7. Comenzar a caer

2K 164 13
                                    

- Samantha - Flavio habló fuerte desde el otro extremo del pasillo, para que la chica que corría a encerrarse en su habitación lo oyera - Samantha, espera.

Ella no escuchaba, solo quería cruzar los metros que la separaban de su habitación y no salir de allí en lo que quedaba del día.

Nunca creyó que Lucas fuera el amor de su vida, lo quería mucho sí, pero no lo era.

Una vez, hace varios meses, tuvo una conversación con su madre sobre el tema.

- ¿Cómo sabes que alguien es el amor de tu vida? - preguntó repentinamente mientras estaban sentadas en su cama, conversando sobre la vida.

- ¿Cómo? - su madre la miró extrañada, a veces Samantha podía hacer preguntas muy profundas en un momento cualquiera.

- Estaba pensando en ello - le dijo mientras tomaba un pintauñas de color negro - ¿cómo... cómo que sabes si estas enamorado de alguien a tal nivel que crees que es para siempre?

Su madre se la quedó mirando.

- Pues... no lo sé, no creo que haya una respuesta para eso - dijo finalmente, mirando como Samantha comenzaba a pintarse una de sus manos - creo que simplemente lo sabes, y no puedes saberlo hasta que conoces a esa persona.

- Como un orgasmo - dijo Samantha - que sólo puedes saber lo que es cuando tienes el primero, y aunque nunca hayas tenido uno en ese momento sabes perfectamente cómo se siente.

Su madre soltó una carcajada, le gustaba hablar tan abiertamente sobre esos temas con su hija y naturalizarlos, era una de las cosas que hacía que su vínculo fuera tan especial.

- Es una buena comparación - su madre asentía mientras buscaba entre las cosas de Samantha otro pintauñas para ella - supongo que sí, que es así, ¿por que lo preguntas?

Samantha se encogió de hombros y siguió concentrándose en su pulso.

Llevaba en ese momento ocho meses junto a Lucas, y las cosas iban bien. Lo quería y él la quería a ella, pero no sentía ninguna conexión especial y de otro mundo como prometían las películas. Y ya no era una adolescente, tenía veinticinco años y estaba a poco de cumplir los veintiséis, era lo suficientemente madura para saber si alguien era el amor de su vida o no.

- ¿Estáis teniendo problemas Lucas y tu? - su madre se decidió por un color rosa fuerte.

- No, no es eso, simplemente quería saberlo porque quizás Lucas sea el mio y no me estoy dando cuenta.

- Yo creo que si lo fuera no me estarías preguntando eso - rió - yo supe que tu padre era el amor de mi vida cuando le dio un ataque de risa por una gilipollez mientras cenábamos y yo no podía dejar de mirarlo y sonreír también, llevábamos poco tiempo saliendo, quizás meses, pero lo supe.

Su madre no levantaba la vista pero sonreía ante el recuerdo.

Él había fallecido cuando ella apenas tenía dos años, pero su madre se lo había contado todo sobre él y era como si lo tuviera con ella siempre, hasta podía llegar a sentir todo el amor que sus padres se tenían.

- ¿No crees que sólo fue que se te contagió la risa? - bromeó Samantha.

- No... fue más que eso, de todas formas cuando encuentres al amor de tu vida vas a darte cuenta siempre, no te preocupes - le respondió - cuando le veas dormir, cuando le oigas hablar, cuando le tomes de la mano... no lo sé.

- Es como enamorarte de la misma persona todos los días.

- Exacto.

Su madre levantó la vista para sonreírle y luego volvió a bajarla para seguir pintando su otra mano.

Plumas blancas [ flamantha ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora