La mañana siguiente llegó con una suave calma tras la tormenta, Emilio y Joaquín estaban enredados tanto el uno en el otro, que era difícil definir donde iniciaba uno y terminaba el otro.
En cambio, Ximena no había logrado dormir en absoluto y antes de que el sol saliera del todo decidió que ella y Andrés tenían que arreglar su situación antes de que el resto de la casa despertara, porque no quería arruinar la fiesta de Azul. Fue hasta su habitación y diez minutos después estaban sentados en el pórtico.
―No quiero que sigamos peleando por esto. ―susurró Ximena mirándole de reojo. ―Pero en realidad quisiera saber si me ves en tu futuro o no. ―musitó consternada.
―Nunca me ha gustado pensar en el futuro. ―farfulló Andrés bajando la mirada. ―Te quiero, quiero estar contigo, pero no estoy listo para comprometerme. ―respondió con honestidad.
―No necesito que nos comprometamos ahora, solo quiero saber que no estoy en una relación sin futuro. ―masculló Ximena frustrada con su respuesta.
― ¿Por qué ahora? ―cuestiono Andrés estresado. ― ¿Qué hizo que te cuestionaras toda nuestra relación?
―No estoy cuestionando nuestra relación, Andrés. Solo quiero...
―Saber si tenemos un futuro juntos, lo sé. Pero, Ximena, hace dos días estábamos hablando sobre ir de vacaciones juntos y luego de la nada decidiste que debíamos casarnos, ni siquiera consultaste si yo quería casarme, solo asumiste que era así y que tenía un tiempo limitado para pedirte matrimonio. ―masculló pasándose las manos por el cabello. ―Ni siquiera me has dado tiempo para pensarlo, solo quieres una respuesta inmediata y debe ser lo que quieres escuchar, sino se acabó.
― ¿Quieres casarte? ―murmuró ella con un nudo en la garganta, Andrés se detuvo a mirarla.
―No lo sé.
Más tarde ese mismo día, todos se organizaron para armar una bonita fiesta para Azul, habían comprado sus bocadillos favoritos y se pusieron de acuerdo para armar una fogata donde quemar malvaviscos.
Antes de que anocheciera decidieron ir a la vieja casa del árbol por última vez, tuvieron que caminar por casi diez minutos, pero cuando llegaron todos sintieron una tierna nostalgia al verla.
Joaquín y Renata la habían encontrado cuando eran niños y su abuelo se encargó de renovarla para que pudiera jugar ahí, ellos llevaron a todos a conocer la casa en cuanto estuvo lista y se volvió su lugar.
Fue donde Ximena y Andrés compartieron su primer beso. Donde Diego le confeso sus sentimientos a Renata antes de que el compromiso se interpusiera. Fue también el lugar donde Joaquín les confeso a Azul y Renata sus sentimientos por Andrés. Fue donde Andrés le rechazó.
Habían crecido en esa casa, porque era el único lugar donde eran los hijos de nadie, no había responsabilidades que cumplir, ni reglas que seguir.
―Parece que fue ayer cuando traje mi bebé de juguete para jugar a la mamá y luego lo deje caer por la ventana porque comenzó a llorar. ―murmuró Azul recostando su cabeza en el hombro de Diego, todos sonrieron recordando aquella trágica tarde en que Azul decidió enterrar a su bebé.
―Es raro pensar que todos vamos a ser adultos ahora. ―continuó Renata tomando del brazo a Romina, ella ni siquiera había tenido momentos en esa casa y aun así sentía el aire nostálgico en el grupo.
Joaquín tomo la mano de Emilio y le dedico una sonrisa. Quería acurrucarse en su pecho y contarle todas su aventuras en esa casa, pero por ahora eso era imposible.
Ximena rodeo a Andrés con sus brazos rememorando el inocente primer beso que habían compartido una tarde cinco años atrás, él la abrazo de vuelta, pero lo único que repetía en su mente era el rostro de Joaquín cuando le rechazo, sus ojos llorosos y la sonrisa rota que le dedico aquella última vez.

ESTÁS LEYENDO
Ámame hasta otoño || WATTYS 2020
FanfictionTenía novia en casa. Y una prometida que no eligió. Ya tenía muchas cosas que arreglar y definitivamente no necesitaba más problemas. Entonces ¿qué hacía besando al hermano de su futura esposa en un maldito baño?