vii. new year's day

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Los días previos al último día del año, Chris estuvo más cariñoso de lo normal, el rubio no desaprovechó los momentos en los que podía robarle besos a la pelirroja. Sólo bastaba que Evans mirara a Helena con sus profundos ojos azules para que ella terminara perdiendo el control de todo. 

Cuando estaba con él, todo se pintaba de blanco y negro y ellos parecían estar gritando en colores. 

Ese treinta y uno de diciembre sería la última noche que Helena estaría junto a Chris, antes de que el rubio tuviese que volver a Atlanta el primero de enero para seguir con las grabaciones de Endgame. La familia de Chris tuvo que regresar a Boston antes de tiempo, por lo que esa noche sólo serían ellos dos y Dodger.

La pelirroja trató de no pensar mucho en aquello, aún seguía pareciéndole aterrador lo que comenzaba a sentir cada que Chris estaba cerca y peor aún, lo desesperada que se sentía cuando aquel bromista rubio no merodeaba a su alrededor. 

El pitido de la alarma que puso en el reloj de cocina la hizo salir de su trance. La pelirroja se dirigió al horno y con cuidado sacó el refractario donde reposaba un pay de manzana.

Mientras se enfriaba el postre, Lena aprovechó para sacar los ingredientes y la batidora para hacer un merengue. 

En el umbral de la cocina, Chris miraba a Helena con una sonrisa en su cara, debía admitir que una sensación de felicidad se alojaba en su pecho al tener a la pelirroja ahí, se sentía bien saber que mientras estuviera de viaje, tendría alguien esperando por él en casa. 

La rubia fresa levantó la vista y se topó con Chris mirándola fijamente. Helena se cohibió un poco y apagó la batidora cuando creyó que la mezcla estaba perfecta. Con su dedo índice probó el merengue y al rubio le pareció una acción demasiado sexy.

—¿Puedo probar?—preguntó él rodeando la isla que lo separaba de la rubia fresa. 

Helena asintió y contrario a lo que esperaba, Chris no tomó el tazón con la mezcla, él sostuvo el rostro de ella entre sus grandes manos y a continuación, el rubio delineó descaradamente con su lengua el labio inferior de Lena. Ella abrió los ojos con sorpresa y soltó un jadeo ante la acción de él.

Chris atrapó el labio inferior de Helena entre sus dientes y lo mordisqueó levemente. La pelirroja suspiró y con deseo, ella fue quien juntó su boca con la de él. No sabía qué ocurría con ella, pero cuando se trataba de Chris, no podía controlarse.

El ojiazul rompió el beso gracias a la falta de oxígeno y apoyó su frente contra la de Helena. Si se lo preguntaban, sí, él estaba perdiendo la razón gracias a la pelirroja frente a él. Christopher la estrechó entre sus brazos y recargó su cabeza en el hueco del cuello de ella para aspirar el aroma que desprendía de su piel. Lena cerró los ojos disfrutando de las cosquillas que el aliento y la barba de Chris le producían.

Helena fue la primera en separarse, la pelirroja subió a toda prisa las escaleras y se metió en la habitación de huéspedes en la que se instaló luego de que la familia de Chris se fuera, puede que ella y Evans fuesen más cercanos, pero eso no quitaba que Lena se sintiera más cómoda durmiendo en otra habitación.

Después de darse una ducha, Helena miró las prendas que tenía ya ordenadas en el clóset, aún tenía la mayoría de su ropa en el apartamento en Atlanta, quedó con Kat que en cuanto Chris estuviese allá, ambos se encargarían de empacar algunas de las pertenencias de Lena y enviarlas a Malibú.

Terminó por colocarse un sueter que Carly le regaló en Navidad, Lena decidió dejar su cabello al natural, tomó unos pares de zaoatos de piso negros y optó por aplicar máscara de pestañas y labial.

Bajó las escaleras y vio a Chris recostado en el sillón de la sala de estar viendo una película con Dodger a sus pies. La mascota, se levantó y corrió al encuentro de la pelirroja, meneando la cola, el ojiazul despegó los ojos de la pantalla y observó con detalle a Helena. Se veía como siempre, preciosa y resplandeciente.

La mujer se dirigió a la cocina y comenzó a servir en dos platos el spaghetti a la boloñesa que hizo, Chris, como el caballero que era, tomó ambos platos y los llevó a la sala de estar, Lena tomó dos copas y una botella de vino. Ninguno de los dos tenía un gran plan para la última noche, más que ver películas de Disney y disfrutar la compañía del otro.

Helena se recostó en el pecho de Chris luego de que ambos terminaron de comer y el rubio dejó un beso en la sien de ella. Juntos comenzaron a ver "El rey león" y no pudieron evitar reírse cuando Dodger -que hasta entonces estaba demasiado entretenido mordiendo una carnaza- comenzó a aullar al ritmo de "the lion sleeps tonight". Lena se separó del rubio y acarició al perro. Chris, tomó su celular y sin que ella se diese cuenta, capturó el momento que compartían su mascota y su futura esposa en una foto.

Cuando el reloj dio la medianoche, Chris abrazó a Helena con euforia y después le plantó un beso en la boca lleno de pasión que dejó a la pelirroja suspirando.

Después de una hora, Chris se dio cuenta que Helena estaba completamente dormida sobre su pecho. Con cuidado de no despertarla, se incorporó y luego la tomó en brazos como a un bebé y la llevó hasta la planta de arriba, a su habitación.

Evans depósito su cuerpo con delicadeza sobre el colchón, luego tomó unas mantas del clóset y las colocó encima de ella. Él la miró por un largo rato y luego de dudar, decidió acostarse a su lado. Lena se removió un poco y después se acurrucó sobre el pecho de él. Chris sonrió y la abrazó aún más fuerte sobre sí. Era la primera vez en mucho tiempo que no iniciaba el año solo, él acarició tiernamente el rostro relajado de la pelirroja. Le gustaba Helena, le gustaba demasiado.

La tarde del primero de enero pasó tan rápido como un parpadeo. En menos de lo que Helena imaginó, estaba manejando de vuelta a la casa, luego de dejar a Chris en el aeropuerto. Recordó como minutos atrás él la dejó con las piernas temblando luego de que le dio un beso como de película. Aún podía sentir las manos fuertes de él sosteniendo su cintura.

Lena aparcó el Jeep de Chris en la entrada de la casa y bajó de el. No podía negar que la casa ahora se sentía enorme para ella sola, apenas habían pasado cuarenta y cinco minutos y ella ya estaba extrañando a Christopher.

Al menos no estaría sola, tenía a Dodger y a la encantadora mujer que hacía el aseo en la mansión de Chris, pero eso no quitaba la sensación de vacío, no era posible que en tan poco tiempo se hubiese vuelto tan dependiente de él.

Helena echaría de menos las bromas de Chris, su sonrisa, su estruendosa risa y sus preciosos ojos tan azules como el mar. Debía admitirlo, le encantaba la forma en la que Evans la hacía reír, la manera en la que la besaba, en pocas palabras, le encantaba Chris.

Serían dos meses largos sin él y en sesenta días podía ocurrir cualquier cosa.

king of my heart- chris evansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora