Laberinto

1.4K 167 70
                                    

Y con los días solo empeoro, su familia había alargado la visita un tiempo indefinido y aun sin fiestas de por medio, el grupo de adolescentes siempre estaban en contacto, a veces unos los visitaban en la casa y otras ellos iban a la casa de alguien más, no se quejaba de su nuevo círculo de amistades, jamás había formado parte de un grupo como el suyo, así que lo apreciaba, pero odiaba cuando Aarón aparecía en las reuniones.

Joaquín se había vuelto uno de sus mejores amigos ahí y le gustaba estar a solas con él, podían hablar de casi cualquier cosa y habían dejado atrás la incomodidad de aquellos besos, pero cada que Aarón llegaba y la atención de Joaquín ya no era solo suya, sino que tenía que compartirla con ese chico, siempre terminaba cuestionando a Joaquín sobre su amistad con Aarón, Joaquín siempre le daba por su lado y le repetía que debía relajarse, pero sin importar cuanto lo intentara, sus celos iban en aumento.

Esa tarde se habían quedado en casa, pero la mayor parte del grupo había ido a visitarlos, con la excepción de Seidy, quien había regresado a su casa dos días atrás, Emilio no se sintió precisamente feliz de verlos a todos, había pasado una agradable mañana tirado en la cama de Joaquín mientras el castaño cortaba tela en el piso, había descubierto que la puerta en el costado de su cuarto, no solo era un armario, sino también un pequeño estudio donde se dedicaba a crear mucha de la ropa que usaba.

Joaquín lo dejaba deambular por su habitación mientras no moviera nada de su trabajo de lugar, era verdaderamente estricto con eso. Emilio había husmeado en cada rincón de la habitación, desde sus libros hasta sus decoraciones, Joaquín siempre le contaba la historia detrás de algo o lo ponía a leer alguno de sus libros para entretenerlo, empezaba a creer que lo trataba como a un niño pequeño, pero le gustaba la compañía así que poco le importaba si era así.

Lo que en verdad le molestaba era cuando lo sacaban de su pequeña burbuja para pretender que Aarón no lo volvía loco, como ahora, que se preparaban con linternas para jugar en el laberinto detrás del jardín de los Bondoni, no estaba seguro como, pero siempre que se daba la vuelta sentía que esa casa tenía más pasadizos y lugares ocultos.

Renata decidió que el juego se haría en parejas y les dio a cada grupo una linterna, por suerte, Joaquín se ofreció a ir con él, mientras que Romina iría con Aarón, así que estaba al menos satisfecho con esa parte.

Lo único que tenían que hacer era salir del laberinto antes que el resto, entraron grupo por grupo tomando diferentes direcciones, hasta que quedaron solo ellos dos.

― ¿Ustedes siempre están juntos? ―preguntó apuntando la linterna de un lado a otro, esperando que Joaquín eligiera un camino, esperaba que él supiera como salir, después de todo, era su casa.

―Cuando estamos en el pueblo, sí. ―eligió continuar derecho y Emilio le siguió sin preguntar. ―Casi siempre alguno está fuera y ahora que nuestros padres están de casamenteros, tratamos de estar juntos el mayor tiempo posible. ―Emilio asintió y llegaron a una esquina donde solo podían seguir a la izquierda. ― ¿Cómo crees que les esté yendo a Aarón y Romina? ―preguntó con una media sonrisa, causando que Emilio rodara los ojos.

―No lo sé.

― ¿Por qué no te agrada Aarón? ―exclamó divertido, no entendía de donde salía tanto recelo al recién llegado, pero debía llegar al fondo de esa enemistad por el bien de los hermanos Osorio, porque Romina tenía un verdadero interés en Aarón y si Emilio seguía odiándolo de esa manera, sería un problema más adelante.

―Solo no me agrada, no puede agradarte todo el mundo. ―murmuró encogiéndose de hombros, evitando mencionar que su única razón para detestar a Aarón era que estuvieran tanto tiempo juntos.

Ámame hasta otoño || WATTYS 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora