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Heimdall se sentía entumecido. Tenía emociones encontradas y además de todo,una asistente social iba a venir pronto a hacer una evaluación de su rendimiento como tutor. No estaba mentalmente preparado para eso, siempre que venían intentaban destrozarlo mentalmente para quitarle a la niña,lo creían incapaz y si acaso la trabajadora social era blanca sería peor,sabía que donde él vivía el racismo era algo que estaba a flor de piel,ya le había dicho una de las trabajadoras sociales que lo único malo que veía en la casa y vida de la niña era que un negro como él la criara. La última vez había ayudado que Amora dijera ser su novia. Era horrible pero Heimdall estaba acostumbrado a escuchar esas cosas siempre.

Tony no le había permitido renunciar,lo había enviado a casa con unas supuestas "vacaciones" para que aclarara su mente. Sif aún estaba dolida,lo notaba en sus ojos. No hablaban mucho,no hacían demasiado juntos tampoco,ambos intentaban acallar sus propios dolores. Heimdall no quería pensar lo que Tony había dicho,que Sif fuera una adolescente no significaba que fuera exagerada o melodramática,tenía sus maneras de sentir. Heimdall no iba a pedirle ayuda a nadie,enfrentaría a esa mujer solo,había sido así los últimos años y podía seguir siéndolo.

Cuando finalmente llegó el día, Heimdall era un manojo de nervios,pero lo manejo lo mejor posible. Los golpes en la puerta se oyeron a las once de la mañana,ni un minuto más ni un minuto menos y el moreno sabía que no debía hacerlos esperar nada. Apenas abrió la puerta vio la expresión disgustada de la mujer que podría ser su madre agriarse más aún al verlo. Reviso sus documentos y miro nuevamente el número de la casa antes de mirar al hombre nuevamente.

—Señor Heimdall Ymirson,¿Cierto?—pregunto ella con claro gesto de repugnancia—

Heimdall suspiro internamente, preparándose para todo el desprecio que tendría que soportar en la próxima hora.

—Exactamente, usted debe ser la trabajadora social,¿Correcto?

La mujer no respondió,solo entro en la casa,ya anotando cosas en su libreta. Heimdall cerro la puerta con suavidad y espero a que ella levantará los ojos para ofrecerle ir a la cocina. La mujer nuevamente no respondió solo se dirigió hacia allí,siendo guiada por el moreno.

—Hagame el favor de llamar a la niña,si es que puede.

—Por supuesto,me tomara un momento.

Heimdall abandono lentamente la habitación,pero en cuanto salió de la mirada acusadora corrió a buscar a Sif. Había aprendido con el paso de los años a comportarse alrededor de la gente que venía específicamente a juzgarlo. Sif bajo desanimada pero fingiendolo bastante bien, siempre había sabido cómo actuar. La mujer echó a Heimdall en cuanto Sif apareció en su radar y estuvo el resto de la hora con ella, seguramente intentando sacarle información.

Cuando la mujer acabo,salió de la casa sin despedirse. Sif quizás había abierto la boca de más,se lo dijo. Eso preocupaba a Heimdall,que le había dicho,que le había dado a entender. Cuando el ocaso termino y Sif se hallaba en su habitación estudiando,los golpes se escucharon nuevamente en la puerta,solo que esta vez él no esperaba a nadie. Fue a abrir la puerta emocionado,su corazón aún esperaba a Loki,pero se sereno antes de mover la puerta,eso no pasaría,no era tan fácil borrar ese error. Exhalando fuertemente,abrió la puerta cuando nuevamente fue golpeada. Con una sonrisa arrogante se hallaba Amora al otro lado de la puerta y Heimdall tuvo la imperiosa necesidad de cubrirse a si mismo,a pesar de estar perfectamente vestido,aún así no cedió a eso.

—No cierres la puerta,cariño,lo que vengo a decirte te interesa mucho.

—¿Que quieres,Amora?—ella expuso su labio inferior,en señal de tristeza—

—Oh,cariño,—Amora se movió como una pantera hasta que enlazar sus brazos detrás de su cuello,pegando su cuerpo contra el de él—¿Le hablas así a la persona que puede salvar a tu pequeña sabandija que llamas hermana? ¿Hum?

Heimdall se movió hacia atrás, arrastrándola con él y cerrando la puerta en el proceso.

—¡Sueltame!—gruño él mientras intentaba quitar sus brazos de su cuello—

—Chst,chst,chst, cuidado de como me hablas, querido.

Ella lo soltó entonces y se dirigió a la sala,con su andar sensual que solo repugnaba a Heimdall. Sif asomo su cabeza por la escalera,se había alarmado por el gruñido de su hermano y ahora no veía exactamente cual era el problema,ya que solo veía al moreno.

—Ve a tu habitación,esto no es de tu incumbencia,Sif.

Sif no se vio muy convencida de eso pero no estaba en ánimos de discutir con su hermano,así que hizo lo que le mandaron. Heimdall se pasó una mano por las rastas antes de suspirar y seguir a Amora. Ella se había sentado en el sofá, sacándose el abrigo largo que tenía cuando estaba de pie en la puerta y ahora dejaba a la vista un vestido verde y negro que se entallaba a su curvilínea figura. Heimdall sabía que ella era una belleza para cualquiera, excepto para él. Y ella lo estaba mirando sin fingir,lo queria,lo veía en sus ojos,y estaba segura de que iba a tenerlo. Cuando Heimdall se sentó,se sentó lejos de ella pero su mirada le dio una orden y se sentó en el sofá, donde cabían en realidad tres personas. Amora busco en su abrigo cuando él acabo de sentarse y saco un block de hojas que se le hizo familiar.

—¿Sabes que es esto,amor?—Heimdall la miro seriamente pero no respondió—Es la libreta de Karnilla,la asistente social que vino a verte hoy…Sabes que tengo conexiones en todas partes,Heim,no debe sorprenderte. Veamos que escribió de su visita…—dijo con una sonrisa mientras abría el block—Hmmm,"desprolijo hombre negro","la adolescente se ve deprimida","sin interés de hablar,sin energia","la niña no sabe que hacer en su futuro,sin duda una mala orientación de crianza","la niña habla de los quehaceres que hace cada día,son extenuantes y su tutor no ayuda en ninguno"," abuso doméstico explicaría la depresión de la niña","el hombre no es apto para continuar la crianza de la adolescente"…¿Quieres que siga leyendo?—pregunto Amora levantando la vista para ver el dolor en los ojos ámbar—

—No,no leas más,por favor.—Heimdall se tallo el rostro con las manos, frustrado—Ya dime que quieres,no vienes aquí siendo amable,jamás das algo sin esperar algo a cambio.

Amora sonrió y se acerco al moreno sobre el sillón.

—Me conoces tan bien,—murmuro mientras lo tomaba de la barbilla—eso me encanta. Sabes lo que quiero, siempre lo supiste,me he degradado lo suficiente y no he recibido nada a cambio,ahora estás en mis manos.

—¿Que quieres de mí?—murmuro él,con la voz atascada en la garganta mientras ella se sentaba sobre sus piernas—

—Quiero que seas mío,que hagas lo que te digo,intenté ser amable todos estos años, Heimdall,pero no me dejas opción. Accede a lo que quiero o juro que voy a complicar tu vida tanto,primero haré que te quiten a la niña, luego seguiré con lo que más te duela. Solo tienes una opción,si eres inteligente.

Y ella lo beso. Allí tenía que responderle,sabía que no tendría voz ni voto con Amora,que sería su juguete,su capricho hasta que se hartara de él,no habría fidelidad y no tendría derecho a replica…

Heimdall correspondió el beso de Amora.

Roulette   •Heimfrost•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora