de contestarle el teléfono, ¿acaso se había hartado? Kaigaku estaba aterrado por lo que arremetió con furia al otro. Genya esperaba cerca al más bajo.

—No quiero que nos encontremos en una posición difícil, ¿dejaste las drogas? —Zenitsu comenzó a reír.

—Me metiste en ese mundo y ahora quieres que me salga, qué hombre tan oportuno, —vociferó con fiereza y la mirada en el suelo. —¿Qué quieres que haga? ¡No puedes venir a decirme que agarre las riendas de esto! No puedo hacerlo... ¡No puedes destruirme y luego decir que me construya de nuevo!

—Zenitsu, haz lo que quieras, —escupió ácidamente agarrando los hombros de su acompañante. —Pero no digas que no te advertí.

Ni siquiera le importó que lágrimas rodaran por sus mejillas, o que Zenitsu estaba más destruido que cualquiera.

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