LA MALA SUERTE ME PERSIGUE
JACKSON
Bajé la mirada al escuchar como Samantha había terminado de hablar, no pensaba contradecirle, pues ella tenía razón. Pero si solo supiera, si tan solo supiera que lo hice por nosotros, para que de una vez por todas Sabrina y Thomas se vayan de la escuela y nos dejaran en paz. Se supone que ella nunca se iba a enterar, pero mi ex novia y el ex novio de Samantha me hicieron una mala jugada. Tengo que hacer algo, tengo que lograr que me perdone. ¿Pero cómo? Se ve prácticamente imposible siendo la persona que mas odia y detesta del universo. —Hey Jack, ¿Estás bien? La clase ya ha terminado hace rato.— La voz del profesor se hizo presente en mis oídos mientras que este colocaba su mano derecha en mi hombro. —Oh ni, digo si, lo siento, simplemente estaba perdido en mis pensamientos.— Dije rápidamente para después salir del salón a paso apresurado. Asistí a las demás clases que quedaban del día pero en ninguna prestaba la más mínima atención. Al llegar el horario de salida tomé mi motocicleta para después montarme en esta, hice una mueca al ver como Samantha se iba caminando junto a Peter, recuperarla definitivamente sería algo difícil. Los días siguientes fueron incluso más duros que los anteriores, había intentado de todo para acercarme hacia Samantha. Me aparecía en su camino hacia la escuela, pero ella simplemente al verme tomaba otra avenida. Arrojé las típicas piedras hacia su ventana, pero esta nunca era abierta. Me quedaba esperándola en la puerta del salón cuando terminaba sus clases, pero ella siempre encontraba otra salida. Hacia eso, entre más cosas, pero ninguna de ellas daba resultado. Al llegar a mi destino estacioné mi vehículo y entré a mi hogar soltando un bufido. —¡Hola hijo! ¿Qué tal tu día?— Preguntó mi madre tan alegre como siempre. —Oh pues, de maravilla.— Hablé con sarcasmo. —¿Seguro?— Preguntó de forma dudosa. —Si, mejor olvídalo.— Moví mi cabeza levemente dirigiéndome hacia las escaleras. —¡Oh espera! Casi me olvidaba, hoy tenemos una cena en un restaurante con los Parker, ¡Vístete elegante!— Anunció mi madre a lo que yo volteé mirándola con una sonrisa como la del gato de Alicia en el país de las maravillas. —Pero cuando digo elegante me refiero a que te pongas un traje.— Musitó cruzándose de brazos a lo que yo la mire de forma incrédula. —¿Un traje? !Ni que fuéramos a una boda!— Reproché elevando mis brazos. —O te pones el traje o no vas a la cena, y esas son mis últimas palabras.— Amenazó mi madre para después irse al comedor. Rodeé los ojos terminando de subir las escaleras hacia mi habitación para después entrar en esta. Faltaban algunas horas para la cena así que aproveché y me tomé una ducha, estaba de buen humor, pues la cena de hoy tal vez me sirva para volverme a acercar a Samantha de a poco. Al terminar envolví mi cuerpo en una toalla, me sequé y me dirigí hacia el armario tomando un traje de color negro, para ser más específico era un esmoquin. Sonreí inconscientemente al pensar que Parker también se tendría que vestir elegante, pues ella odia esas cosas. Una vez ya listo me vi en el espejo, nada mal a decir verdad, me peiné un poco mi cabello y me coloqué unos zapatos oscuros que hacían juego con el traje. Para matar el tiempo me distraje haciendo algunas cosas, hablé con Dylan por videollamada, revisé mis redes sociales e incluso hice mis deberes de la escuela con tiempo y no apresurado un día antes de la fecha en la que se entregaba como siempre solía hacer. Mi padre ya había llegado del trabajo y ya se había alistado por lo cual nos encontrábamos en su auto camino al restaurante, el trayecto no fue para nada largo así que ya nos encontrábamos en nuestro destino, al rato llegaron los Parker. Okey, ya sé que antes dije que me sentía feliz de esta cena, pero ahora que lo pienso puede ser un tanto, muy incómoda. —Buenas noches Regina y Michael, gracias por invitarnos a esta cena que seguro será maravillosa.— Agradeció Mónica, la madre de Samantha hacia mis padres, a lo que David hizo lo mismo. Cuando llegó el turno de que Samantha y yo nos saludáramos, ella extendió su mano. —Hola Ryder.— Musitó con frialdad.— —Vamos hija no seas maleducada, ya conoces a Jack, salúdalo como se debe.— Regañó su madre a lo cual ella simplemente rodó sus ojos y se acercó hacia mi dándome un beso en la mejilla. Sonreí de labios ante lo que había sucedido. Todos nos sentamos en una mesa la cual mis padres habían reservado hace unos días y el mesero no tardó en llegar entregándonos el menú. La situación se tornó algo incómoda para mi ya que Samantha estaba sentada en frente mío. Cada uno eligió lo que iba a cenar para después decircelo al mesero. Al rato todos ya nos encontrábamos degustándo la cena. Mis padres junto a los de Samantha hablaban sobre temas laborales mientras que yo me dedicaba a usar mi teléfono sin que mi madre me viese. —Jack y Sam, ¿Podrían ir hacia la recepción y pedir el menú de los postres por favor?— Preguntó Mónica viéndonos de forma amigable. —¿No puede ir Jackson solo? ¿Acaso piensas que se puede perder en el camino?— Preguntó la rubia elevando unas de sus cejas a lo que su madre la miro de forma amenazante. —Esta bien.— Bufó poniéndose de pie a lo que yo también lo hice y comenzamos a ir hacia el lugar indicado. El ambiente estaba silencioso, ninguno de los dos pensaba en decir alguna palabra. —Disculpe, ¿Nos podría dar el menú de los postres?— Preguntó ella hacia un chico que aparentaba de unos tres o cuatro años mayor que nosotros. —Claro bonita, ya mismo te lo traigo.— Respondió este a lo que Samantha asintió levemente y yo miré al chico con notable confusión. En seguida volvió con lo pedido en sus manos junto a un pequeño papel en su mano izquierda, levanté unas de mis cejas al notar esto. —Toma, aquí esta.— Habló entregándole el menú para después tomar su mano de forma leve entregándole aquel pequeño papel a lo que ella lo miró algo desconcertada. —Es mi número, llámame cuando quieras princesa.— Habló de forma coqueta acariciando su mano a lo que yo me tensé. —Su-suéltame.— Tartamudeó ella, pero el chico hizo caso omiso. —¿No haz escuchado idiota? Dijo que la sueltes.— Lo miré con furia para después separar su mano de la de ella. —¿Y quién te crees tú para darme órdenes a mi niñato?— Preguntó este cruzándose de brazos. —Su novio.— Respondí firme pasando mi brazo por la cintura de Samantha apegándola a mi a lo que ella me miró de manera neutra. —Y si nos disculpas, ya nos vamos.— Musité con aires de victoria tomando con mi otra mano el menú dirigiéndonos hacia nuestra mesa, pero repentinamente Samantha se separó de mi de forma brusca. —¿Qué es lo que te sucede? ¿Acaso me acaba de hacer una escena de celos?— Musitó cruzándose de brazos mientras me miraba con una de sus cejas alzadas en busca de una respuesta. —¿Qué es lo que hago? ¡Samantha prácticamente ese tipo se te estaba tirando encima! No podía quedarme quieto en mi lugar simulando como si nada pasara.— Respondí de manera obvia. —¿Y tu qué sabes si yo no quería el número de ese chico? Se veía amigable, hubiera sido interesante en algún futuro volvérmelo a cruzar y tener una charla con él.— Reprochó con seriedad. —Pues déjame decirte que tu cara de incomodidad no decía lo mismo.— Reí con notable falsedad. —Además se notaba que ese chico era mayor y aprovechador.— Hablé tambien cruzándome de brazos. —Eso a ti no te importa y no te interesa en lo absoluto.— Escupió enojada. —Me importa.— Hablé dando un paso hacia ella. —Y me interesa todo lo que tenga que ver contigo.— Musité dando otro paso acercándome aún más a ella. —No te corresponde ya que para mi no eres nadie en mi vida.— Negó con frialdad. —¿Estás segura de eso pequeña Parker? Porque déjame decirte que tu boca dice una cosa, pero tu corazón siente otra.— Hablé pasando mi mirada de sus ojos hacia sus labios, sonreí al notar que la había puesto nerviosa. —¿Chicos sucede algo? ¿Por qué tardan tanto?— La voz de mi madre se hizo presente entre nosotros a lo que Samantha se separó rápidamente de mi. —Oh, es que... Se habían acabado los menús y pues el chico de la recepción nos tuvo que ir a buscar uno.— Mintió la recién nombrada a lo que mi madre asintió no muy convencida. —Esta bien, pero acérquense, hay algo que les debemos contar.— Nos regaló una sonrisa de labios para después darse la vuelta e irse a lo que Samantha y yo la seguimos. Una vez ya todos otra vez en la mesa la madre de Samantha comenzó a Hablar. —Bueno como ustedes saben, las pequeñas vacaciones se acercan.— Dijo Mónica. —Por lo tanto se nos ocurrió una idea.— Habló esta vez David. —Una gran idea.— Musitó mi madre con emoción. —Pueden ya decirnos lo que ocurre y terminar con tanto suspenso?— Me quejé acomodándome en mi lugar. —¡Entonces llegamos a la conclusión que nos encantaría ir de vacaciones a México todos juntos!— Celebró mi padre a lo que Samantha y yo los miramos asustados. —!¿QUÉ?!— Maldita sea, esto traerá problemas, demasiados problemas.
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Martes 13
Teen FictionMartes trece, día conocido como el de la mala suerte. En donde todo puede suceder de mala manera y de la forma en la que menos te la esperas. Polos totalmente opuestos, tal como el agua y el aceite, definitivamente no los puedes unir. Ella, una chic...