11. Impulsos

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- ¿Estás nervioso? - le preguntó Samantha cuando el chico regresó a la habitación luego de haber ido a buscar el móvil que utilizarían para tomar las fotos y la llave de la oficina del doctor Riviera.

Flavio la había pedido con la excusa de buscar una documentación relacionada a Samantha que se había olvidado de retirar la enfermera del turno matutino.

- Voy a imaginar que estoy en una película de espías - respondió intentando ser gracioso.

- Dudo mucho de que los espías vayan por ahí vestidos de enfermeros - Samantha se puso de pie a su lado, ella debía vigilar el pasillo por si alguien decidía entrar a la oficina mientras Flavio estaba dentro.

- Bueno, creo que si fuera por ahí con otro tipo de vestimenta sería mas sospechoso, ¿no? por lo que el traje de enfermero es el mejor camuflaje.

- Que listo eres - respondió Samantha, mientras le daba una mirada de abajo hacia arriba - además yo voto que sí al traje de enfermero, te queda bien.

Ya no tenía que intentar conquistarlo, ese plan inicial estaba dado de baja ya, pero esos comentarios le salían sin pensárselo dos veces.

Le gustaba como le quedaba, sobre todo en la parte trasera.

- Algún día te lo presto - bromeó él - hoy tienes que fingir ser paciente, mañana enfermera.

- Vale - Samantha sonrió, se estaban llevando muy bien, mejor de lo que ella hubiese esperado nunca.

Flavio la ayudaba y lo hacía por pura bondad, no le había dado tiempo a enamorarlo como inicialmente quería y aún así iba a meterse a la oficina del doctor Riviera para tener las pruebas que necesitaba para salir de allí.

- ¿De verdad quieres hacer esto? - le preguntó como por milésima vez en lo que iba del día.

Eran las diez, Samantha había cenado lo más rápido que había podido para regresar cuando antes a su habitación y llevar a cabo lo que iban a hacer.

- Que sí, Samantha, que me lo has preguntado un millón de veces - se acercó a ella y puso ambas manos en sus hombros para agitarla hacia delante y hacia atrás haciendo que se destensara - voy a entrar, buscar algo que nos confirme tu teoría de los pagos y salir de allí, no nos verá nadie.

- Bueno - Samantha sentía las cálidas manos del chico sobre su cuerpo y se sentía un poco más segura - pero recuerda que es solo eso, una teoría, y si no encuentras nada sal de allí lo antes posible.

- Lo haré.

Se acercó a ella y le dejó un beso en lo alto de la cabeza, cosa que la sorprendió.

Las pocas veces que habían tenido contacto estrecho había sido por su parte, porque ella lo abrazaba y el acababa por responder al abrazo, pero ésta era la primera vez que el decidía acercarse.

Quizás era porque había dejado de verla como una paciente, como alguien herido a quien debía cuidar, y estaba empezando a verla como una compañera.

A Samantha le gustaba que al menos una persona en aquella clínica la viese y la tratase como verdaderamente era, como la trataban todos hasta hace unos meses.

Flavio tocó su bolsillo delantero para comprobar que el móvil estaba allí y salieron de la habitación.

La oficina del doctor Riviera estaba al final del pasillo a la derecha, con el resto de las otras salas. No dejaba sus pertenencias personales allí cuando se iba, por lo que encontrar una agenda o cualquier documentación personal estaba fuera de las posibilidades, pero el ordenador que le pertenecía a la clínica y que utilizaba mientras estaba allí sí estaba a su disposición.

Plumas blancas [ flamantha ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora