WR: Escenas +17, tener responsabilidad al leer. Persona en estado inadecuado para dar consentimiento.
Lo último que recordaba antes de perder el conocimiento fue a Kaigaku gritándole cosas con Uzui a su lado, ambos se habían peleado por lo que estaba pasando con el rubio: El azabache le jaloneaba sin frenarse, sabiendo que su pareja era incapaz de defenderse, Uzui llegó a tiempo para plantarle un puñetazo en el ojo para alejarlo de Agatsuma. Incluso sucedió muy rápido para la misma víctima que presenció todo. Recordaba que huyó al baño donde se encontró con Sanemi, Sanemi le había dado una bolsa llena de píldoras por un precio que no lograba recapitular en sus recuerdos, ¿qué había sucedido?
—¡Zenitsu! —Por su garganta habían pasado varias píldoras cuando la voz le llamó la atención, su maestro se acercó corriendo a él para tomarle de los brazos, era muy tarde cuando sus ojos se perdieron.
En realidad supo que sería tarde cuando se sintió caer al suelo con una de sus manos sobre su cuerpo intentado refugiarlo; era demasiado tarde cuando sus oídos dejaron de escuchar y las figuras que se acercaban eran muy lentas para sus ojos, parecían escenas pausadas, las manos buscaron algún contacto pero el tacto no era algo que su cerebro sintiera en aquel momento.
—¡Alguien llame a la ambulancia! ¡Zenitsu no cierres los ojos!
Imposible, había pensado, sus párpados amenazaban con caer cuando los sintió demasiado pesados como para mantenerlos en su debido lugar. Se rindió y los cerró.
~
Su abuelo se enteró, nuevamente que estaba hospitalizado por consumo de fármacos nocivos, ni siquiera le escuchó cuando en su griterío le hablaba de un centro donde le ayudarían, solo quería volver a entrar en sus memorias para saber lo que sucedió con Kaigaku y Uzui esa noche. Jigoro estaba preocupado, avergonzado de si mismo por no ser capaz de llevar a su nieto por un buen camino, deseaba hacer de él un hombre hecho y derecho, ¿por qué era tan difícil? Los jóvenes, quizás, los jóvenes eran muy extenuantes.
De aquel desastre emocional habían pasado ya un mes cuando desesperado pidió a su abuelo que lo sacaran del lugar en el que lo habían abandonado cada vez que venía de visita, una tortura completa de aquellas señoras que simplemente te trataban como un enfermo mental ¿Acaso querer suicidarse era suficiente para que te catalogaran como algún psicópata? Él no lo veía de aquella forma. Eso no importaba, pues de cualquier manera sus intentos de escape fueron todo un éxito al contarle al abuelo lo horrible que era la estadía, algo bueno había logrado con todo lo sucedido, aunque se remontaba más al ultimo día que pisó ese lugar, de una mujer de cabellos largos y blancos que solía jugar a la familia con él en las horas de comer, único momento que reunía a todos los pacientes.
Recuerda que la mujer se había acercado a su mesa por primera, y última, vez en lo que llevaba siendo parte de la enorme lista de "inestables mentalmente", la mujer puso su bandeja delante de su persona, a un Zenitsu completamente pálido y desnutrido le picó la curiosidad la recién llegada, y autoinvitada, a su mesa.
—¿Viniste por un hombre? —sus ojos estaban clavados en la bandeja, era la primera vez que tenía una plática con ella usando ese tono. —Solo quiero ayudar, contéstame, —al comentario Zenitsu asintió. — Soñaba con ser libre, este lugar es un sueño para mí a pesar de los tratos.
—Odio este lugar, —dijo más para si que para nutrir la plática.
— Mi esposo me maltrataba, ni siquiera recuerdo algo feliz en mi vida, no recuerdo a mis padres, —comenzó a contar, —pero, seguramente de haberlos recordado en aquel momento mi vida sería otro cuento. —Se llevó una mano a la cara pálida que poseía.
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Adrenaline
Teen FictionEl humo no ayudaba y el sonido retumbaba en sus oídos impidiéndole escuchar bien a su amigo, quien gritaba algo acerca de un vaso, empeoraba todo que a sus ojos el piso comenzaba a verse más cerca de su persona hasta que finalmente sucumbió a perder...