viii. write on me

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Richard Sanderson se encontraba en la sala de estar en la casa del prometido de su hija. Helena palideció al ver a su padre ahí, esperándola. Cuando Natalie se apareció en el estudio -que el último mes la pelirroja acondicionó para trabajar- diciendo que tenía visita, no se imaginó que fuese justamente ese hombre, pues la última vez que supo de su padre fue en la cena de Navidad y de eso ya había pasado mes y medio.

-Hola hija-saludó Richard.

-Hola, ¿a qué debo tu visita?-preguntó ella, yendo directamente al grano.

Richard Sanderson sonrió a medias, si bien era cierto que Helena era la viva imagen de su difunta esposa, en carácter, la pelirroja era una réplica de él mismo.

-La última vez que estuve aquí, me di cuenta que fui grosero y te incomodé-dijo el hombre. Helena no se esforzó en negarlo.-Helena, sé que he sido un mal padre.-La rubia fresa se sorprendió al escuchar esas palabras viniendo de alguien como él.

-Nunca estuviste ahí para nosotras-dijo Lena-Mamá no murió por un infarto, murió de tristeza. Ella siempre te esperó, ambas lo hicimos hasta que yo me cansé de hacerlo, pero ella siguió colocando un plato de más cada Navidad mientras tú estabas ocupado en tu empresa y cuando ella murió, tú aprovechaste la oportunidad para mandarme lejos-Richard se quedó en silencio procesando las palabras de su hija.

-Lo sé, Helena, pero me aleje de ustedes, especialmente de ti, porque no quería que te parecieras a mí. Cuando naciste yo no era nada de lo que soy ahora, hija.-confesó Richard-Estaba hundido en el alcohol y con una empresa en banca rota. El día que tu llegaste a nuestras vidas y pude sostenerte entre mis brazos, lo único que pensé es que no podía ser posible que algo tan hermoso y puro saliera de mí-dijo él con una sonrisa nostálgica.-Desde ese momento supe que tenía que trabajar duro y cambiar para darles lo mejor a ti y a tu madre. Nunca quise hacerte daño y tardé en darme cuenta de lo mucho que te alejé de mí, ahora estás comprometida con un hombre que realmente vale la pena.-Helena bajó la vista y sintió lágrimas en los ojos-Ahora me doy cuenta que eres demasiado parecida a mí, y por eso sólo te diré algo, no trates de encerrarte en ti misma y no alejes a Christopher.

La rubia fresa parpadeó y fijó la vista en su padre, no tenía que ser una genio para saber que esa era la manera de Richard Sanderson de disculparse con ella.

-Te perdono, papá-respondió Helena. Su progenitor sonrió y rompió la distancia entre ambos. Richard abrazó como nunca lo hizo a su hija.

Las cosas comenzaron a mejorar, Helena y Richard trabajaron duro para fortalecer su relación de padre e hija. El magnate pasó todo el tiempo posible a lado de Lena, pues el reciente diagnóstico que su doctor le dio, hizo que el hombre reflexionara y viviera todos los días como si fuera el último.

Los días pasaron volando y en menos de lo que Helena esperó, Chris estaba regresando a casa.

La pelirroja miró varias veces entre la multitud de gente en el aeropuerto hasta que lo vio. Helena sonrió ampliamente y caminó apresurada a su encuentro, Chris dijo caer su equipaje en cuanto observó una cabellera rojiza entre las personas. Lena se lanzó a sus brazos en cuanto estuvo frente a él, sin importarle lo que la gente dijera. El actor la sostuvo fuertemente y la alzó en el aire dando algunas vueltas con ella entre sus brazos.

Helena soltó una pequeña risa y suspiró, habían sido dos meses realmente largos sin la compañía de él. Ni los mensajes de texto, ni las videollamadas se comparaban con tenerlo entre sus brazos.

La pelirroja había contado los días para que él volviera, las veces que tuvo que presentarse en las oficinas de Marvel en Los Ángeles, de repente se vio a sí misma, queriendo huir de ahí, imaginando lo que Chris diría al ver a toda esa gente estirada y con caras largas, y pensar que hasta hace poco ella era así, gris y aburrida, hasta que el destino y un problema en su Visa migratoria hizo que todo diera un giro. Chris había cambiado la vida de Helena en todos los sentidos, él la había pintado en miles de colores en tan poco tiempo.

Chris hundió su cabeza en el cuello de Helena respirando el aroma a vainilla que tanto había extrañado estando fuera. Aunque cada día en Atlanta, trabajó con ánimo, porque finalmente alguien a parte de Dodger, lo esperaba en casa. El rubio estaba loco por Helena Sanderson y lo único que deseaba era hacerla su esposa lo más pronto posible, luego no la dejaría ir nunca.

king of my heart- chris evansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora