La luna brilla con las estrellas

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Emilio POV

La noche había sido larga, habíamos regresado a casa bastante tarde, así que por la mañana me costó levantarme, no fue una sorpresa que Joaquín no estuviera, se había pasado todo el día pensativo y seguramente se había despertado en mitad de la noche, había descubierto que cuando algo le consternaba era incapaz de dormir, su sueño se volvía frágil y despertaba buscando algo con que distraerse.

Estaba preocupado por lo que sea que lo estaba molestando, pero también era consciente de que a Joaquín no le gustaban las preguntas, necesitaba su tiempo para pensar y entonces un día te contaría lo que pasaba por su mente.

Me levanté estirando los brazos y soltando un bostezo, el sol aun no entraba por la ventana, en realidad el cielo se veía nublado, dándole un aire nostálgico a la habitación. Salí de la cama para ir hasta el armario, con la esperanza de que él estuviera ahí, no había nadie, regresé al cuarto pensando en que quizás estaría abajo con Renata o su madre, me acerqué a la cama una vez más y note un sobre blanco sobre la almohada.

Me senté en la orilla con el sobre entre mis manos, del otro lado tenía mi nombre y un escalofrío me recorrió la espalda, solo una persona podía haberlo dejado ahí. Lo abrí tratando de mantener la calma, quizás solo había salido a dar un paseo.

Los perfectos dobleces me pusieron ansioso, leí mi nombre tres veces en la parte superior de la carta, antes de atreverme a leer el resto.

Emilio:

He tratado de escribir esta carta todo el día, pero cada que pienso en lo que vas a pensar cuando la leas, termino tirando esas hojas a la basura, porque a diferencia de mí, tú te detienes a ver los pequeños detalles, vas a leer entre líneas cuanto te voy a echar de menos y vas a saber en qué renglón he comenzado a llorar.

Estoy tratando de ser simple, de ir directo al punto, pero necesito tanto darte una explicación, porque no soportaría que me odies, incluso si es lo mejor para ti, soy egoísta y necesito saber que al terminar esta carta seguirás queriéndome.

No sé si volveremos a vernos, ni cuánto tiempo estaré lejos, pero quiero que sepas que incluso cuando nuestro amor fue tan fugaz como un eclipse, aun deseo que tus palabras se vuelvan una realidad y volvamos a encontrarnos, porque para mí siempre vas a ser la luna.

Cuando lo dijiste no le encontré sentido alguno, pero después de pasar cada noche a tu lado, comprendí porque para mí tú eres la Luna.

Eres algo brillante que ha venido de un lugar desconocido, apareciste poco a poco, primero eras solo un chico al otro lado de la mesa y de pronto, eras la luna llena.

Podía verte completo y brillante cada noche, pero tenías prohibido aparecer cuando el sol salía, hasta esa tarde en el campo donde me entregaste el relicario que ahora llevo a todas partes, no lo supe entonces, pero ahora sé que ese fue nuestro primer eclipse, porque tú brillaste para mí a la luz del sol y yo desee que ese momento durara para siempre.

El problema fue que olvide que los eclipses no duran para siempre, la luna y el sol regresan a donde pertenecen y deben esperar el momento en que se les permita volver a estar juntos.

Es momento de que regreses a donde perteneces, siempre supe que no eras mío, la luna no le pertenece al sol, la luna brilla con las estrellas y aun cuando no conozco a la chica que espera por ti en casa, sé que ella es una, porque la amaste por mucho tiempo y tú no amarías a alguien que no brillara contigo.

Recuerda sus pequeños detalles, brillen juntos, pero por favor no te olvides de mí, recuerda que te ame lo que duro nuestro verano, pero ahora yo también tengo que regresar a donde pertenezco.

Ámame hasta otoño || WATTYS 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora