Recuerdos

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Emilio POV

La casa estaba igual que siempre, era abrumador como mi vida había permanecido intacta aquí, mientras que el verano me había cambiado tanto. La lluvia no había cesado desde el día en que llegamos, lo que me daba una buena razón para permanecer en mi habitación, aferrado a su cuaderno de dibujo, no me atrevía a abrirlo, porque sentía que entonces todo sería real y todo lo que tendría serían sus bonitos trazos para recordarme que un día existió.

Romina entraba cada mañana para cerciorarse de que estaba bien, pero no lo estaba, lo único que podría regresarme la calma era volver a verlo y ahora mismo no tenía idea de donde podía comenzar a buscar.

Paso una semana antes de que la lluvia se detuviera, pero las nubes no se disiparon, aun así, en esos breves momentos de quietud, ella salió de su casa, seguía siendo tan bonita como la recordaba, nuestras miradas se encontraron en la ventana y me dedico una sonrisa, Joaquín quería que siguiera mi vida a su lado, pero él no podía comprender que mi corazón no quería a alguien para llenar el vacío, le quería a él de vuelta.

María me hizo una señal para que bajara y estuve a punto de negarme, pero recordé mi promesa, tenía que hablar con ella, incluso si ahora mismo no sabía si volveríamos a vernos. Nos encontramos en los escalones de su casa y volvimos al lugar donde comenzamos.

―Te ves cansado. ―susurró mirándome desde un costado, asentí sin mirarla de vuelta, lo estaba.

―Fue un viaje muy largo. ―respondí observando la calle frente a nosotros, como si esperara que él apareciera en cualquier momento por ahí.

― ¿No fue lo que esperabas? ―me encogí de hombros.

―Supongo que no. ―ella asintió, se movió hasta quedar sentada a mi lado y la miré por primera vez.

―Te extrañe. ―susurró, asentí sin respuesta, quizás una parte de mí la había extrañado, pero no podía mentirle y decir que cada día que pase lejos pensé en ella, porque desde el momento en que besé a Joaquín, no volví a hacerlo. ―Sucedió ¿no es así? ―murmuró con la voz temblorosa, la miré sin comprender. ― ¿Tuvieron que convencerte o solo tuviste que verla para aceptar? ―exclamó con una sonrisa que no llegó a sus ojos, entonces comprendí a que se refería.

Ni siquiera había pensado en el compromiso, la miré a los ojos sin saber que decir, la imagen de Joaquín bajando los escalones apresurado, se me coló en la mente.

―Solo tuve que verle. ―susurré más para mí, que para ella.

― ¿Cuándo van a casarse? ―me parecía masoquista que quisiera saber más, la observe de reojo y note como limpiaba una rebelde lágrima rápidamente.

―No podemos casarnos. ―susurré recordando nuestra promesa aquella tarde, mientras él lloraba entre mis brazos.

― ¿Ella no quiere casarse contigo? ―murmuró y podía notar en sus gestos que se estaba obligando a ser fuerte, así era María, aplacaba cada emoción fuerte que trataba de romper su equilibrio, él no era así.

―No lo sé. ―susurré con una sonrisa herida. ―Ahora mismo no sé si volveremos a vernos. ―tenía que decirle quien era, no soportaba la idea mentir sobre la persona que se había llevado mi corazón a donde sea que hubiera huido. ―Pero sé que, si un día él regresa, no lo dejaré irse de nuevo. ―tardo un segundo en procesar mis palabras y cuando lo hizo se veía tan confundida como Romina cuando se lo dije.

― ¿Él? ―susurró incrédula, la miré a los ojos asintiendo lentamente. ―No entiendo.

―Se llama Joaquín, es hermano de la chica con quien querían que me casara. ―expliqué jugando con la punta de mis dedos. ―Yo tampoco lo entendía al principio.

Ámame hasta otoño || WATTYS 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora