RECUERDOS QUE TRAEN CULPAS
JACKSON
—¿Jack te sucede algo?— Escucho la voz de Dylan entrando al baño de hombres. Iba a decirle que no me sucedía nada, que se quede tranquilo. Pero fui interrumpido por una tercera voz. —¡Hola Ryder! Tanto tiempo, ¿Cómo van las cosas con Samantha? Escuche rumores por ahí.— Musita Thomas con una amplia sonrisa que era notablemente falsa. —Púdrete.— Murmuré para salir del baño hecho furia dejando a un Dylan algo confundido detrás de mi. No presté mucha atención por donde caminaba, ocasionando que me choque con algo, o más bien con alguien. —¿Podrías fijarte por donde rayos caminas?— Solté irritado pero me arrepentí al ver que era Sam con quien había chocado. —Hey... ¿Te encuentras bien?— Preguntó esta viéndome con notable confusión en su rostro. —Te ves tenso...— Murmuró colocando su mano derecha en mi mejilla acariciando esta. —Discúlpame, no te quise hablar así, simplemente estoy algo cansado, eso es todo.— Hablé tratando de formar una sonrisa con mis labios, pero más que eso me salió una mueca. —No te preocupes, todo esta bien, ¿Si?— Hablo ella regalándome una mirada comprensiva. Oh, Samantha, si supieras lo que está pasando, me siento una mierda. Asentí levemente y tomé su mano para después dirigirnos a nuestra próxima y última clase. No fue tan aburrido después de todo, pues era clase de Historia y soy bueno en eso. Las horas pasaron rápido y por fin todos pudimos salir de la escuela. —¿Qué tal si vamos a los bolos? Podríamos jugar unas rondas y de paso almorzamos ahí ya que hoy salimos temprano de la escuela, hace mucho no hacemos una salida.— Propuso mi mejor amigo viéndonos. —Me apunto.— Asiente Bethany con una sonrisa. —Yo igual.— Hablé. —Digo lo mismo.— Musitó Sam. —Espérenme que le aviso a mis padres.— Habló ella nuevamente mientras le enviaba un mensaje a los recién mencionados. Al rato llegamos al lugar, por suerte sólo quedaba a tan solo unas cuadras de la escuela. Nos adentramos a la bolera y junto a Dylan me senté en una mesa mientras las chicas fueron a la recepción para pedir algo de comida y las cosas necesarias para comenzar a jugar. —¿Me vas a decir lo que te sucede?— Insistió mi mejor amigo viéndome. —No me sucede nada Dylan.— Respondí de forma seca. —Oh vamos, te conozco más que nadie, al menos dime cuál fue la razón por la que te tensaste al ver a Thomas y Sabrina hablando.— Dijo viéndome.—Simplemente me sorprendió verlos juntos, ¿Contento?— Mentí rodando mis ojos. —Para nada convencido.— Respondió este negando con su cabeza levemente. Por suerte la charla se tuvo que dar a fin ya que Sophia y Samantha llegaron a nosotros junto a unos batidos con nachos y los famosos tenis que se utilizan para jugar a los bolos. Ya todos listos tomé un poco de mi bebida y me dirigí al bowling tomando una bola para lanzarla con toda mi fuerza dándole inicio al juego, esto me vendría bien para descargarme. —Date por perdedor Ryder.— Habló Samantha llamándome por como lo hacía antes regalándome una sonrisa burlona. —Eso está por verse pequeña Parker.— Dije para tomar otra bola y nuevamente lanzarla por el suelo derribando uno y cada uno de los conos. El juego finalmente llegó a su fin, Samantha y yo quedamos empatados en el primer puesto, Bethany en el segundo y Dylan en el tercero. Los cuatro salimos del lugar y cada uno se dirigió a su casa, cuando llegué a la mía tomé las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta adentrándome en mi hogar. —Hola hijo, ¿Qué tal tu día?— Preguntó mi madre de forma alegre como siempre. —Oh bien, bastante bien, nada nuevo.— Me encogí de hombros dirigiéndome hacia la nevera tomando un cartón de jugo de naranja para después servirmelo en un vaso tomando un poco de este. —Jack me olvidé de contarte, hoy tendremos una cena en la casa de Samantha junto a nuestros vecinos.— Informó a lo que yo casi escupo el líquido que se encontraba ahora mismo en mi boca. —¿Te refieres a Sabrina?— Si, Sabrina es nuestra vecina, pequeño detalle que olvidé contar, lo que sucede es que no siempre vive en aquella casa, viene cada ciertos años. —¿Ella también irá?— Pregunté atónito. —Si, Sabrina tu novia, ¿Que hay de malo con eso?— Preguntó viéndome con notable confusión. —Ex novia.— Corregí. —Terminamos hace mucho tiempo.— Bufé mientras volvía a guardar el cartón de jugo en la nevera. —Es verdad, disculpa, aún no logro acostumbrarme.— Suelta una pequeña risa encogiéndose de hombros. —Hay algo que no entiendo, tiene sentido que hagamos una cena con la familia de Samantha ya que la cuidé por todos estos meses, ¿Pero por qué tenemos que invitar a Sabrina también?— Pregunté cruzándome de brazos. —Pues como ya sabes los padres de ella trabajan demasiado y hoy tenían una reunión muy importante de trabajo por lo tanto me pidieron que la cuide esas horas, así que no me queda otra opción que llevarla a la cena con la familia de Samantha.— Respondió a lo que yo simplemente rodeé los ojos. —No es justo.— Murmuré. —¿A caso pasa algo entre tu y Samantha que yo no sepa?— Preguntó levantando una de sus finas cejas viéndome atentamente. —¿Qué? ¿Entre Samantha y yo? ¿Qué podría pasar?— Hablé algo nervioso mientras me rascaba la nuca. —Mejor me iré a bañar.— Anuncié para después subir las escaleras prácticamente corriendo mientras escuchaba como mi madre soltaba una risa. Me dirigí hacia mi armario tomando de este unos pantalones oscuros junto a una camisa verde esmeralda dejándolos en mi cama para después adentrarme al baño prendiendo el grifo comenzando a darme una ducha. Después de haber pasado el jabón por mi cuerpo y haberme enjuagado mi cabello salí del baño con una toalla envolviendo mi cintura baja y comencé a cambiarme. Me tiré sobre mi cama y me puse a escuchar música mientras revisaba mis redes sociales. Miré por la ventana y el sol ya estaba comenzando a desaparecer, pronto tendría que ir a esa cena, a esa incómoda y aburrida cena, mi madre no tardó en entrar a mi cuarto diciendo que ya nos tendríamos que ir yendo y mi padre ya había vuelto del trabajo, como Sabrina también había llegado así que ya todos estábamos listos. Los cuatro salimos de nuestra casa dirigiéndonos a la de Samantha, mi madre llevaba en sus manos un pastel que ella misma había horneado, nadie me hará cambiar de opinión que cocina como los malditos dioses. Al llegar mi padre dio tres leves golpes a la puerta y esta no tardó en ser abierta por la madre de Samantha —¡Hola! Gracias por venir, pasen por favor.— Habló la recién nombrada de forma amable haciéndose a un lado dándonos acceso al lugar. Una vez adentro todos se fueron al comedor dejándonos solos a Sabrina y a mi en el living. —Thomas me contó que ya eres el novio de Samantha.— Soltó mi ex novia detrás de mí a lo que yo volteé a verla de forma seria. —Si, y si llegas a meterte entre nosotros las pagarás caro, así que cualquier idea malévola que tengas te recomiendo mejor que no la hagas.— Advertí de forma amenazante a lo que ella elevó sus manos con inocencia. —No lo puedo creer, ¡Jackson Ryder se ha enamorado!— Habló colocando una de sus manos en su pecho haciéndose la impresionada. —Oh, pero... ¿Acaso ella sabe cómo comenzó todo?— Me sonrió de forma cínica. —Estas advertida Sabrina.— Musité con frialdad. —Y esas serán mis últimas palabras.— Anuncié para después subir las escaleras hasta la habitación de Samantha, al llegar di unos leves golpes en su puerta y ella abrió viéndome de forma alegre. Quede atónito, estaba realmente preciosa. —Hey.— Musitó sonriente dándome un pequeño beso en mis labios haciéndome entrar a su habitación. —Todos me tomaron por sorpresa hoy, literalmente me acabo de enterar sobre esta cena hace tan solo media hora atrás.— Soltó una risa haciéndome reír también, se dirigió hasta su espejo y yo me acerqué hacia ella abrazándola por detrás mientras apoyaba mi barbilla en su hombro. —Te ves hermosa.— Musité dejando un beso en su mejilla a lo que ella se dió la vuelta observándome. —Tu no te quedas atrás.— Sonrió ampliamente viéndome. —Sabrina está aquí.— Solté de repente. —Si, lo sé.— Hizo una mueca. —Tu madre le contó a la mía que la tuvo que traer ya que sus padres estaban en una reunión de trabajo importante.— Asintió levemente viéndome. —Pero no hay de que preocuparnos Jack, ¿De acuerdo?— Habló tomándome de las manos. —Si estuviéramos preocupados por cada persona que nos quiere separar viviríamos toda nuestra vida angustiados y no vale la pena.— Dijo a lo que yo asentí levemente. —Ahora bajemos y vayamos a esa aburrida cena que surgió de repente.— Habló regalándome una sonrisa divertida a lo que salimos del cuarto tomados de la mano. No puedo no estar preocupado, no después de lo que hice aquella vez.
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Martes 13
Teen FictionMartes trece, día conocido como el de la mala suerte. En donde todo puede suceder de mala manera y de la forma en la que menos te la esperas. Polos totalmente opuestos, tal como el agua y el aceite, definitivamente no los puedes unir. Ella, una chic...