i. witch

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Helena suspiró y continuó trabajando arduamente en su ordenador, la rubia fresa acomodó sus gafas sobre el puente de su nariz y siguió enviando algunos correos electrónicos.

Katherine Adams decidió pasarse por la oficina donde suponía que estaría su mejor amiga. La morena, ni siquiera se molestó en llamar a la puerta, simplemente entró como Pedro por su casa. Helena levantó la vista momentáneamente para ver a la persona que había osado entrar sin tocar antes, cuando vio que se trataba de Kat, simplemente ignoró la incomodidad —pues sabía que la latina no tenía ningún respeto por su privacidad— y volvió a centrar su vista en la pantalla de la laptop con la esperanza de avanzar con el trabajo, sin embargo, esa esperanza se fue al caño, pues Kat le cerró de golpe el ordenador.

—¡Oye!— exclamó irritada e incrédula la rubia fresa.

—Son las tres de la tarde y tú ni siquiera has desayunado, mujer— dijo Kat colocando sus brazos en la cintura y Helena rodó los ojos.

—Tengo mucho trabajo que hacer, Kattie— contestó la de ojos miel, haciendo que Katherine soltara un bufido.

—No todo en la vida es trabajo, Lena. Estoy cien por ciento segura que a Feige no le molestará que salgas y comas algo— respondió la latina.

—Oye, soy la vicepresidenta de producción aquí en Marvel Studios y tengo bastante trabajo que hacer ahora mismo con el termino del rodaje de "Endgame", necesito acabar cuanto antes todos los pendientes— aclaró la pelirroja y volvió a abrir la computadora.

—Sólo tienes veintiocho años, Helena— dijo la pelinegra y le arrebató el aparato electrónico a su mejor amiga— Vamos al comedor, sólo serán treinta minutos— le suplicó Kat, Helena frunció los labios y terminó accediendo, pues si no lo hacía, sabía que Katherine se las arreglaría para sacarla de su oficina a si fuera a rastras.

La rubia fresa se levantó de su silla giratoria y caminó a lado de su mejor amiga. Saliendo de las oficinas ejecutivas estaba el gran y famoso set donde se estaban rodando las escenas de la última película de los vengadores. Helena amaba con todo su ser trabajar para la franquicia de súper héroes, aunque debía admitir que su rol, últimamente consistía en encerrarse en la oficina y arreglar miles de pendientes, además tenía sobre sus hombros el peso de aportar más ideas a la cuarta fase del universo cinematográfico de Marvel y es que la junta directiva y ejecutiva de la empresa confiaban cien por ciento en ella y en su capacidad, no en balde había salido con honores de la universidad, después de todo los millones que su padre había invertido en los mejores internados y el arduo trabajo de ella en su campo de estudiante, estaban rindiendo frutos, tan sólo hacía cinco años que se había graduado de la carrera y ahora había sido elegida como la vicepresidenta de producción, la segunda al mando después de Kevin Feige, todo un sueño hecho realidad.

El bullicio de algunas personas la hizo salir de su burbuja de pensamientos, ni siquiera se había fijado en qué momento llegaron al comedor. Estaba lleno de gente del personal administrativo, técnicos y de los mismos actores que encarnaban a los súper héroes. Helena se sintió un poco cohibida entre tantas personas y es que la pelirroja no estaba acostumbrada a convivir ni estar rodeada de tanta gente, ella era más solitaria. Notó que en el camino hacia la fila para servirse comida, varias personas saludaban a Kat, mientras que a ella, algunos la veían con miedo y no era para menos, Helena estaba acostumbrada a recibir ese tipo de miradas, pues ahí todo el personal sabía lo exigente y estricta que era, además que prácticamente no convivía con nadie que no fuera Kat y los estirados ejecutivos, por lo que todos tenían una idea errónea del tipo de persona que era la rubia fresa. Sin duda, todos pensaban que era gruñona y una bruja recién salida del mundo mágico de Oz.

Lena volvió a suspirar y se posicionó en la fila, a su lado se encontraba Katherine ensimismada en la pantalla de su teléfono. Afortunadamente las personas delante de ella comenzaron a avanzar. Cuando llegó su turno de pedir la comida, Lena notó que la mujer encargada de servir se puso demasiado nerviosa y tensa, la rubia fresa se sintió un poco mal consigo misma, era demasiado claro que todo el personal le temía. Pidió unas hamburguesas para ella y Kat, luego de tomar sus bandejas, ambas amigas se dirigieron a la barra de bebidas. 

king of my heart- chris evansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora