Plumas blancas [ flamantha ]

24. Color café

- Fla, tienes listo el café - escuchó a Samantha gritar desde la cocina.

Flavio estaba parado en medio de su habitación, apenas había alcanzado a colocarse los pantalones del pijama luego de la ducha caliente que se había dado cuando tomó su teléfono para verificar la hora y se encontró con la última notificación que creería que se aparecería ante sus ojos.

Una llamada perdida, de ella.

De aquella persona que había tratado de enterrar por tantos meses, aquellos recuerdos teñidos de dolor que tanto le había costado olvidar.

- ¿Que tal el día? - Flavio dejó un dulce beso en la boca de Luna en cuanto ella ingresó a su casa, sin saber que sería el último.

- Cansada - respondió la chica mientras arrojaba su bolso en el sofá de Flavio con toda la confianza que da llevar dos años y medio de relación - me he pasado la mañana en casa de Paula estudiando para el examen.

- ¿Como lo lleváis? - preguntó Flavio mientras se sentaba en el sofá, tomando el bolso de la chica y dejándolo a un lado para que ella pudiese sentarse junto a él.

- Bien, creo... bueno, espero que bien, no lo se - Luna tomó su largo cabello castaño y lo recogió en una coleta alta y desordenada, a Flavio le gustaba mucho cuando se hacía esos peinados porque estaba guapa sin siquiera intentarlo.

- Seguro que va bien - dijo sonriendo al ver que la chica se sentaba a su lado, muy pegada a él, para dejarse caer sobre su cuerpo y descansar su cabeza en el hombro del chico.

- ¿Y tu? ¿Los exámenes? - le preguntó ella, a Flavio le quedaba muy poco para acabar la carrera, si tenía suerte en algunos meses comenzaría las prácticas.

- No me han dicho la fecha aún pero espero que pronto - respondió pasando un brazo por detrás de su espalda para atraerla más hacia él - ¿vamos a cenar fuera esta noche?

Eran las seis y Flavio tenía ganas de que hicieran algo juntos, Luna estaba muy ocupada ese último tiempo por los exámenes y casi no habían podido salir mucho, o verse tanto como antes.

Notó como la chica se tensaba un poco bajo su agarre pero no le dio importancia.

- Hoy no puedo, he quedado para volver a casa de Paula - le dijo sin mirarlo a la cara.

- ¿Otra vez? - se extrañó él, la chica había pasado la mañana allí y el examen ni siquiera estaba cerca.

- Sí, le he prometido ayudarla - le dijo, aún con la mirada baja - no entiende los temas y está un poco agobiada.

- Vale - aceptó Flavio - ¿y mañana? hace mucho que no salimos, o al menos si no quieres salir puedes venir que te cocino algo rico y te quedas en casa a dormir, ¿quieres?

Su novia respiró hondo y se levantó del sofá, caminando hacia la cocina.

- No lo se, Fla - le dijo y la vio desaparecer por la puerta de la cocina.

Flavio escuchó el ruido del cajón de los vasos y luego el agua corriendo, y a los pocos minutos la chica regresó a la sala con un vaso de agua en la mano, aunque no volvió a sentarse en el sofá, simplemente se quedó parada allí en medio.

- ¿Está todo bien? - preguntó él, poniéndose de pie también para acercase a ella - llevas unos días... bueno, llevas un tiempo como rara.

- Está todo bien - respondió y bebió del vaso, tenía la mirada perdida en otro sitio, y aunque no estaba mirándole a él, Flavio notó que tenía los ojos llorosos.